lunes, 6 de noviembre de 2023

DANDO EL PARTE

Un claro en altura, hace algo de viento, pequeños árboles y arbustos salpican espaciadamente la zona, en el centro, tres figuras están reunidas junto a un fuego, sus caballos atados cerca.

Una mujer entrada en años, envuelta en largos ropajes negros y con unas extrañas gafas negras habla con voz seca.

- Muchachos alimentad el fuego, tengo que hacer algo...-

Dos grandes hombres, uno gordo y otro con largas melenas responden casi al unísono.

- Si Má.-

Alimentan la hoguera, que arde con más intensidad. La mujer entorna los ojos hacia sus hijos.

- Ahora id a dar un paseo, o mejor ¿por qué no os laváis un poco? Apestáis a caballo.-

El más gordo responde.

- Pero Má, nos lavamos la semana pasada y...-

La mujer levanta un escuálido y largo dedo, si decir nada, el gordo se calla y baja la mirada.

- Más razón, daros un lavado, al menos bajad el olor, se os huele a millas, mientras yo tengo que hacer algo, ale.-

Hace un gesto con la mano que no da lugar a discusiones, y los dos grandullones se van del claro con la cabeza baja y refunfuñando.

La mujer espera unos minutos y se gira hacia el fuego, que se refleja vorazmente en sus negros anteojos, hace unos rápidos gestos y lanza una pequeña gema a la gran hoguera, que inmediatamente cambia a un color azul enfermizo, y toma una forma oval, grande, sin dejar de arder. Una figura comienza a formarse en el óvalo, es una anciana, con varios tatuajes en la cara, muchas arrugas y cara de muy pocos amigos.

- Mog, al fin, esperaba noticias tuyas, ¿cómo van las cosas en esas tierras de bárbaros?-

La segunda anciana hace una ligera reverencia sin demasiado entusiasmo.

- Milady Cospedaar, siempre es un placer charlar con vos. Pues esta pequeña excursioncita que me habéis encargado, me está saliendo muy cara Mi Señora, parece que esos mierdecillas de enanos son competentes y han liquidado a varias de mis mascotitas, además han acabado con mi gran alfa, y esa me costó sudores y mucho oro...-

- Ya, ya, se os pagará, no os preocupéis, lamento vuestras pérdidas, pero tened en cuenta que los componentes que gasté para enviaros allí tampoco son baratos. Bueno, todo eso es muy interesante, pero lo que quiero saber es qué narices ha pasado con mi joven discípula...-

La figura de negro tuerce ligeramente el gesto.

- Si os soy sincera no tengo ni idea Milady, yo jugué el papel que me encargastéis, avisando a vuestra pequeña discípula, para que supiera el cuándo y el dónde, pero no sé más de vuestros grandes planes, y no sé qué hizo esa cara bonita después, sólo me dijo con esa vocecita de pajarito enfermizo, ‘estupendo, no os retraséis con esa emboscada, yo haré mi parte...’ o algo así, muy subidita va esa muchacha, a lo mejor deberíais darle algún correctivo para...gggghhhh-

La voz de la anciana se corta abruptamente, Cospedaar a levantado un dedo.

- Me gusta que acatéis órdenes Mog, me gusta que defendáis el norte de nuestra amada tierra, y me gusta que normalmente cumpláis vuestra palabra, PERO NI SE OS OCURRA SUGERIR CÓMO HE DE EDUCAR A MIS DISCÍPULOS.  Recordad que ella es una mago rojo, está muy por encima de vos, y si decidiera liquidaros a vos o a vuestros repugnantes engendros, no lo vería con malos ojos...-

La anciana enlutada cae de rodillas, no puede respirar...Cospedaaar baja el dedo, al fin, toma aire con ansiedad, a punto de desfallecer.

- Dis..discu...disculpad mi Señora no pretendía...-

- Lo sé, lo sé, disculpas aceptadas. Rondad la zona, procurad seguir a esos enanos, aunque imagino que pronto os perderán, pero no dejéis de hacer guardia por allí, quizás más adelante os tenga que hacer un nuevo encargo...-

- Pero Mi Señora, tengo obligaciones en el Tarchion, no puedo estar meses tras unos enanos mugrosos...- La anciana enlutada cierra el pico, muy seria.

- No os preocupéis por vuestro feudo, estará seguro mientras realizáis estos pequeños encargos para mi, son importantes, así que procurad cumplir, os aseguro que se os compensará. Mientras esos enanos hacen lo que sea que hagan en su asquerosa ciudad, me da que esa hechicera y esos penosos sacerdotes Mulhoranos se acercarán a algo que es de mi interés. Repito vigilad la zona, para cuando salgan, mientras podéis hacer alguna cacería por ahí, seguro que encontráis una presa digna de vuestras habilidades.-

La anciana enlutada sonríe.

- Oh Milady, música para mis oídos, honrar al Viejo Cazador, eso siempre está bien, nos quedaremos en la zona entonces descuidad, si salen de esa ciudad enana, esperaremos vuestras instrucciones. Pero ¿podría encargarme de esa hechicera rubia y pijina? Liquidó a mi alfa, me ha costado una fortuna...-

La vieja Cospedaar la mira como miraría un excremento de paloma en su bota.

- Cuando salgan, puedes hacer con la hechicera como plazcas, pero ándate con cuidado Mog, esa hechicera no es una de tres al cuarto, ya me he informado, es una maga competente y podría sorprenderte. Además va acompañada de esos sacerdotes, no infravalores a los Mulhoranos, ya sabes que son poderosos y problemáticos.-

La anciana enlutada hace una reverencia, esta vez con más educación.

- Seré cuidadosa Milady.-

- Bien, si te enteras de algo más, no dudes en contactar, por las molestias.-

Una bolsa cae al suelo junto a la enlutada con un ligero tintineo, y el espejo de fuego se cierra sin más, la hoguera vuelve a la normalidad. La anciana recoge la bolsa con ansiedad y mira dentro.

- Bueno, no está mal, podría ser un poco más, pero bastará. Ésta vieja, no es rica por nada, ¿qué buscará tras esos enanos? En fin zapatero a tus zapatos, pero esa hechicera pija va a lamentar haber pateado la cabeza de mi pobre alfa montaña abajo, ya lo creo.-

- Má...ya estamos limpios como dos pijitos de ciudá.-

Los dos grandullones han vuelto, algo más aseados aunque no mucho, y repeinados eso si, ambos llevan sus grandes sombreros en las manos en modo humilde y miran a su vieja madre esperando aprobación. La anciana les da unos cariñosos cachetes a ambos.

- Muy bien muchachos, muy bien, así da gusto miraros.-

Ambos sonríen complacidos.

- En marcha, vamos a intentar seguir a esa panda de zurullos con barba del carro...-

- Má...estuvimos hablando, y...nos preguntábamos si nos dejarás a la rubia pá jugar un poco...-

La anciana sonríe ya montada en su caballo.

- Muchachos tenemos que esperar un poco, pero cuando yo os diga, podréis jugar con la rubia todo lo que queráis...-

Los dos grandullones sonríen mucho, se miran el uno al otro, hacen gestos bastante obscenos. Las tres  figuras inician un galope cuidadoso por las montañas, siguen una presa importante...

                                                   Mog 'Ojos Negros'