jueves, 3 de julio de 2014

LOS CUATRO

Cuatro figuras caminan por oscuras callejuelas, por todas partes hay restos de hombres-pez muertos y signos de encarnizadas luchas recientes. Un anciano se acerca apoyado en un bastón.

- Señores, demen argo, los demonios del mar mataron a mis hijos y...-

La figura más alta se acerca, su parda capa ondea ligeramente, soltando restos de polvo.

- Aparta viejo, tenemos prisa.-

- Pero señor, sólo unos cobres...-

Se escucha un fuerte crujido, el anciano cae inerte al suelo con un golpe seco, las tres figuras que quedaron unos pasos por detrás ríen. La más alta se gira.

- Vamos-

Continúan andando con tranquilidad por pequeñas y oscuras callejuelas.

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Una pequeña y mal iluminada taberna, un humano delgado, desaliñado se encuentra sentado en una oscura esquina, bebe con tranquilidad, cuando tres tipos que no han dejado de mirarle desde que se sentó, se le acercan. Uno de ellos toma su vaso y bebe, después sonríe:

- Buenas noches caballero, gracias por la copa. No hemos podido evitar apreciar que pagáis con buen oro y portáis una bolsa bien llena. Aquí mis colegas y yo nos preguntábamos si nos invitaría a unas rondas.-

El pequeño y delgado humano mira a los ojos a su interlocutor y sonríe:

- Tommy 'El educado', es un honor conocerte, aunque tu alma está podrida, muy podrida. Y tus amigos, mmm, si, sin duda son Lemar 'El puñales' experto en las certeras puñaladas por la espalda y Gorkur el afamado semiorco, fuerte e intimidante. Se supone que os debo temer ¿no?-

Los tres retorcidos personajes parecen desconcertados, se miran entre sí y llevan sus manos a las empuñaduras de sus armas con desconfianza.

- Tranquilos, tranquilos muchachos, no pertenezco a la guardia, sentaos y bebed conmigo, tengo algo interesante que proponer, a gente inteligente y con ganas de ganar, como dijisteis, si, 'buen oro'.-

El enjuto humano acompaña sus palabras tirando una bolsa sobre la pequeña mesa, que tintinea, la codicia se refleja en los ojos de los tres matones, que se sientan intrigados, sin soltar sus armas. El enorme semiorco comienza a contar monedas, despacio. El humano de pelo rizado comienza a hablar, parece tranquilo, pero se adivina su desconfianza:

- Bueno caballero, veo que ahora hablamos el mismo idioma, pero estoy intrigado ¿cómo nos conocéis?-

- Bueno he preguntado por ahí, por personas discretas y eficaces, y vuestros nombres surgieron...-

- ¿Y en qué podemos serviros caballero?-

La pequeña figura se recuesta con tranquilidad, cruzando los brazos:

- Bueno, es un trabajo muy sencillo y bien remunerado Tommy, digamos 500 piezas para cada uno de vosotros, con la mitad por adelantado, por supuesto.-

Los tres matones se miran entre sí, la codicia está escrita en sus ojos, es mucho oro. Habla Gorkur:

- ...dieciséis, diecisiete...¿500?- Sonríe y deja las monedas que estaba contando.

- ¿Y de qué se trata caballero? Nadie paga tanto por un trabajo sencillo.-

- Bueno es sencillo, pero puede traer algunos problemas, de ahí la suma. Mi Señor necesita estropear un poco la fama de cierta reputada heroína, tan solo debéis tomar estas libreas e intimidar a ciertas personas, cobrando por su protección...-

- No parece complicado, ¿qué pensáis muchachos?-

- Gorkur no fía de pequeño humano misterioso ¿por qué no le atizamos y nos llevamos su oro  ahora?-

El pequeño humano deja el modesto vaso en la mesa, y se incorpora mirando fijamente a la enorme criatura. Sus ojos se tornan por un momento de un fuerte color azul.

- Bueno...si podríais joven Gorkur, pero para eso tendrías que poder moverte y ¿no puedes moverte verdad?-

El semiorco empalidece y se queda como una estatua, babea ligeramente y sus ojos reflejan rabia. El hombre de los rizos parece inquieto y desenvaina una espada corta con rapidez:

- Milord, os ruego que liberéis a mi amigo, o me veré obligado a haceros una nueva sonrisa.-

- Puedes intentarlo muchacho, pero así no cobraréis una bonita suma, con el consiguiente riesgo de salir vivos o no de este tugurio.-

- Veo que empleáis magia, pero somos dos ¿cómo nos pararéis a los dos?-

- Yo no os pararé, desde luego no soy rival para vosotros, ellos lo harán...-

La pequeña figura hace un ligero gesto hacia la barra, cuatro enormes figuras se levantan despacio, dejando sus bebidas. Totalmente cubiertos por unas largas capas pardas de viaje, llenas de polvo. Tommy valora la situación, no le gustan los encapuchados ni su tamaño, no le gusta el tipo que tiene delante, pero un sexto sentido le dice que es mejor aceptar el oro, se vuelve a sentar riendo y enfundando su espada rápidamente.

- Caballero, sólo era una pequeña hipótesis, mis disculpas, no pretendíamos robaros, creo que bien mirado aceptaremos ese oro, ¿verdad muchachos?-

Su compañero asiente y el semiorco queda liberado sujetándose la garganta.

- Ugh, si buen negocio.-

- Bien muchachos, ahora aclarados estos asuntos, dejadme por favor, he de hablar con esos caballeros.-

Los tres matones salen con prisas del pequeño tugurio. Las cuatro figuras encapuchadas se acercan despacio a la pequeña mesa, quedando de pie delante, en silencio. El más alto, bajo la capucha se ven unos viejos bigotes, se adelanta un paso. En la oscuridad de la taberna sólo se aprecia su mentón, mal afeitado, con algunas canas. Una voz grave, que parece enfriar el ambiente surge bajo la capucha:

- ¿En qué podemos ayudar Milord?-

- Señores, cuanto tiempo sin veros, veo que mantenéis la vieja indumentaria. Bueno, se trata de un trabajo delicado, seguid a esos tres, no los perdáis, cuando comiencen a visitar ciertas casas y comercios con las libreas que les acabo de dar, entrad tras ellos, con las mismas libreas y requisad cualquier cosa, por la fuerza de la intimidación, todo lo que requiséis debéis dejarlo aquí.-

Un suave pergamino queda extendido sobre la mesa. Las cuatro figuras miran con atención y asienten.-

- ¿Y después?-

- ¿Después? Si, haced lo que mejor hacéis, pero dejad que llegue la guardia primero, cuando se lleven a unos cuantos para interrogarlos, entonces podéis divertiros un poco allí, sed rápidos, en poco tiempo tenéis que salir de allí, ¿entendido?-

Las cuatro figuras se miran entre si, sonríen, aunque parecen algo decepcionadas.

- Si, lamento que sea menos de lo que esperabais, pero hacedlo así, ya habrá mejores momentos, descuidad.-

- ¿Y la mujer?-

El pequeño humano sonríe:

- La mujer puede suponer un problema serio, haced lo que os he dicho, después dadle mis recuerdos.-

Las cuatro figuras sonríen satisfechas.

- Milord, la gente poderosa confía demasiado en sus capacidades, dejadlo de nuestra cuenta. ¿La queréis viva?-

La pequeña figura parece meditar un instante, da un largo trago y levanta la vista, sus ojos son de un azul sobrenatural, parecen dos topacios recién pulidos.

- Dejadla con vida si es posible, tan sólo debe recibir el mensaje, dejadla claro que la liebre que persigue no merece la pena.-

- ¿Y si insiste o dice que no dejará la persecución?-

- Hacédselo entender a vuestra manera.-

Los cuatro mentones sonríen, se retiran sin hacer a penas ruido. La pequeña taberna queda vacía salvo por el pequeño humano que sonríe ligeramente.


- Bueno muchachita, espero que esto te aclare que hay presas que es mejor dejar escapar.-

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