Un pequeño salón, ricamente decorado, alfombras, tapices,
candelabros de plata, estatuas. En el centro una mesa de caoba, varias figuras
se sientan a su alrededor, juegan a las cartas, como excusa para hablar.
- Lady Gordinfler, me alegra que hayáis retomado nuestras
partidas de bridge, ¿el té está a vuestro gusto?-
- Si Lord Tolben, está perfecto. Estoy algo alterada viejos
amigos, desde esos robos por el vecindario, estamos algo intranquilos.-
Una joven con mirada altiva deja una carta.
- Milady, es una terrible experiencia por la que habéis
pasado, con toda esa chusma entrando y saliendo de vuestra casa, no quiero ni
pensarlo, seguro que os han dejado todo lleno de porquería. Escuché que la
famosa Lady Stronghand recuperó gran parte de vuestras posesiones.-
- Si querida Melissa, así es, gracias a Lady Stronghand
recuperamos parte de nuestro modesto patrimonio, pero sigo intranquila, con
todos los medios que puse y aún así, lograron entrar en mi dormitorio, y a
pesar de mi ligerísimo sueño, no me enteré de nada.-
Las elegantes personas sentadas a la mesa están muy serias,
preocupadas, repentinamente una mujer entrada en años, elegante, rompe el
silencio:
- Lady Gordinfler, espero que estéis más tranquila por la
acción de Lady Stronghand, he oído rumores interesantes...-
Toda la mesa queda expectante mirándola.
- Por favor, Lady Sumilla, vuestra información siempre es de
lo mejor que escuchamos en estas partidas, contadnos.-
- Veréis, he oído que el nuevo Lord de Darkplains anda muy corto
de fondos, y dado su oscuro pasado, se dice que el estuvo detrás de esos
eficaces robos, para poder pagar deudas y reconstruir esa ruina que ha
comprado.-
La mesa se agita, otra mujer se abanica con nerviosismo:
- Mis señores, ese asqueroso elfo tiene una terrible
reputación, pero escuché que estaba con Lady Stronghand fuera de la ciudad
cuando se dieron los robos...-
- La coartada perfecta.-
Todos los asistentes asienten.
- Yo sé que ese tal 'Lord Hook' es un viejo amigo de Lady
Stronghand, ¿quién nos dice que Lady Stronghand no le ha encubierto por su
vieja amistad? Sólo recuperó parte del botín, puede que dejara el resto a su
viejo amigo para ayudarle...-
Varios asistentes asienten, otros dudan, alguno niega con la
cabeza. Los cuchicheos, hipótesis y rumores se suceden durante toda la velada.
Finalmente las visitas se despiden
cordialmente. La elegante anciana sube a una calesa que parte con rapidez,
hasta alcanzar una pequeña plaza, es noche cerrada. La noble dama da unos
golpes en el techo.
- ¡Cochero! me bajo aquí, quiero caminar un poco.-
La calesa se para con suavidad, el cochero abre la puerta a
la dama.
- ¿Echtáich chegura Milady? Ech tarde, no quichiera que och ocurriera nada malo.-
- No te preocupes Jefrey, estamos a dos pasos de casa, vete
a descansar.-
La calesa se marcha por una de las calles que dan a la
pequeña plaza. Una oscura niebla se arremolina cerca de la noble dama, una
grave voz resuena por toda la pequeña plaza.
- Hermano, bonito traje.-
- Je, je, je, si, bueno, Lady Sumilla fue muy amable al
prestármelo y quedó muy dormidita.-
- ¿Cómo ha ido?-
La elegante mujer cambia repentinamente de forma, el
elegante traje queda en el suelo, una enorme figura equina queda encima.
- Bien hermanito, todo bien, parece que los nobles empiezan
a sospechar del elfo, y de paso de nuestra amiga. Claro, que Lady Sumilla deje
caer sus sospechas, parece que ayuda a fomentar ciertos rumores...-
- Ja, ja, ja, ¡qué bueno! Creo que arrancaremos una sonrisa
a Legnar con ésto.-
- Sin duda, sin duda, pero creo que deberíamos insistir un
poco en el tema, creo que aún no les hemos convencido del todo de la clarísima
culpabilidad del Lord de Darkplains.-
La segunda figura esboza una sonrisa y agita ligeramente la
cabeza.
- ¿Y que sugieres?-
- Bueno yo pensaba en tomar algunas cosas prestadas de algún
templo, en forma de elfo, naturalmente.-
- Naturalmente, je, je, je, es una buena idea, pero quizás
algo más de sutileza.-
- Ja, ja, ja, puede que tengas razón hermano.-
- ¿Y no necesitabas una alfombra?-
- ¡Ah! es cierto, la alfombra, ya lo había olvidado, pues
mira aprovechando que alguien haga una donación para nuestro Señor.-
- No hermanito, 'alguien' no, tengo una idea mejor.-
- ¿En qué estás pensando?-
- Bueno, se me ha ocurrido, que como el Lord mandará a los
cuatro a hacer de las suyas, podemos aprovechar el momento para requisar la
alfombra de un sitio más interesante.-
- Suena bien, cuéntame, cuéntame...-
Las dos enormes figuras equinas ascienden lentamente sobre
los tejados, en la oscuridad de la noche la ciudad duerme, la luna brilla. Sus
cálidas voces se alejan entre risas...
1 comentario:
Malditos esperpentos equinos.
A la fabrica de pegamento les voy a invitar...
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