Un pequeño claro en un bosque, con una gran roca en el centro,está atardeciendo, un hermoso fuego arde, alrededor un buen puñado de figuras cocinan algo, cuentan historias y ríen. Una enrome figura está de pie junto al fuego, es femenina, imponente, su potente voz hace callar a todo el grupo:
- ¡Silencio!-
Un tipo gordo con la boca llena, y un muslo de pollo en una mano responde:
- ¿Qué ocurre jefa? ¿Tenemoz vicitaz?-
- Me ha parecido escuchar algo, y espero a alguien.-
Nada más pronunciar esas palabras todos los hombres salvo ella caen dormidos, ella echa mano a sus armas, pero una suave voz surge del bosque que la rodea, dos pequeñas figuras encapuchadas surgen de la espesura, con suaves movimientos se acercan a ella.
- Vamos, vamos, eso no será necesario…Tuka.-
La voz es suave, pero las palabras aunque respetuosas, se pronuncian como si estuvieran escupiendo a una rata.
La enorme mujer empalidece ligeramente, pero saca sus armas igualmente.
- ¿Qué sucia magia habéis lanzado sobre mis hombres? Y más importante ¿habéis traído el oro?-
Las dos figuras encapuchadas hablan a la vez, una comienza una frase, la otra la termina:
- Querida, te hicimos un encargo muy sencillo, sólo tenías que asaltar con tu pequeño grupo de ratas un infecto pueblo perdido, y eliminar a un herrero y su…hija…-
- Y eso hicimos, aquí el gordo atravesó al herrero como a un jabalí, cuando protegía a la chiquilla, que al estar detrás también murió de la estocada…-
El gordo está paralizado sudando, en posición de morder el muslo.
- Sois taaaaannn estúpidos, que hasta nos dais pena, ¿comprobasteis que ambos estaban muertos? ¿O los disteis por muertos mientras saqueabais el pueblo?-
- Están muertos y vosotros me debéis una gran suma por el encargo y…-
La enorme mujer cae de rodillas, se ha llevado las manos a la garganta, no puede respirar, unas terrorificas manos fantasmales le aprientan la garganta sin piedad. Una de las figuras la está señalando con una fina mano enguantada, la otra se le acerca y le habla.
- Mira híbrido aborrecible, encima de asquerosa sangre verde, nos repugnas, pero necesitamos a alguien como tu para este encargo. Y nos fallaste, acabasteis con el herrero, pero no con la chica, sabemos que escapó, y sabemos que os busca maldita estúpida, si os encunentra eso podría llevarla a nosotros, y eso nos desagrada profundamente, ¿verdad hermano?-
- Así es.- al tiempo hace un ligero gesto y las manos siguen apretando el pescuezo de la mujer que lucha por quitárselas, y por respirar.
- Así que escucha atentamente, hermano por favor si jadea no puede escuchar.-
- Ah si.- Otro gesto, y la mujer toma una gran bocanada de aire al verse libre del hechizo, tose y mira a las figuras con miedo.
- Acaba el trabajo Tuka, somos generosos y os daremos una nueva oportunidad, buscad a la chica y eliminadla, la queremos muerta y bajo tierra ¿me explico con claridad?-
- Si.-
- Bien, hermano déjale algo por las molestias.-
Una de las figuras lanza una bolsa al suelo que tintinea, como si lanzara un hueso a un perro enfermo para que no se le acerque.
- Ahí tienes oro, para ti y tus hombres, si acabais el encargo os daremos, tres veces más, pero recuerda que ‘tocamos el arte’ y tenemos medios para enterarnos de lo que ocurre, sabremos si has terminado el trabajo o no.-
El otro encapuchado habla con voz similar, por no decir idéntica:
- Y si no lo acabáis volveremos, y procuraremos que no podáis hablar con nadie de éste asunto, ¿queda claro?- Mientras lo dice acaricia suavemente el cuello del gordo con una afilada daga.
- Queda claro, acabaremos con la niña, no os preocupéis, y procurad tener el oro, si intentáis engañarme…-
- Somos gentes de palabra, pagaremos, procura no fallarnos.-
Las dos figuras desaparecen en la espesura como aparecieron, sin hacer un solo ruido. Los hombres despiertan como si nada, siguen con sus historias y risas, salvo el gordo, que mira a su jefa aterrorizado.
- ¿Quién, …quiénez…?-
- Cálla Mel, y cuenta el oro de esa bolsa, no te preocupes, parece que no terminamos el ‘encargo’, pero han prometido soltar mucho más oro cuando acabemos…-
- Lo oía y veía todo Tuka, pero algo no dejaba moverme.-
- Son hechiceros o manejan magia de alguna forma.-
La enorme mujer escupe en el suelo. Y se sube a un caballo:
- ¡Bueno escoria! Ya habéis descansado, comido y reído, ¡Montad! ¡Tenemos un encargo, y nos van a pagar un montón de oro!, ¿venís?-
- ¡Hurra!-
Todas las figuras del claro, apagan el fuego, y montan sus caballos, salen al galope por un estrecho sendero, es plena noche, porque confían en su jefa, siempre les ha traído suerte y oro, mucho oro…