Una gran tienda de tela fuerte y vieja, con varios cosidos
por distintas partes tapando agujeros. Dentro arden varios fuegos, en ellos
varias herramientas metálicas están al rojo. Fuera se escuchan gruñidos,
gritos, órdenes en un extraño idioma gutural.
Dentro una enorme figura está encadenada al suelo y a una
gran mesa de madera, sus grandes garras con fuertes grilletes clavados con
esmero a la mesa. Otra figura de gráciles movimientos se pasea tranquilamente
por la estancia, hace calor.
- Bueno, bueno, bueno, parece que tu querida hermana me ha
fallado, eso te deja en una posición…digamos frágil, aunque quizás aún me
puedas servir para algo y no me haga un bonito collar con tus dientes…-
La enorme figura mira entre sus lacios y sudados pelos, con
unos ojos de color negro como la obsidiana, no tiene pupilas, y destila odio,
pero su enorme cara llena de afilados dientes del mismo color que sus ojos
delata miedo, mucho miedo.
- Mi señooorrr, por favooorrr, mi hermana era una inútil,
pero yo os puedo servir bien, soltaaadmeee y veréis…-
- Ja, ja, ja, tendrás que usar más esto..- (golpecitos
despectivos con un dedo sobre la gran cabezota)- Para empezar, dime lo que esos
ojos de bruja que teníais han visto, y dime todo o empezarán a pasar cosas
desagradables para ti, divertidas para mi…-
La enorme cara se contrae en una mueca, no entiende cómo
puede saber tantas cosas de ella y sus difuntas hermanas, como terminó con la
pobre Lagassa…no alcanza a entender que un elfo tenga tanto poder…será un poderoso
mago, pero usa espada, no sé…
-¡TOC!- Se escucha un golpe seco, fuerte y certero, la
enorme figura grita de dolor, y ve un cuchillo de carnicero clavado en la mesa,
y uno de sus grandes dedos cercenado limpiamente, ahora en manos del elfo.
- Menudas garras tienes, menos mal que estás atada…-
- Aaaaaggghhh, maldito seas, maldito, ¡mi dedo!-
- No llores tanto vieja, aún te quedan muchos deditos y
puedo seguir, eso era un aviso, ahora deja de pensar, y habla, ¿qué has visto?-
La figura agacha la cabeza, y con voz lastimera empieza a
hablar:
- Mi hermana estuvo buscando como la ordenastéis en es
maldito pueblo, al menos ella se divirtió un poco y comió…entonces un grupo de
extranjeros irrumpió en el pueblo, ella intentó acelerar sus planes, casi había
dado con la tumba del caballero, pero tuvo que distraer a esa panda de
descerebrados, resultaron ser aventureros o mercenarios, y bastante
competentes, así que los distrajo con unos cuantos no muertos y después con
unos cuantos ogros, mientras ella accedía a la tumba…-
- Mmm, interesante, habla, ¿cómo eran esos mercenarios? ¿y
que ha pasado con el mapa? Necesito ese mapa, y cuanto antes, no puede esperar
más, ya he esperado demasiado tiempo. Y procura no mentir vieja, lo sabré…-
La criatura estaba a punto de decir algo, cierra la boca, y
se lo piensa mejor, vuelve a hablar:
- Había varios, un pequeño como esos que tenéis atrapados,
diestro con varias armas y con cara de listillo, dos mujeres que parecen
celtas, una muy diestra con una gran espada que nombra a un tal Anhur en muchas
ocasiones, otra con el cuerpo lleno de pinturas azules, ambas son diablos con
las espadas, un macho humano con extraños atuendos, lleva un casco alargado y
una espada muy extraña, pero mató a varios ogros el solo. Una humana sureña de
piel tostada, con una imponente armadura, y muy diestra con una lanza, esa
perra y la que nombra a Anhur mataron a mi hermana…Un apestoso enano acorazado
y portando un montón de hachas, un guaperas sureño, yo diría que heleno o algo
así, ese tiene pinta de no saber dónde pisa, y otro humano delgaducho con pocos
dientes que habla mucho. Ah, había otra extraña humana, de color negro, vestida
con pieles y extraños adornos, pero esa usaba magia, y además porta una daga de
gran poder…Todos ellos parecen mercenarios o aventureros experimentados, no son
panolis por su forma de luchar…-
El elfo frunce el ceño, y sus ojos brillan con un ligero
tono rojizo, pero parece seguir con calma.
- Comprendo, comprendo, en esas descripciones creo reconocer
a algunos miserables que ya se han cruzado en mi camino alguna vez…me están
causando muchos problemas, y eso me disgusta…-
La enorme figura tiembla de miedo, esperando perder otro
dedo.
- ¿Y el mapa? ¿lo viste?-
- Si Milord, lo encontraron esa panda de descerebrados, pero
estoy casi segura que no saben lo que es.-
- Claro, ¿cómo lo iban a saber?...¿viste qué hicieron con
él? ¿se lo llevaron?-
- Si Milord, lo llevan con ellos, os lo aseguro.-
- Pues habrá que recuperarlo ¿no crees?-
La enorme figura parece algo mareada, su tez ha
empalidecido.
- M…M…Milord, me estoy desangrando…-
El corte del dedo ha llenado la mesa y parte del suelo de la
tienda de una espesa sangre negra.
- Ah, si, disculpa, ahora mismo te mando a unos
sacerdotes…jajajaja, no, es broma, no te preocupes, yo te cierro la herida en
un santiamén.-
Con un rápido movimiento toma un hierro al rojo, y lo pone
sin miramientos en el corte, sale humo y un holor a carne quemada, con el
consiguiente aullido.
- ¿Ves? Curada la nena.-
Los ojos negros se clavan en él de nuevo, hechos odio puro,
pero la enorme figura no dice nada.
- Bien, bien, así que esos metomentodo siguen rondando y
cada vez más cerca, seguro que ese pies peludos es de la zona y se ha traído a
unos amigos a molestar. Bueno querida, pues ya tienes qué hacer, les buscarás y
me traes el mapa, y procura no fallarme como tus hermanas, o la próxima vez no
perderás un dedo, perderás algo más importante…ah, si tratas de huir o
jugármela, te encontraré, no dudes de mis capacidades…-
El elfo apoya las manos sobre la mesa y la mira directamente
a los ojos, la enorme figura tiembla de terror, y se queda muy quieta, de
pronto parece tranquila y segura.
- Milord, estoy para serviros, y además quiero vengar a mi
hermana, soltadme y os traeré ese mapa…-
- Bien, bien, te llevarás unas cuantas bestias de éstas que
hay fuera, para que te echen una mano…-
- ¿Qué queréis que haga con los mercenarios?-
- ¿Esas malas gentes que dieron muerte a tu hermana?
Personalmente me da igual disfruta devorando sus huesos si eso te place, pero
tráeme el mapa o no vivirás mucho más que tus hermanas…¿nos entendemos vieja?-
- Si Milord, claro como la sangre de doncella.-
Una voz gutural pide paso a la tienda, el elfo sin inmutarse
cambia de forma, ahora es más grande, un cuerpo fornido terminado en una cabeza
similar a una hiena, con poderosos músculos, responde en el mismo idioma.
- Pasa Gulkaj.-
- Otra figura con cabeza de hiena entra en la tienda, con
mirada de respeto.-
- Las huestes se reúnen y están ansisosas gran Khan-
- Bien, no te preocupes aún hay tiempo, tu y tus muchachos
iréis con esto, señala la figura encadenada a buscarme un poderoso objeto para
la guerra, ella manda, ¿entiendes?-
- Ella manda, nosotros cazar, la enorme cara de hiena sonríe
con una horrible mueca.-
- Prepara a tus muchachos, partís en unas horas.-
Gulkaj se golpea con un enorme puño el pecho y sale de la
tienda. El elfo retoma su forma.
- Si hablas de cualquier cosa que no debas con Gulkaj o sus
muchachos, te buscaré vieja, y vivo mucho tiempo, así que cuando creas que has
escapado una noche me encontrarás cerca con algo afilado…-
- Milord, yo nunca os traicionaría...-
- Claro, claro, ¿cómo dudar de tu lealtad?, pero sabes voy a
tener que hacerme un pequeño seguro por si los Dioses no lo quieran, con
poderosas magias un hechicero pudiera ponerte en mi contra…-
Estas palabras se pronuncian con gran calma, como un
matarife acercándose a un cordero al que va a sacrificar, tomado un extraño
instrumento al rojo, sin mediar más palabras agarra con rapidez y fuerza la
cabeza de la vieja, y traza unas horribles marcas con el hierro al rojo por
toda la cara de la criatura, que se deshace en gritos y aullidos, hasta
desmayarse, el elfo mira su obra, musita unas palabras en un lenguaje olvidado,
y las marcas sobre el cuerpo de la anciana brillan ligeramente con una luz
azulada que rápidamente se apaga.
- Cada vez me quedan mejor, hasta a un ser tan repulsivo le
he mejorado el aspecto.-
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Un claro en un bosque, en un terreno elevado, es una gran
colina, en el centro del claro hay un extraño gran árbol de piedra cubierto de
musgos, tiene un aspecto amenazador, está amaneciendo, en un lado del claro hay
un fuego y un grupo de hombres a su alrededor, todos están bastante callados
cocinando los restos de un venado que han cazado, una figura enjuta les da la
espalda mirando continuamente al claro. Uno de los hombres se dirige a él:
- Archie, jefe, ¿aún tendremos que estar mucho tiempo aquí?
Este bosque no nos gusta mucho…-
La figura enjuta se gira con una sonrisa, es un hombre de
cuidado peinado, con aros de oro en las orejas y cuidada perilla, porta ropas
recargadas de noble, aunque viejas y remendadas. Lleva varias armas, pero
destaca una recargada espada larga, sobre la que casi siempre tiene una mano.
Habla con un ligero acento de Lys, algo amanerado, y suave:
- Muchaaaachooosss, no os preocupéis, ya queda poco, pronto
se os pagará lo que os corresponde, ese duende aparecerá de un momento a otro
con el oro que me debe…-
Uno de los hombres que estaba de guardia, se acerca al
improvisado campamento, con ciertas prisas se dirige a Archie:
- Jefe, hay movimiento al otro lado del claro, he visto a
varios hombres, parecen norteños…-
- ¿Norteños? Qué raro, esto está lejos para ellos,
bueeeenooo, muchachos no tentemos a la suerte, coged las armas, y veamos de qué
van esos bárbaros.-
Pronto aparece otro grupo de hombres, la mayor parte parecen
rudos, de tez clara, rubios en su mayoría, algún pelirrojo, y uno más alto y
desgarbado destaca entre ellos, este se acerca al enorme árbol de piedra.
- Aquí es guerreros, aquí es mi cita con el duende, pronto
veréis un buen montón de oro..-
- Floki, espero que así sea, porque los hombres no están
contentos, llevan meses sin combatir, saquear, o hacer algo que no sea caminar
por bosques…-
Floki iba a decir algo, cuando una flecha pasa silvando
cerca de su cara, da un grito, y los norteños inmediatamente forman a su
alrededor con escudos y mirando en dirección contraria a donde vino la flecha.
Una voz amanerada habla:
- Bravoooossss, norteños, ¿queréis hablar un poco o les digo
a mis muchachos que os maten directamente?-
Floki sale de la formación, con una mano levantada.
- Hablemos.-
Archie escoltado por unos cuantos de sus hombres se acerca
al enorme árbol de piedra, y mira con cautela a los norteños, sabe que son
guerreros temibles, y el que los lidera, un hombre alto, desgarbado, con los
ojos pintados de negro y con poco pelo tiene pinta de loco, y Archie sabe que
los locos son muy peligrosos.
- Sir Archivald Cunningham, para serviros.- Relamida
reverencia.
- Floki, constructor de barcos me llaman…-
Ambos se acercan dejando a sus hombres detrás.
- Veréis señor Floki, resulta que tengo una importante cita
aquí, os rogaría que salierais de este claro cuanto antes.-
- Resulta que yo también tengo una cita aquí, señor
delicado, y ningún esmirriado me va a decir lo que tengo que hacer, en un
bosque perdido de la mano de los Dioses. Os aviso que mis hombres tienen ganas
de gresca, así que no juguéis con vuestra suerte…-
- Entieeendooo, la verdad no creo que nos interese matarnos
aquí los unos a los otros, por un casual vuestra cita no será con un duende, alto,
rubio, de mirada tenebrosa…-
El norteño parece sorprendido, y clava su mirada de loco
sobre el esmirriado, y sonríe.
- Pues si, que cosas, ¿tu también flacucho?-
- Así es, me da que nos ha citado a la vez…mmm…yo diría que
esperando que nos mataramos los unos a los otros para evitar soltar el oro.
¿Qué crees norteño?-
- Que es muy posible, esos duendes no son de fiar, y este me
dio mala espina desde que le conocí. ¿Qué te parece una tregua? Al menos hasta
que aparezca el duende y aclare las cosas…-
- Me parece muy bien norteño, no deseo verter vuestra
sangre, sólo terminar un trato.-
Floki se escupe en la mano y se la tiende a Archie, que la
mira con gran disgusto, pero la aprieta con firmeza. Los dos grupos se quedan
separados cada uno en un extremo del claro, sin dejar de vigilarse. Así pasan
las horas…hasta que finalmente aparece una figura imponente de un elfo por otro
lado del claro, está solo y envuelto en una gran capa. Camina tranquilamente
hasta el árbol de piedra y se apoya en él con una ligera sonrisa. Floki y
Archie se acercan al árbol al verlo, cubiertos por sus hombres a una distancia
prudencial.
Archie habla primero:
- Vaaaayaaaa, al fin, no veo que traigáis una bolsa abultada
con el oro que me prometisteis milord.-
Y Floki:
- El esmirriado tiene razón, ¿dónde está el oro? Si no hay
oro, no hay trato. He de reconocer que los tienes bien puestos duende para
presentarte aquí tú sólo…-
- Bueno, digamos que vosotros y vuestros hombres no me dais
miedo, ¿y quién os ha dicho que esté solo?-
Hace un ligero gesto con una mano enguantada, y varias
figuras se mueven ligeramente entre los arbustos cercanos.
- Bien, buenas gentes, una vez que todos hemos mostrado
nuestras cartas, ambos debéis tener algo para mi, y espero que lo hayáis traído.-
Los dos mercenarios se miran entre si y ambos dan respuestas
similares:
- Primero el oro duende.-
El elfo saca una pequeña bolsa y la abre, está llena de
brillantes gemas.
- Aquí está lo que os prometí, lo he treaído en gemas, por
comodidad, podéis tasarlas, os aseguro que está todo.-
Ambos hombres miran la bolsa con avaricia. El elfo da a cada
uno la mitad del contenido. Ambos las miran a la luz y parecen satisfechos.
Floki se gira hacia sus hombres:
- ¡Olaf!-
Un enorme guerrero con dos hachas a la espalda y vestido con
una piel de lobo se acerca con una caja de hierro, y la deja a los pies del
elfo, se gira hacia Floki:
- ¿Todo bien?-
- Eso parece, vuelve con los muchachos-
Archie mira con desconfianza al elfo y al norteño, y
finalmente saca un pañuelo de seda abultado.
El elfo sonríe, mira el contenido de la caja, y del pañuelo,
y sonríe aún más.
- Perfecto, perfecto, señores veo que son hombres de
palabra.-
Archie:
- No ha sido fácil, pero está hecho, imagino que será algo
importante si pagáis estas sumas…-
El elfo se gira hacia Archie, y sus ojos brillan con un
ligero destello rojizo.
- Señor Cunningham, ni se os pase por la cabeza, el trato
está cerrado, si intentáis sacar más, sólo servirá para adornar vuestra tumba.-
Archie da un paso atrás, está pálido y se ha llevado la mano
a su sobredecorada espada.
- Tranquilo duende, tengo lo que quiero, y sé conformarme…-
- Bueno, como habéis visto yo cumplo mi palabra, a lo mejor
os podría interesar otro trabajito…-
Floki y Archie miran sus bolsas de gemas, se miran entre si,
y miran al elfo, ambos asienten.
- Imaginaba, veréis hay cierto grupo de mercenarios que por
accidente se han topado con un objeto que deseo tener, y estaría dispuesto a
pagar otra bolsita de gemas a aquel que me lo consiga…-
Floki pierde su mirada de loco en el enorme árbol de piedra:
- Y ¿de qué objeto se trata duende? ¿mercenarios peligrosos?
¿muchos? No pienso meterme en un campamento militar para traeros cualquier
mierdecilla…-
Archie sonríe y asiente:
- Mi compañero del norte tiene razón, hemos visto que pagáis
bien, y lo acordado, pero depende de quienes sean esos tipos, no me voy a jugar
el pescuezo alegremente, aunque si la suma es similar a ésta…-
- Veréis, da la casualidad, cosas del destino, que ambos habéis
coincidido antes con algunos de esos mercenarios, y no creo que os supongan un
problema a ninguno de los dos, y menos aún si decidierais unir fuerzas, por una
causa noble…un montón más de oro en bonitas gemas. Entre ellos están algunos
viejos amigos tuyos señor Cunningham, una mercenaria malhablada que rinde culto
a Anhur, un halfling al que llaman ‘Noticias’, una negra Chamán del otro lado
del gran mar…¿os suenan?-
Archie tuerce el gesto:
- Esa perra se llama Arianhood, conocida como Arian ‘boquita
de piñón’ y sus amiguetes, si hicimos algunos trabajos juntos en el pasado, sé
quién es, y para mi será un placer hacer cualquier cosa que la cierre esa
mierda de boca que tiene, pero es una guerrera formidable, y además tiene
algunas capacidades mágicas,...peligroso, mi precio…-
Archie levanta varios dedos.
Floki continúa:
- Ah si, jajajajaja, ya les recuerdo, no pensé que siguieran
vivos después de la encerrona que les preparé en mis tierras, desde luego deben
ser duros si salieron de aquello, rivales dignos, no me importaría que esa
monada me mandara al Valhalla, pero antes me gustaría oírla gritar…¿lo pillas duende?-
Varios guiños de ojo. - Mi precio como el del flacucho, estaría bien.-
El elfo sonríe, abre ligeramente su capa, y mete los
pulgares en una formidable coraza que lleva puesta, a la altura de las
clavículas.
- Bien, bravos guerreros, me gusta vuestra actitud, sois
gentes razonables, ese grupo partirá pronto de un pueblo a unas jornadas al sur
de aquí, y creo que se dirigen al pequeño país de Lorindale, aún les queda un
viaje largo hasta allí, estoy seguro que hombres de vuestra astucia serán
capaces de…digamos sorprenderles. Personalmente me da igual lo que hagáis con
ellos, pero portan un escudo, un escudo extraño, con una rara apertura en la
parte superior, sabréis cuál es cuando lo veáis, ese escudo es lo que quiero
que me traigáis, y os pagaré de nuevo las sumas que habéis pedido. Pensad en
uniros porque no creo que viajen solos, tienen más compañeros de armas, que
creo que no conocéis…-
Floki y Archie se miran, se evalúan, buscan puntos débiles,
y ambos muy sonrientes se estrechan las manos.
- Norteño, tenemos una alianza, que nos hará muy ricos.-
- Flacucho, desde luego que si, con tus perros y los míos,
esa panda de mierdecillas pronto estarán de vuelta al barro, o quizás podamos
capturar a alguno, conozco sitios en los que nos darán un buen precio…-
- Bien señores, os sugiero que os pongáis en marcha, cuanto
menos tardéis en traerme ese escudo, más os pagaré, tomad esto…-
Saca un cuidado mapa en pergamino, y les señala un lugar.
- Aquí será la entrega cunado consigais ese escudo, y no me
aburrais con traiciones y conspiraciones porque me haré unas sábanas con
vuestras pieles y collares con vuestros dientes ¿Queda claro?-
Mientras pronuncia suavemente estas palabras ambos hombres
ven que lleva collares de dientes al cuello, no es un farol.
- Tu paga duende y tendrás lo que quieres.-
- Milooorddd, os traeremos ese escudo nos pagareis y todos
seremos muy felices.-
- Perfecto entonces, recordad el punto de encuentro, y cuanto
antes mejor.-
El elfo se va tranquilamente como ha llegado, con todos los
hombres a ambos lados del claro mirándolo con desconfianza. Floki y Archie
reunen a sus hombres bajo el gran árbol de piedra y los van presentando, les
comentan que ahora son hermanos de armas, juntos ganarán mucho más que
separados, y reparten parte de las gemas entre ellos. Montan un campamento
mayor, y pronto se oyen risas, se comparten cervezas, hidromiel, comida,
historias y canciones, pero aunque disimulan, en ese campamento nadie se fia ni
de su sombra.