miércoles, 3 de diciembre de 2014

MOVIMIENTOS EN LA OSCURIDAD

Una enjuta figura camina despacio, avanzando por un oscuro entramado de cuevas. Se detiene ante una gran pared de roca lisa. Pone su mano sobre la roca y la atraviesa, como si no hubiera nada sólido. Entra en una enorme caverna a penas iluminada, salvo al fondo donde destacan unas suaves luces. Avanza con tranquilidad, hasta alcanzar una modesta escalera tallada en la roca, asciende, y finalmente abre una gran puerta reforzada de bronce.

- Bueno, bueno, ¿cómo van las cosas Kashiir?-

Se encuentra en una gran sala, con varias mesas, y todo tipo de cachivaches de vidrio, es una mezcla de despacho y laboratorio. Una oscura figura, de la que apenas se aprecian unos destellos de unos ojos rojos levanta la vista de un gran tomo, en el que estaba escribiendo.

- Milord, que agradable sorpresa, ¿cómo os encontráis? ¿habéis notado mejorías en vuestras capacidades?-

- Si, Kashiir, parece que nuestros modestos planes marchan como queríamos. ¿Y aquí, algún problema?-

- No Milord, ningún problema, bueno..., ahora que recuerdo, un grupo de curiosos se acercó al almacén.-

Se produce un ligero silencio incómodo, la enjuta figura mira con intensidad los dos ojos rojos.

- ¿Curiosos? ¿Puedes explicarme con algo más de detalle qué ha pasado?-

- Bueno Milord, vuestro siervo Gigalos hizo una visita rutinaria, y parece que un grupo de estúpidos humanos lo siguió, nada preocupante, porque Gigalos era consciente de ello y los atrajo con astucia, cayeron fácilmente en una cuidadosa trampa.-

- ¿Quiénes eran?-

- Un grupo de caballeros guiados por una norteña malencarada, alta, de pelo de fuego, no debéis preocuparos, los caballeros están en el almacén.-

- ¿Y esa norteña?-

- La encerré en una cómoda celda aislada, creo que es una alta sacerdotisa de ese Dios al que llaman Torm, complicado el adaptar una cuna para ella. Esperaba vuestra opinión, si acabar con ella o...-

- No, nada de muertes, y mucho menos de un alto sacerdote, guíame, quiero tener una entrevista con ella. Espero que esté en condiciones de hablar.-

- Si Milord, no está muy estropeada, por aquí.-

Las dos misteriosas figuras, se giran hacia una pared de la gran sala, y desaparecen por ella, se encuentran ante otra pequeña sala, con el comienzo de una gran escalera de caracol, bajan con parsimonia.

- Kashiir, ¿podrías caminar algo más deprisa?-

- Disculpad Milord, pero entre las túnicas, y los años, las prisas no son mi fuerte, pero podemos evitar tocar el suelo.-

Los dos ojos rojos brillan, se escuchan unas extrañas palabras, y acto seguido las dos figuras bajan volando a gran velocidad, sin tocar los peldaños, tras pasar una serie de cubículos y salas de diferentes tamaños, se encuentran ante una pequeña puerta, se escucha un cerrojo abriéndose.

- Perfecto Kashiir, déjanos, tengo que hablar con esta mujer a solas.-

- Como digáis Milord, pero no bajéis la guardia, tiene muy malas pulgas.-

Los dos ojos rojos desparecen en la oscuridad. El anciano chasquea los dedos, y una esfera de cristal ilumina con suavidad la pequeña celda. Una enorme mujer, pelirroja, con multitud de cicatrices, y restos de una extraña pintura roja por su cuerpo es iluminada, gime ligeramente, está llena de magulladuras y algunas heridas.

- ¿Habéis venido a terminar el trabajo de esas bestias inmundas? No importa, mi alma pertenece a Torm, estoy preparada viejo, y no tengo miedo.-

- Valor, y un cierto toque de arrogancia, sin duda sois una alta sacerdote. ¿Puedo conocer vuestro nombre y status?-

- Dadme el vuestro vejestorio y lo pensaré.-

La pequeña celda se ilumina con una luz descomunal, y una potente voz resuena por todos los corredores.

- MI NOMBRE MUJER, ES LEGNARION, PARA TI CON UN LORD O SEÑOR DELANTE, Y SI, DEBES TENER MIEDO, NO POR TU MISERABLE EXISTENCIA, SI NO POR AQUELLOS A LOS QUE HAS JURADO PROTEGER, Y POR TUS MÁS ALLEGADOS.-

La mujer se queda paralizada no sabe si de terror o admiración, sus ojos muy abiertos, a penas puede pronunciar palabras, finalmente reúne valor y habla:

- Mi nombre es Lady Roxana Stormblood, alta sacerdote de Torm, y vos deberías ser un ejemplo para mi y para muchos. ¿Por qué estoy prisionera?-

La enorme figura en la que se ha transformado el anciano se gira despacio, fijando dos ojos de un azul intenso sobre la prisionera.

- JOVEN MORTAL, TUS CAPACIDADES NO SON SUFICIENTES PARA COMPRENDER, TENGO UNA MISIÓN DE SUMA IMPORTANCIA, QUE REQUIERE DE UNA ENORME DISCRECIÓN. TU Y TUS SEGUIDORES HABÉIS METIDO LAS NARICES DEMASIADO EN MIS ASUNTOS, Y ES POR ELLO, QUE AHORA DEBES PERMANECER ENCERRADA. NO TENGO CLARO QUE HACER CONTIGO, SI TE SOY SINCERO, AUNQUE QUIZÁS PODRÍAS SERME DE ALGUNA UTILIDAD, SI ES QUE TE CREES DIGNA DE SERVIR A TU DIOS.-

La mujer parece dudar, no comprende nada, no entiende que hace ese ser ante ella...

- Milord, no comprendo muy bien, pero desde luego, un ser de luz como deberíais ser, no usa alimañas como las que he visto, y no encierra a siervos del bien. ¿Qué ha sido de mis hombres? ¿están vivos?-

- ESTÁN VIVOS, NO DEBES PREOCUPARTE. MI PROPÓSITO TIENE UN FIN DE SUMA IMPORTANCIA, POR LO QUE ESTOY USANDO A ESAS MISERABLES CRIATURAS. CUANDO EL MOMENTO SEA ADECUADO SERÁN DESTRUIDAS, NO DEBES PREOCUPARTE POR ELLO. AHORA DIME, ¿CUÁL ERA TU MISIÓN? ¿QUÉ BUSCABAS?-

La enorme mujer parece dudar de nuevo, piensa unos momentos, y de pronto su mirada se endurece como el hielo de un glaciar.

- Criatura, no sé qué o quién eres, pero desde luego siento un terrible mal en tu interior, a pesar de tu cortesía y tu impresionante voz y cuerpo, no harás que dude más. Por mi te puedes ir al infierno. Pronto habrá gente más poderosa que yo tras mi pista, y acabarán con tus sucios planes de una vez por...-

La mujer no puede terminar la frase, una enorme mano la sujeta por el cuello.

- SACERDOTES, CONVICCIONES, CHORRADAS. TEN UNA COSA CLARA LADY ROXANA, ME DESAGRADA PROFUNDAMENTE LA FALTA DE CORTESÍA, PERO ME DIVIERTE TU VALENTÍA Y TU DURA MOLLERA. PUEDE QUE VUELVA A VISITARTE EN ALGÚN MOMENTO, QUIZÁS UN TIEMPO CON ESTAS CRIATURAS QUE TANTO DESPRECIAS TE VAYAN SUAVIZANDO UN POCO. NO, NO PONGAS ESA CARA, NO SE TERMINARÁ CON TU VIDA, AQUELLOS QUE SE ME OPONGAN SUFRIRÁN COSAS MUCHO PEORES QUE LA MUERTE, ESO TE LO ASEGURO. AHORA DIME, ¿POR QUÉ DECÍAS QUE OTROS MÁS PODEROSOS VENDRÁN TRAS TUS PASOS?-

- Por que la ley y el bien prevalecerán sobre la podredumbre del mal, y vos sois la encarnación de la podredumbre.-

La mujer escupe a la enorme cara que la mira con curiosidad. Acto seguido es lanzada con fuerza contra la pared de roca, las fuertes cadenas que sujetan sus brazos por poco se los rompen.

- YA VEO, FE EN VUESTRO DIOS. BIEN, ESO ESTÁ BIEN, SI HAY MUCHOS COMO VOS, CON ESA FE CIEGA, PRONTO MIS PLANES LLEGARÁN A SU INEVITABLE CULMINACIÓN.-

La enorme figura se limpia la saliva con un elegante pañuelo de seda bordado.

- POR ESTA VEZ TE PERDONARÉ LA OFENSA, AÚN TIENES COSAS QUE CONTARME, TE ENVIARÉ A ALGUIEN PARA QUE DIALOGUES CON CALMA, Y ENTONCES SABRÁS APRECIAR MI CORRECCIÓN Y BUENAS MANERAS. AÚN ASÍ, COMO YA OS DIJE, DETESTO LOS MALOS MODOS, ASÍ QUE OS DEJARÉ UN PEQUEÑO RECUERDO, A CAMBIO DE VUESTRA SALIVA.-

Una enorme mano se posa con suavidad sobre el pecho de la mujer, que mira hacia arriba, esta vez sus ojos reflejan miedo. Entre la mano y el pecho surge un ligero brillo verdoso, tras lo cuál la mujer se desploma, tiene espuma en la boca, sangra por la nariz y las orejas, surgen pústulas por todo su cuerpo, y su mirada queda vacía, con los ojos en blanco.

- BIEN LADY ROXANA, NO OS PREOCUPÉIS NO MORIRÉIS, PORQUE NO LO PERMITIRÉ, PERO MEDITAD UN POCO EN VUESTRO NUEVO ESTADO, Y LA PRÓXIMA VEZ QUE OS VENGA A VISITAR, PROCURAD SER CORTÉS.-


La enorme figura, encoge repentinamente, tomando la forma de un amable anciano que se apoya en su cayado, sale lentamente de la pequeña celda, cerrando con suavidad un fuerte cerrojo. Sus suaves pasos se pierden entre múltiples ecos.

jueves, 27 de noviembre de 2014

PISTAS, LUCES Y TRAMPAS

Una fuerte patrulla cabalga con decisión por un húmedo camino, salpicando barro en todas direcciones. Son un fuerte contingente de caballeros, al frente se distingue un apuesto caballero que porta un gran estandarte, sobre el que ondea un largo pendón, con un simple pero claro símbolo: un martillo plateado. Junto al portaestandarte cabalga una enorme mujer enfundada en una coraza, con un masivo martillo de dos manos a la espalda. Está anocheciendo cuando alcanzan una aldea, y se detienen ante la admiración de sus pobladores. La mujer habla con potente voz:

- Aldeanos, pertenecemos a la Orden del Martillo, fieles siervos de Torm, y necesitamos refugio por esta noche, por supuesto pagaremos por un lugar caliente para dormir y algo de comer.-

Los caballeros desmontan, y se dispersan bajo el cuidado de los aldeanos, la mujer con algunos hombres entra en la modesta posada, pronto están ante un guiso caliente. Hablan entre ellos, hasta que la mujer hace un gesto a una joven camarera, que se acerca con timidez.

- Mi Señora, ¿en qué puedo serviros?-

- Muchacha, por favor, prepárame una habitación, y si puedes enséñame cuál, estoy cansada de un largo viaje. Caballeros, descansad, partiremos al alba.-

Los caballeros asienten sin muchas palabras, y la enorme pelirroja es guiada por la joven camarera hasta una pequeña pero confortable habitación, cierra la puerta y se gira hacia la sirvienta.

- ¿Y bien?-

- Mi señora, seguí al predicador hasta esta aldea, dio algunas charlas en la plaza, y varios aldeanos parecieron convencidos de seguir a ese extraño culto, sobre todo tras el milagro.-

- ¿Milagro? Habla.-

- El predicador dijo que juntaran varias mesas largas en la plaza, los aldeanos algo inseguros le hicieron caso, entonces rezó un canto a ese Sol Negro, y aparecieron multitud de alimentos sobre las mesas.-

- Interesante. ¿Dónde está ese predicador ahora?-

- Mi Señora, lo seguí durante días haciéndome pasar por una simple campesina, y la verdad es que fue por varias granjas, en todas ellas su palabra calaba. Finalmente se internó en el bosque al norte de aquí, a pesar de las advertencias de los aldeanos sobre extrañas bestias y sucesos, pero dijo que lo guiaba su fe y que nada malo le pasaría. Lo seguí con cautela, entre las sombras del bosque, y llegó a un pequeño claro, en el que había una enorme piedra, mi Señora ¡desapareció en la roca!-

- No te preocupes muchacha, hay mucha magia en este mundo capaz de algo así. ¿Crees que podrás guiarnos mañana hasta ese lugar?-

- Bueno, mi Señora, creo que si, más o menos, aunque tengo algunas dudas, no me gusta mucho ese bosque...-

- No tienes nada que temer, somos una fuerte escolta, nada te pasará, eso te lo garantizo.-

La muchacha parece algo más tranquila.

- Mi Señora, creo que recordaré el camino, o al menos lo intentaré.-

- Bien, ahora, baja y continúa con tus labores, no quiero despertar sospechas.-

- Buenas noches.-

La joven camarera, cierra la puerta, y baja a la zona común, sirve algunas mesas más, bebidas, atiza el fuego, recoge mesas, barre. Hasta que finalmente no queda nadie en la posada. Entonces cierra las puertas, y se acerca a las brasas, mirando a todos lados. Mira con fijeza los rescoldos, y lanza sobre ellos una pequeña gema, sus ojos se vuelven de un color rojo sangre, su voz cambia a un tono más grave:

- Kashiir...Kashiir, ¿estás ahí?-

Una extraña voz surge del fuego, que se ha tornado de un color verdoso.

- Mmmmm, ¿quién? ah, eres tu muchacho, bien supongo que tienes algo que contarme si has usado esa gema...-

- Si Kashiir, es importante, un grupo de caballeros guiados por una enorme mujer pelirroja merodean cerca de la entrada al almacén, mañana los guiaré, y llegarán a ti, será mejor que estés preparado para darles una cortés bienvenida...espera un momento alguien se acerca.-

La joven camarera se levanta y sus dos ojos rojos llamean buscando en la oscuridad de la posada, un posadero regordete aparece entre las sombras sonriendo.

- Hermano, ¡eres tu!, menudo susto me has dado, ven estoy hablando con Kashiir.-

- Ja, ja, ja, susto te he dado, no te preocupes, los caballeros duermen como lirones en invierno. Kashiir, ¿cómo estás?-

- Veo que estáis los dos, bien, bien. No os preocupéis, traedlos aquí, y continuad con lo vuestro, no saldrán del almacén, y siempre son bienvenidos algunos nuevos adoradores.-

En las llamas verdes aparecen dos ojos rojos, brillantes, las brasas dibujan una sonrisa, tras lo cuál el fuego se apaga como si le hubieran echado un cubo de agua.

- Bueno hermano, parece que Kashiir se encarga de esta pequeña molestia que nos ha salido.-

- Poco tiempo de pequeña molestia, pero ¿crees que Kashiir podrá con la pelirroja? Es una poderosa sierva de Torm, y además porta potentes objetos mágicos.-

- Tranquilo hermanito, Kashiir es bastante competente, pero a parte en el almacén hay otras guardas, si, estoy convencido de que estos caballeros verán el almacén, pero no podrán contárselo a nadie.-

- Bien, pues descansemos un poco, mañana tengo que guiar a estos nobles caballeros-

- Y yo estaré cerca hermano, por si hubiera algún problema.-


El posadero y la muchacha, terminan de recoger la posada y finalmente se retiran sonrientes.


sábado, 22 de noviembre de 2014

Nuevo enemigo de Jhaelryna Viconia, Mara de Ishtisia y Zauber Hexen: Lord Dhoulonsoth, el Señor de la Runa Sangrante


Lord Dhoulonsoth es un poderoso demonio del tipo Tanar’ri procedente del nivel infernal conocido como Yrgghalshu, el pozo de las llamas de la condenación. El origen de Dhoulonsoth se pierde en la noche de los tiempos, pero se sabe que – exceptuando a los señores demoniacos –  es uno de los más poderosos demonios del abismo y que pertenece al orden de los demonios Balor.
Esta abominable criatura es un engendro de cuatro metros de altura, con una cabeza enorme y vagamente bobina, enormes cuernos retorcidos y una mandíbula enorme llena de dientes grandes y afilados como dagas. Su enorme cuerpo de color rojo sangre está completamente cubierto de runas talladas en su profana carne y sangrantes de sus viles fluidos; se dice que cada vez que el demonio consigue un alma digna de mención, se talla una nueva runa; y todo su demoníaco cuerpo está cubierto de ellas. 
Esta vil costumbre le ha valido su más infame sobrenombre: "El Señor de la Runa Sangrante". 

Lord Dhoulonsoth es infame en todos los círculos demoniacos por ser un gran procurador de almas para la Guerra de Sangre, donde se utilizan como “combustible” para armas de guerra demoniacas o para ser transformadas en demonios de categoría inferior que sirven como carne de cañón en el inacabable conflicto; sin embargo, se dice que las mejores almas las conserva en una galería privada, deleitándose en su sufrimiento y en las torturas a las cuales les somete.  Existen rumores que indican que a lo largo de los eones, Dhoulonsoth ha conseguido cientos de miles de almas para su galería privada.

El Balor posee un sistema bien sencillo para conseguir estas almas: dejarse invocar por un usuario de la magia no muy competente. Inicialmente sirve todas sus ordenes de buen grado, si bien suele corromperlas para causar el mayor sufrimiento y terror posible. Mientras intenta corromper a su “amo”; y dado su poder y carisma suele conseguirlo fácilmente. También suele proceder a crear cultos demoniacos entre los mortales de las tierras circundantes, prometiéndoles poder o sometiéndolos a su voluntad demoniaca. Cuando cree que ya ha conseguido suficientes seguidores, elimina a su conjurador y lanza a los sectarios demoniacos en una orgía de sangre sobre la confiada población, generalmente causando una orgía de sangre y destrucción donde puede recolectar almas fácilmente y deleitarse con la destrucción y la muerte. Cuando termina con su labor en un país, generalmente solo quedan ruinas humeantes y malditas, y el hedor de miles de cadáveres profanados.
A lo largo de los siglos, el sistema le ha funcionado al Tanar’ri perfectamente, causándole un gran placer profesional y grandes réditos profesionales en el competitivo mundo de El Abismo.

Sin embargo su último trabajo en Faerûn no salió como él esperaba. Siguiendo su método de trabajo, consiguió que un ambicioso usuario de la magia enano sin demasiados escrúpulos le conjurase para sus própios fines. El Balor se encontró en una tierra apta para sus planes: el reino enano de Thor-Dumord era antiguo, rico y decadente. Con sus fronteras en el borde de la región de la Suboscuridad conocida como “El Laberinto”, el contacto con reinos enanos aún más decadentes allí situados propiciaron la aparición de extraños cultos adoradores de las criaturas de la tierra y la oscuridad. Un terreno sembrado para el demonio.
Durante cerca de un siglo aseguró las fortunas de su “amo”, ayudando en secreto a algunos de los más depravados cultos del reino, hasta que su locura fueron suficientes para sus designios. También congregó en secreto grandes cantidades de bestias y monstruos sometidas a su voluntad.  Entonces, como siempre, los lanzó sobre el resto de la población.
Sin embargo, los enanos se mostraron más duros de lo que esperaba, y su conjurador, un poderoso sacerdote de Abbathor (dios enano de la codicia) logró escapar de sus garras. Mientras mina tras mina y asentamiento tras asentamiento caían ensangrentados ante sus enloquecidos cultistas y bestias, el rencoroso enano juró venganza por los engaños del demonio y por atentar contra su vida y fortuna, y no dudo en unirse al Alto Sacerdote del Reino y a su Rey en defensa de la capital del reino.
Cuando Lord Dhoulonsoth se presentó ante sus puertas con su demente ejército, se enfrento a los poderosos enanos, y mientras el Rey y su guardia se sacrificaban para entretenerlo, el Alto Sacerdote y el ambicioso seguidor de Abbathor terminaron un ritual para atar nuevamente al demonio. El resultado del apresurado ritual no fue el óptimo. La historia no dice qué salió mal exactamente, pero en lugar de expulsarle de vuelta al Abismo, le aprisionó en el corazón del Reino Enano durante miles de años. Consciente y poseedor de todo su poder, pero atrapado dentro de las fronteras del reino. Desde entonces, furioso, esclavizó o masacró a todas las criaturas que entraban en las fronteras de sus nuevos dominios, utilizando a sus aterrorizados esclavos para procurarle más víctimas, sacrificios e influencia física más allá de sus fronteras.
A lo largo de los milenios, fraguó oscuros planes que causaron grandes sufrimientos en todas las tierras circundantes, tanto en la suboscuridad como en la superficie, y comenzó a conocérsele como “El Señor en la Oscuridad” o “La Oscuridad Devoradora”.
Sin embargo, su presencia en el Plano Primario se ha visto truncada recientemente por la acción de tres aventureros procedentes de la superficie: la egocéntrica archimaga elfa Jhaelryna Viconia, la sacerdotisa de Ishtisia Mara y el enigmático brujo y arribista social Zauber Hexen.

Aunque la acción de estos tres valientes le han permitido volver a sus dominios en el plano demoniaco en El Abismo, por otro lado han supuesto un serio contratiempo a  miles de años de oscuros planes. El rencoroso demonio no se ha tomado muy bien la ignominia de su expulsión y derrota a manos de tres miserables mortales, y les ha incluido en su lista negra…



Lord Dhoulonsoth, El Señor de la Runa Sangrante


martes, 4 de noviembre de 2014

La Casa de la Ira



Caía la noche sobre los Reinos y la luz se desvanecía del cielo, pero esto no impedía que la actividad en Waterdeep fuera igual de intensa, a veces incluso más, que a mediodía.

Ágata cerró la persiana de la tienda y despidió a su ayudante hasta el día siguiente.  Con gestos mecánicos y naturales activó los dispositivos que ella misma había instalado en la entrada y que evitarían que los amigos de lo ajeno entraran en su establecimiento.

-¿El poder de la palabra?  ¿En serio?  Debe de ser el nombre más obvio para una escribanía que he oído nunca.
-Ni siquiera sabía que supieses leer, Hank.
-Muy graciosa.  Algún día tu lengua larga te va a dar algún disgusto.  El jefe quiere verte.
-Pues aquí estoy.  ¿Qué quiere su magnificencia de una humilde tendera?

El tono de Ágata iba oscilando del sarcasmo a la mordacidad.  Estaba muerta de miedo, pero siempre supo disimular sus nervios con comentarios ingeniosos.  Era como un mecanismo de defensa.

-Sígueme -dijo simplemente el matón y comenzó a caminar, seguro de que la mujer le seguiría de un modo u otro.

En lugar de dar varias vueltas al barrio comercial como las últimas veces, tratando de perderla entre sus calles, Hank la condujo directamente hasta una casa anodina y vulgar ubicada entre una tienda de cerámica y un establo.  Una vez allí, el semiorco le hizo un gesto para que pasase delante de él hacia el interior del portal. 

Ágata obedeció silenciosa y avanzó por la penumbra hasta una pequeña instancia pobremente iluminada por un candil de aceite.  En la mesita que ocupaba el centro de la estancia le esperaba una familiar figura.  Se trataba de un humano de aspecto corriente.  Su pelo negro cortado a la costumbre de la ciudad y sus ojos marrones no tenían nada de especial.  De hecho, ésa era la mejor ventaja de aquel individuo: era una persona normal y corriente.  Lo más olvidable del mundo.  Nadie lo miraría dos veces por la calle ni lo recordaría si cruzaba algunas palabras con él.

-Siéntate, Ágata- dijo con una voz monocorde. -Cuéntame cómo va todo.
-Todo ocurrió como predijiste.  Apareció una amiga de Hummer y trajo con ella otras dos compañeras.  Las tres entraron en mi tienda y reclamaron el paquete de seguridad.  Entenderás que esto es de lo más irregular, ya que el servicio que doy es para prevenir exactamente este tipo de cosas.  Se supone que ofrezco un sistema de emergencia para que, si algo le pasa a uno de mi clientes, se avise a sus conocidos.  No me gusta ser el cebo de una trampa, ni mucho menos su artífice.
-Pero no fue una trampa en absoluto.  El deseo de tu amigo era que esa amiga encontrase sus pertenencias y transmitirle el conocimiento de lo que anda buscando.  Lo que luego le ocurra a ella, a sus aliados o al propio Johnny ya no es asunto tuyo.
-Lo sé, y trato de no pensar mucho en ello.
-Te aseguraste de que encontrarían el lugar, supongo.
-Fue casi providencial.  Me compraron unas brújulas y así no tuve que engañarlas ni sugerirles nada.
-¿Y cómo unas brújulas ayudarían a encontrar ese lugar?  Está protegido por una magia muy poderosa, ya te lo dije.
-Sí.  Ése es el problema de vosotros, los magos.  Os pensáis que la magia lo puede todo.  Elegís el camino fácil: cuatro pases mágicos, unas palabras arcanas y todo solucionado.  La maldición del lugar era específica: "Nadie que quiera encontrar el Sanatorio lo podrá hallar mediante métodos mágicos.  Ningún conjuro de adivinación penetrará sus muros.  Y sólo aquellos que lo encuentren por accidente penetrarán en su recinto"
-Correcto.  ¿Entonces las brújulas no eran mágicas?
-Nada de eso.  ¿Sabes que las brújulas se desvían hacia las fuentes metálicas?  Pues bien, las agujas de esas brújulas, combinadas con el liquen del contorno, están sintonizadas no sólo para apuntar hacia el norte sino que se desvían hacia un determinado tipo de metal.  Un metal que sé seguro que está presente en la estructura de la Casa de la Ira.
-Ingenioso.  ¿Y entonces es así como encontrarán el lugar?
-Sí.  Sin duda se extraviarán en algún momento y usarán los mapas y las brújulas.  Y en ese momento, sin quererlo realmente, encontrarán el lugar.  Estoy segura.

La mirada de su interlocutor apenas cambió un ápice mientras Ágata le relataba su historia.  Sus ojos anodinos parecían casi de cera y el hecho de que apenas parpadease contribuía a darle ese aire aburrido y tedioso.

-... y eso es todo -concluyó Ágata con un gesto teatral.
-Bien.  Supongo que no te habrás guardado ningún detalle esencial.  Este salón está imbuido de una magia de sinceridad.  Seguro que lo has notado al intentar decir tu primera mentira.
-¿Y por qué iba yo a mentirte? -respondió lacónicamente Ágata.
-Tal vez debería modificar el conjuro para hacer imposible tu sarcasmo también.  No sólo me aburre sino que además es como de baja cuna.
-¿Puedo irme ya, entonces?
-Claro, sólo queda un ultimísimo detalle que solucionar.  Mírame fijamente a los ojos una vez más.  Eso es.  No pierdas detalle...

Ágata se encontraba en mitad de una calle bastante transitada.  El ruido de la gente hizo que se sobresaltase y se moviese rápidamente hasta dar con la espalda en una pared.  Con aplomo, preguntó el día y la hora a un comerciante y un rápido cálculo le reveló que había perdido unas dos horas de memoria.

Con paso indiferente se dirigió a su habitación en el piso contiguo a la escribanía, entrando por el portal tras comprobar que la persiana y los dispositivos de seguridad estaban en orden.  Tras acomodarse en el sofá, sacó del interior de su blusa un pequeño objeto metálico que tenía tras él una especie de hilo que le llegaba hasta el cinturón.  Desabrochándoselo, sacó otro objeto similar pero más grande.

Ágata colocó el artilugio frente a una vieja gramola estropeada activó unos botones, regulando unos diales semiocultos hasta que el sonido salió de la bocina claramente.  Pronto recuperaría la información que aquel hechicero la había forzado a olvidar.  Al escucharse a sí misma diciendo que los magos siempre escogían el camino fácil de la magia sonrió.  Sin duda el mago habría comprobado cualquier objeto mágico en su poder, pero no se había molestado en cachearla y, aunque lo hubiese hecho, no habría entendido el funcionamiento de su grabadora.  Magos, tan listos para algunas cosas y tan torpes para otras.

Tras recuperar la información y anotarla en un papel, Ágata se sirvió una copa de vino mientras pensaba qué haría a continuación.  La información es poder, y lo iba a necesitar si quería sacar a Hummer y a sus amigas del atolladero.  Eso contando con que sobrevivieran a lo que quiera que habitase aquel lugar maldito llamado La Casa de la Ira.

jueves, 30 de octubre de 2014

Campo de Traiciones


Las filas de la caballería pesada permanecían inmóviles, distribuidos en una doble línea de ataque de diez o doce jinetes. Los destreros de guerra de los pocos caballeros y campeones presentes y los caballos de los más humildes sargentos y hombres de armas piafaban inquietos. Detrás, la infantería y los arqueros, montados en todo tipo de caballos o incluso mulas, esperaba de igual manera. Aparte de ese sonido y de los ocasionales movimientos de los hombres y mujeres sobre las sillas de cuero, la formación permanecía en silencio.

Al igual que las filas del enemigo, situados a apenas trescientos metros.

-Malditos sean sus huesos. ¿A qué demonios están jugando esos adefesios? – gruño el veterano caballero, Sir Bronne.

-S...Si, esto… esto es…raro. – confirmó Sir Crispin Ironchest, secándose con un pañuelo el sudor que se acumulaba bajo el yelmo.

-Vosotros tenéis más experiencia que yo luchando contra trolls. ¿Es esto normal? – preguntó inquieta Brunilda, señalando a las filas de la horda que se agolpaba al otro lado del campo.

Las horribles criaturas permanecían en silencio e inmóviles, esperando. De vez en cuando alguna chasqueaba sus inmensas mandíbulas con un sonido audible incluso a tan larga distancia; pero por lo demás estaban allí, impasibles e inmutables.

-En absoluto es normal, chiquilla – contestó Sir Bronne, sonriendo al ver la airada mirada de la guerrera – Lo usual es que en cuanto nos hubiesen visto, la horda entera hubiese cargado contra nosotros de forma desorganizada, cada cual por su lado.

-Parece difícil de creer que pudieran hacer algo tan estúpido. Incluso los yetis del Páramo Helado sabían combatir en grupo contra un oponente a caballo.

-Pa… para ellos no… no somos opo… oponentes. ¡Solo comida! Y por tan… tanto lo normal seria que… que corriesen hacia ella… cada cual por… por su cuenta – aclaró Sir Crispin.

-El joven Crispin tiene razón. Los trolls no suelen seguir ninguna estrategia. Ellos no entienden de batallas si no de cenas… Pueden ir en grupo para conseguir un buen banquete o acabar con un oponente numeroso, pero a la hora del combate pensaran como cazadores, no como soldados. Cada cual escogerá a una o más presas e ira a por ellas, sin preocuparse demasiado del resto de enemigos, y mucho menos de sus colegas de andanzas… A esas alturas de hecho ya no son colegas, si no rivales a la hora de repartir los bocados más suculentos.

-Y entonces ¿Qué demonios está pasando aquí? – se quejó Brunilda.

Los dos caballeros se miraron entre ellos preocupados.

-No… No lo sa… sabemos. ¡Nunca… nunca habíamos visto algo a… así!

Genial!, absolutamente genial. Llevamos aquí parados más de dos horas. Si esto sigue así, comenzará a oscurecer. ¿Puede ser que esos bichos quieran esperar a que sea de noche? Por lo que tengo entendido son criaturas nocturnas ¿no? A lo mejor no están cómodos siendo de día, aunque esté tan nublado como hoy

-Podría ser una explicación – musitó pensativo Sir Bronne – Pero para seguir esa estrategia debería haber una cabeza pensante ahí abajo…

Sir Crispin se levantó en sus estribos, con un sonoro crujido de cuero y metal, y oteó el campo enemigo.

-No… No veo ningún… ningún bicho más grande que el resto. Ninguno de… de dos cabezas tampoco… Ningún lí… líder visible

-Y si hubiese un líder sería bien visible, desde luego. Para controlar a ese grupo tan numeroso debería ser enorme, feo y malvado. Y estaría moviéndose entre ellos, gruñendo y sacudiéndoles para mantenerles obedientes, y ahí están todos bien quietecitos

-Entonces, por Tempus ¿Qué hacemos? – Exclamó la iracunda norteña.

-El plan era que cargasen contra nosotros. Los separaríamos en grupos más pequeños y los soldados de a pie vendrían detrás y quemarían los restos, y en caso de que nos fuese mal nos retiraríamos y los arqueros los retendrían con flechas flamigeras. Era un buen plan, pero no parecen muy cooperativos con él, los muy malditos. Están todos allí abajo, bien juntitos y agolpados… No se si será por designio o por accidente, pero están tan juntos que casi parecen formar un cuadro de infantería: una buena defensa contra la caballería.

-¡La… Lastima no te… tener a un mag… mago o dos con bo… bolas de fuego!

-Si. Pero no es así. En fin, – suspiro el veterano caballero – habrá que cargar. No podemos dejarles así hasta el anochecer. ¡No podemos combatir contra ellos en campo abierto de noche! Con suerte se disgregarán cuando carguemos. Si no lo hacen tendremos que romper su cuadro nosotros a las bravas, pero nos costará sudor y sangre.

-Son duros los malditos, pero tenemos bastantes jinetes. Les pasaremos por encima. – Comentó belicosa y optimista Brunilda. Ahora que la decisión estaba tomada, parecía más animada.

Sir Crispin la miró escéptico y acto seguido se giró hacia Sir Bronne, expectante.

-Ejem – tosió este, adelantando su caballo - ¡Caballería! Preparada para cargar. Recordar, atacad por parejas ¡Dos lanzas para cada uno de esos bichos! Luego, espadas y hachas. Si caen, no os paréis a rematar, la infantería montada nos seguirá con antorchas y brea y se encargara de los que tumbéis. ¡Infantería montada! Nos seguiréis tan rápido como vuestras monturas os permitan y vuestra labor será rematar a los trolls caídos antes de que se vuelvan a levantar. También tendréis que acabar con cualquiera de esos bichos que permanezca en pie tras la carga... ¡Arqueros! Desmontad y preparad una linea de fuego. Si nos tenemos que retirar, quiero una lluvia de flechas en llamas entre ellos y nosotros ¿queda claro?

Los distintos sargentos asintieron y se dispusieron a organizar a sus hombres, que ya preparaban sus armas y arreos y se daban gritos unos a otros de ánimo. Un optimista comenzó a tocar una trompa de guerra, y otros a cantar loas a Tempus, Tymora y otra plétora de dioses.
Sir Bronne se puso a la cabeza de las líneas de caballería y bajando el visor de su yelmo, aprestó la lanza. Su pendón, un escudo púrpura y un torreón verde, se agito con los movimientos.

Avanzad! ¡Mantened las líneas!

La caballería comenzó a avanzar al trote, con un sonoro crujido de arreos, chasqueo de armaduras, tintineo de cotas de malla y relinchos de los caballos. Sir Crispin, con una potencia pulmonar insospechada para un individuo tan escuálido, sopló en un poderoso cuerno de batalla, que resonó por toda la campiña.

Poco a poco la caballería fue ganando velocidad. Las lanzas se enfilaron hacia los horribles trolls, que aún permanecían inmóviles y expectantes.

-Chauntea nos… nos guarde ¡No… no rompen la forma… formación! – Gritó asombrado el joven caballero.

-Demasiado tarde para detenernos, joven Crispin. O les rompemos o nos rompen ellos a nosotros. ¡Cargad! ¡Cargad!

-Ya habéis oído a Bronne, malditos – chillaba como una posesa Brunilda - ¡Por Tempus! ¡Sin cuartel!

Ya a paso de carga, con los caballos jadeando y con uno de los jinetes tocando a carga en una corta trompeta de latón, la caballería se abalanzó como un rayo sobre los Trolls, que esperaban en apretadas filas.

Cuando llego el choque, fue un anticlímax. Las lanzas de los jinetes se clavaron en los trolls, y estos, sencillamente, se disiparon en una cortina de bruma neblinosa.
Gritos de asombro surgieron de las filas de los jinetes, y muchos caballos, sobresaltados se encabritaron, arrojando a algunos jinetes al suelo; otros intentaron apartarse, chocando con sus vecinos y arrojando hombres armados al aire o haciéndoles rodar por los suelos. Las maldiciones cubrieron el campo, junto con relinchos y ruidos de armaduras chocando con el suelo.
Una nube de polvo comenzó a cubrir el campo, causando un curioso efecto óptico con el sol del atardecer, y aún más confusión entre los aturdidos guerreros de Darkplains.

-¿Que… que pa… pasa aquí? – gritó Sir Crispin, que se había mantenido sobre la montura a duras penas.

Fantasmas! ¡Son fantasmas! – chillaba un mercenario

Silencio, necio!- bramó Sir Bronne, tirando al aterrado individuo de su caballo de un masivo puñetazo – Magia. Era una ilusión, ¡no hay otra explicación posible!

Brunilda surgió entre las nubes de polvo, magullada y portando una enorme hacha de doble cabeza. Su caballo la había descabalgado de manera poco ceremoniosa y se había dado a la fuga, relinchando de pavor… Uno de sus hombres le estaba intentando dar caza ahora mismo.
La norteña juraba contra su montura, sus soldados, la suerte y los dioses en general, pero había oído los bramidos de Sir Bronne.

Magia! ¿Quién se atrevería a hacer esto?

Los dos caballeros descabalgaron, manteniendo sus monturas bien agarradas, y se acercaron a la furibunda guerrera.

-Ahora, más que quien, yo más bien me preguntaría ¿porqué? – Meditó Sir Bronne

Los tres oficiales llegaron a la obvia conclusión al mismo tiempo.

-El… el castillo… - balbució Sir Crispin

-… Esta casi sin protección. Nos llevamos casi todos los soldados. Al senescal Anhuire le dejamos apenas veinte o treinta hombres… - Susurró Bronne.

-… Y Lord Hook no está allí. – Terminó Brunilda apretando con fuerza el hacha.

-Si alguien quiere apoderarse del castillo o robar en el, es el momento perfecto, malditos sean sus huesos.

-Tal… tal vez… los refuer… refuerzos lleguen a… a tiempo.

-No podemos arriesgarnos. Allí ahi muchas riquezas, y esto apunta a un robo bien planeado… Tal vez un asalto armado… Lord Hook tiene muchos enemigos terribles, y podrían estar dispuestos a hacer cualquier cosa - Exclamo Brunilda

A los caballos! ¡Todos a la Mota Verde! – Gritó Sir Bronne con su vozarrón.

Gritos de asombro por parte de los soldados acogieron sus ordenes.

-¿Qué pasa?

-¿Y ahora, porqué volvemos corriendo al castillo?

-Silencio, malditos – chilló Brunilda agitando su hacha - ¡Es una traición! Estos supuestos Trolls estaban aquí solo para sacarnos de la fortaleza. Casi seguro que están atacando la Mota en este preciso momento. Montad todos, que los mas rápidos no esperen a las monturas más lentas. ¡Vamos!

Con gritos, maldiciones y relinchos, la hueste de Darkplains comenzó a abandonar el campo según el estado de sus monturas les permitiesen. Algunos pobres desafortunados, cuyas monturas habían sido heridas o no estaban en condiciones de cabalgar fueron los últimos, llevando a los heridos caballos de las riendas o, si estaban heridos, siendo cargados de manera poco ceremoniosa sobre mulas. Al final, solo algunas lanzas rotas y algún equipo abandonado quedaron allí para atestiguar la terrible batalla que nunca se luchó.

Un par de figuras surgieron de entre los cercanos árboles que limitaban el campo, y contemplaron el desaguisado con cierto aire de satisfacción.

-Se han dado cuenta de todo relativamente rápido. No son tan descerebrados como parecen.

-Si. Pero da igual. Cuando lleguen será demasiado tarde. Las ilusiones les mantuvieron entretenidos el tiempo suficiente para llevar a cabo nuestros planes. Creo que saldrá todo como la seda, jajaja. Vamos, unámonos al resto antes de que aparezca por aquí algún troll de verdad


Con agudas risas, los dos misteriosos conspiradores desaparecieron hábilmente entre la maleza.

domingo, 14 de septiembre de 2014

BARONIA DE DARKPLAINS


Incluyo en el foro la descripción de la nueva baronía de Hook que hice algún tiempo, por si hiciese falta para las partidas actuales. 

Baronía de Darkplains y fortaleza

Se trata nada más y nada menos que de una auténtica baronía, con un feudo de considerable extensión. Lamentablemente esta muy al sur, casi lindando con el Trollbark Forest, y apartado tanto de la costa como de la Gran Ruta Comercial del Norte en varios días de cabalgata.
La baronía incluye una fortaleza (no llega a castillo) conocida como Mota Verde, y que consiste en una colosal y vetusta torre del homenaje construida en piedra y situada en lo alto de una mota de apariencia artificial. Está rodeada de varias edificaciones de madera y adobe que incluyen molino, herrería, establos, almacenes y varias viviendas. Toda la cúspide de la mota (donde se emplazan las edificaciones) está protegida por un muro de adobe de dos metros de altura coronado con una empalizada de metro y medio de afilados maderos. Posee ronda de guardia y una sólida puerta barbicana de piedra. Al pie de la colina un foso coronado por una empalizada de maderas y zarzas salvajes ofrece una protección adicional.

Terrenos:
El feudo de Darkplains es extenso, pero no muy productivo. 
Se compone de grandes extensiones de tierra salvaje, cuajada de arboledas y zonas de matorrales. Solo en contados lugares se ha desbrozado la maleza y se han cultivado huertos o cereales. La tierra sin embargo es fértil, si bien requiere mucho trabajo. Casi todo el terreno son llanuras, aunque hacia el sur, llegando al bosque, comienzan a elevarse algunas colinas rocosas.
El feudo tiene una gran extensión, pero sus limites hacia el norte, este y oeste están bien marcados por lindar con otros feudos vecinos. Al sur sin embargo bordea con las tierras salvajes, y no hay frontera definida. Mide aproximadamente 20 kilometros de ancho por unos 12 de alto, en una forma algo irregular en forma de semi-circulo.
El feudo posee habitantes, en la forma de varias agrupaciones de granjas (no se les puede llamar ni siquiera aldeas), y varías de ellas son propiedad de un caballero. Estos caballeros deben lealtad al poseedor del título de barón. Por el contrario, las granjas independientes solo responden ante el Barón.
Actualmente hay una población cercana a las 300 personas en el feudo. Sus fuerzas armadas se limitan a 5 caballeros, sus seguidores (unos 25 hombres de armas) y unos 10 soldados que quedan en la fortaleza (ver historia).

Historia:
Nadie sabe hasta donde se remonta la historia de esta baronía. Apartada e insignificante, siempre ha estado allí, si bien si que es cierto que ha cambiado de titular varias veces a lo largo de la historia (como indican los diversos escudos heráldicos tallados en las rocas de los vetustos muros de la torre de homenaje de Mota Verde).
En cualquier caso, el último titular del feudo fue la familia Greenblade, que gobernó el feudo durante al menos seis generaciones, hasta que su último barón murió el pasado verano junto con sus dos hijos, varios de los caballeros y la mayor parte de sus hombres en una batalla contra las bestias del Trollbark Forest. 
No hubo supervivientes en esa batalla, pero un correo encontró sus restos varios días después. Estaban todos muertos alrededor del estandarte de la Casa, donde habían caído luchando y formando un muro de escudos.
La muerte del Barón y sus descendientes (así como de muchos de sus caballeros y soldados) sumió a la baronía en el caos y la desesperación. Varios señores vecinos amigos enviaron algunos soldados a proteger a las gentes del lugar, pero se temía que los retirasen en invierno para proteger sus propias tierras, ya que las bestias de los bosques del sur parecen extrañamente agitadas. Por esta razón, los lugareños buscaban desesperados un nuevo señor.
Lamentablemente, el heredero legal del barón era un primo lejano, un petimetre perfumado de nombre Dalimar Green que se dedica a la buena vida en Waterdeep que y pretende casarse con la hija de una de las grandes casas nobles de Waterdeep. Ni pensaba en irse a esas remotas tierras ni a gastar ni un cobre en ellas. Sin embargo si que estaba dispuesto, a vendérselas a “un nuevo señor responsable y protector de esas buenas gentes (acento y tono afectado)” a cambio de una pequeña fortuna: nada más y nada menos que 100.000 gp. No negociables y en moneda firme (nada de pagarés, gracias).

El comprador del feudo resultó ser nada más y nada menos que el famoso (según algunos infame) aventurero Hook, antiguo señor del Páramo Helado, que buscaba tierras donde reasentar a los supervivientes de un colosal ataque de bestias y gigantes que arrasó su antiguo feudo.

Desde que Hook se ha hecho con el feudo de Darkplains se ha embarcado en un ambicioso programa de construcciones en la Mota Verde, intentando convertirla en un auténtico pueblo; también intenta reactivar la economía del feudo inyectando dinero a sus habitantes con trabajos bien pagados, así como aumentar su población atrayendo colonos de otras tierras. 
Está por ver si estas políticas logran tener éxito.

miércoles, 6 de agosto de 2014

SALIUS INFORMA

Unos bonitos y cuidados jardines, una figura camina tranquilamente por un sendero cuidadosamente empedrado, hasta llegar a una enorme mansión, llama a la enorme puerta con despreocupación. La puerta se abre, para dejar ver una enorme armadura negra que sujeta una de las hojas.

- Ah, Puño Negro, ¿cómo estás?, he venido a ver al Lord, es urgente.-

La enorme armadura no produce sonido alguno, se limita dejar paso al recién llegado, y señalar con una mano una puerta.

- Gracias muchacho.-

La figura entra en el enorme hall, y se acerca con calma hacia la puerta señalada, de la que surge una potente voz:

- ¿PERO QUE NARICES ENTENDÉIS VOSOTROS POR SER DISCRETOS? MALDITOS SEÁIS, ¡DAD GRACIAS A QUE POR EL MOMENTO OS NECESITO U OS REDUCIRÍA A POLVO AHORA MISMO!-

La figura parece dudar unos instantes, saca una ricamente decorada petaca y da un largo trago, piensa unos instantes:

- Vaya, parece que no llego en buen momento y encima para traer más malas noticias, bueno no pueden esperar.-

Da otro largo trago, y empuja la puerta despacio con una ligera inseguridad. Se encuentra en un salón ricamente decorado. Cuatro enormes criaturas con aspecto anfibio, de color rojo sangre y llenas de marcas y tatuajes negros están cabizbajas recibiendo un rapapolvo. En otro lado de la estancia dos enormes figuras equinas con los cascos brillantes, extremadamente limpios extienden una amorosa alfombra con calma y sin hacer mucho ruido. Al otro lado de la estancia una enorme silueta, mucho más grande que todas las demás parece furiosa, sus ojos brillan con un azul intenso:

- OS DIJE DISCRECIÓN, OS DIJE QUE FUESEIS RÁPIDOS, ¿Y QUÉ HACÉIS VOSOTROS? OS DEDICÁIS A LANZAR UN MONTÓN DE MAGIA DESTRUCTIVA EN PLENA CIUDAD, MUY INTELIGENTE, Y SOBRE TODO ¡DISCRETO!-

Las cuatro figuras anfibias no se mueven, aunque miran de reojo al recién llegado, parecen agradecer esta inesperada visita. La gigantesca figura se fija en la puerta recién abierta, y parece calmarse ligeramente:

- ¡SALIUS! Muchacho, me alegra verte, ¿pero qué haces aquí? ¿No tienes asuntos que atender en tu zona?-

- Milord, si muchos asuntos, los fondos van bien por ahora, pero me temo que traigo noticias inquietantes...-

- HABLA ¡MALDITA SEA! SI ESTÁS AQUÍ ES QUE ES ALGO IMPORTANTE.-

El recién llegado parece dudar, se sirve una enorme copa plateada de una jarra que hay sobre la rica mesa y bebe de un trago.

- Veréis Milord, he tenido una inesperada visita en mi casa de verano, dos mujeres, mortales de gran poder y de conocidos nombres, no sé qué las llevó hasta mi, pero allí estaban, husmeando diría yo...Lady Aura Stronghand y Lady Eliara Moonfist creo que son sus nombres.-

Un enorme puño golpea la mesa, que se raja por la mitad, un montón de copas, platos y pergaminos caen con estruendo por el suelo.

- ¡MALDITA SEA! ¿VEIS LO QUE VUESTRA DISCRECIÓN HA LOGRADO? NO SÓLO NO HAN DEJADO DE HUSMEAR, SI NO QUE HAN SEGUIDO OLFATEANDO LA PISTA.-

Una de las figuras anfibias, la más grande se atreve por fin a hablar:

- Milord, les dimos una buena lección, yo diría que estaban a punto de caer, pero la elfa realizó un rápido hechizo y lograron escapar. Enviadnos de vuelta y terminaremos lo que empezamos...-

- ¡NO! SOIS DEMASIADO TEMPERAMENTALES, NO ENTENDÉIS LOS JUEGOS DE LA SUTILEZA, OS ENVIARÉ CUANDO NECESITE FUERZA BRUTA, POR AHORA OS QUEDARÉIS AQUÍ, PODÉIS EMPEZAR POR LIMPIAR ESTE DESTROZO, AL FIN Y AL CABO ES CULPA VUESTRA.-

Las cuatro figuras anfibias ponen malas caras, pero se ponen a recoger y limpiar el salón sin decir palabra.

- Disculpad Milord, en cuanto a las dos mujeres, ahora están en Sembia, las he tenido como invitadas en mi casa y...-

- ¿TE HAN DESCUBIERTO? ¿HAS DEJADO ALGUNA PISTA QUE HAYAN PODIDO OLFATEAR?-

- No lo sé Milord, en principio no, pero son perspicaces y con bastantes recursos, las estuve estudiando e irradian unas potentes auras de poder para ser mortales. No quise descubrirme pero podía haber terminado con ellas sin muchos problemas, pero tenía una importante fiesta y...-

- TU Y TUS FIESTAS MUCHACHO, TE PIERDE EL VICIO, PERO BUENO TODOS TENEMOS ALGUNA DEBILIDAD. EN FIN, ESAS DOS MUJERES YA ME MOLESTAN MUCHO, DEMASIADO.-

La enorme figura hace un gesto hacia uno de los anfibios, que rápidamente le acerca una gran copa. Se tranquiliza al tiempo que da unos sorbos.

- ESAS DOS NO DEJARÁN SU PERSECUCIÓN, AZRRUUM ME HA COMENTADO QUE LA DESCENDIENTE DE LOS STRONGHAND PARECE CABEZOTA, AFERRADA A SUS CONVICCIONES E IDEALES RELIGIOSOS Y DE JUSTICIA, NO CREO QUE LA VAYAMOS A CONVENCER POR LA FUERZA, QUIZÁS ALGÚN CHANTAJE PODRÍA FUNCIONAR, PERO ES UNA GUERRERA SAGRADA, NO SÉ.-

Azrruum deja la escoba por un momento y levanta sus enormes ojos amarillentos:

- Muy cabezota Milord, debéis acabar con ellas u os causarán problemas serios, nosotros...-

- ¡BASTA! ¡NO HE PEDIDO TU OPINIÓN MALDITO SAPO!. ERES FUERTE PERO NO ENTIENDES NADA, ESAS DOS SON GRANDES HEROÍNAS DE LOS REINOS, SUS MUERTES NO NOS BENEFICIARÍAN, AL CONTRARIO LLAMARÍAN AÚN MÁS LA ATENCIÓN, Y PONDRÍAN A MÁS GENTE QUE NO QUIERO TRAS NUESTRA PISTA. NO, DEBEN VIVIR, POR AHORA, PERO HAY QUE PARARLES LOS PIES CUANTO ANTES, YA ME HAN CAUSADO SUFICIENTES QUEBRADEROS DE CABEZA. SALIUS ¿TU QUE OPINAS?-

- Milord, Lady Stronghand si como dice Azrruum está tan aferrada a sus principios, será una molestia continua, yo personalmente me centraría en la elfa, por lo que pude indagar puede que sea de fuerte carácter también, pero a lo mejor podemos llegar a ella con algo más de sutileza, dejadme entrevistarme con ella, la tentaré.-

La enorme figura sonríe, mucho más calmado.

- MMM, SALIUS MUCHACHO, A PESAR DE TODO LO QUE INTRODUCES EN TU CUERPO, VEO QUE AÚN ERES CAPAZ DE PENSAR. ME GUSTA TU IDEA, PROBEMOS. SI NO FUNCIONA, DALAS UNA LECCIÓN EN PERSONA, PERO NO LAS MATES, ¿QUEDA CLARO?-

- Como el agua de manantial Milord.-

- YA QUE ESTÁS AQUÍ, ¿COMO VAN LAS COSAS EN TU ZONA? ¿Y LOS ALMACENES GIGALOS, MEGALOS?-

- En mi zona todo marcha, los fondos están bien, y el culto se expande con rapidez, hay mucho descontento entre las clases más humildes, y el mensaje está calando Milord.  ¿Los almacenes Milord?-

- ESO NO TE INCUMBE, POR AHORA, GIGALOS, MEGALOS, OS HE HECHO UNA PREGUNTA VIEJOS AMIGOS,  ¿Y POR CIERTO QUE HACÉIS?-

Las dos figuras equinas levantan sus cabezas, han dejado una confortable alfombra extendida.

- Milord la alfombra que os prometimos, ya sabéis por aquella que dañamos sin querer...-

- Querer sin dañamos Milord, alfombra nueva de gran calidad.-

- SI, SI, MUY BONITA, PARECE MULLIDA, PERO A LO QUE VAMOS, ¿LOS ALMACENES?-

- Las reservas van bien Milord, están a salvo, en puntos discretos como ordenasteis y organizasteis con tanta sabiduría.-

- Seguidores en gran cantidad a buen recaudo Milord.-

- BIEN, BIEN, NO DESCUIDÉIS ESOS FOCOS, LOS NECESITAREMOS, ME TEMO QUE LAS NOTICIAS HAN LLEGADO AL VIEJO, Y SEGURO QUE NOS ESTARÁ BUSCANDO, NECESITO MÁS FUERZA SI EL MOMENTO LLEGARA...-

La enorme figura se pasea lentamente por el rico salón, con una enorme mano en el mentón, todos los presentes guardan silencio.

- BUENO MUCHACHOS, SEGUID COMO HASTA AHORA, ME TEMO QUE DEBEREMOS SER PACIENTES, LA ALARMA HA SALTADO, ASÍ QUE POR AHORA DEBEMOS LIMITARNOS A EXPANDIR EL CULTO, EVITAD CONFLICTOS CON OTROS CULTOS, QUE MIS SEGUIDORES SEAN UN EJEMPLO DEL BIEN Y LA BONDAD EN LOS REINOS, ASÍ LLEGAREMOS A MÁS MORTALES, ENTRE OTRAS CRIATURAS EL EJEMPLO SERÁ DISTINTO, YA SABÉIS. DEBEMOS CALMARNOS SI QUEREMOS ALCANZAR LO QUE NOS CORRESPONDE. SALIUS PARTE DE INMEDIATO, DEBES ALCANZAR A ESAS DOS ANTES DE QUE DEJEN SEMBIA Y SIGAN CUALQUIER OTRO CAMINO QUE NO NOS INTERESE. GIGALOS, MEGALOS ENCARGAROS DEL CULTO EN WATERDEEP Y ECHAD UN OJO A LOS FOCOS, DEBEN ESTAR A BUEN RECAUDO. VOSOTROS CUATRO...-

Las cuatro figuras anfibias levantan sus enormes ojos amarillos, las escobas en sus manos se paran con cierta esperanza.

- POR AHORA SEGUID CON ESA LIMPIEZA, PUEDE QUE OS MANDE A UNA MISIÓN MÁS ACORDE A VUESTRAS HABILIDADES.-


Sus terribles sonrisas se borran, continúan barriendo, aunque algo más esperanzados.