lunes, 7 de abril de 2008

La Quinta Guerra de la Espada Rubí

El famoso grupo de aventureros conocidos como 'Los Héroes de Black Oaks' jugaron un papel fundamental en el desenlace de esta terrible guerra en la Suboscuridad. El enfrentamiento entre Kuo-Toas y Gnomos de las profundidades fué terrible, los Kuo-Toas firmaron una alianza con una sacerdotisa Drow que consiguió derribar las puertas de Grimbaldlin, la ciudad de los Gnomos, por medio de la convocación de un enorme demonio de la familia T'anari, un Goristro. El grupo de aventureros defendió valientemente la ciudad de los gnomos, incluso destruyendo al terrible demonio, y venciendo en combate al sirviente de la sacerdotisa drow, Relonor, un imponente Draegloth. Los Drow traicionaron a los Kuo-Toa, aliándose con un gran ejército de Orogs, que irrumpió en la caverna, aniquilando a todo lo que se les ponía por delante, Kuo-Toas, o Gnomos indistintamente. Los Kuo-Toa se percataron de la traición y atacaron a los drow, de manera que ese conflicto interno entre los atacantes, y gracias a la aparición de un avatar de Callarduran convocado por los gnomos, permitió salvar a la ciudad. Los Kuo-Toa fueron diezmados, el ejército orog prácticamente destruido, su jefe, Murruk-Khan fué vencido por los héroes, y arrojado desde las murrallas al suelo de la caverna. Los Kuo-Toa se retiraron a sus cavernas a lamerse las heridas, y los drow huyeron a su ciudad natal...
En una enorme sala oscura presidida por una enorme estatua de una araña plateada, un grupo de sacerdotisas drow escoltan a una imponente Drow que habla con una gran criatura:
- Relonor esperaba más de tí, aunque ya te advertí que no entraras en la batalla hasta que yo diera la señal.-
- Si Madre, ahora entiendo que en tú gran sabiduría tenías razón, pero no pude reprimir mis instintos, esa criatura humana, si es que realmente era humana que no lo creo, demostró ser un rival por encima de mi fuerza, pero lo lamentará Madre...'
- Estúpido, cállate, no tenemos tiempo para tus venganzas personales, de momento debemos reagrupar nuestras fuerzas, aunque sí ese grupo destacó en la batalla, y en gran parte frustraron mis planes, no deben quedar sin castigo, seamos pacientes, y vigilemos, tarde o temprano intentarán volver a la superficie, y entonces, puede que tengas tú venganza, no podemos entrar en la ciudad de esos gnomos, han demostrado ser más fuertes de lo que parecía.-
- Bien Madre, tú mandas, yo obedezco, por la reina araña juro que ese maldito ser que me humilló con dos dagas pagará por ello.-
- Escucha, esperaremos la señal, cuando tengamos información adecuada, partirás con un grupo, e irás de caza, creo que sería interesante conocer a ese grupo de aventureros, puedes despachar al tuyo, al resto los quiero vivos, también deben pagar su ofensa.-
- Gracias Madre, así será, esperaré tus ordenes, y despedazaré a ese ser con mis manos.-
La enorme criatura hace una reverencia y se va silenciosamente de la enorme sala, las sacerdotisas murmuran entre si, pero la gran clériga drow las hace callar con un gesto mientras le sirven un almuerzo sanguinolento...

Relonor 'El Siervo'

miércoles, 2 de abril de 2008

Vida y muerte de Thomas Havenrod, homenaje al PNJ

'¡Vaya! ¡¿Así que esto es estar muerto?!'
El semiogro Thomas se preguntaba por qué seguía mirando su cuerpo descuartizado mientras flotaba en el aire. Por lo menos ya no tenía dueño. Aunque claro, Thomas siempre había tenido un dueño...

Primero fue su tío humano, que siempre le decía lo que tenía que hacer y cómo. Acarrear leña, encender el fuego, sacar agua del pozo... No era un mal tipo, simplemente nunca podría perdonarle a Thomas el haber acabado con la vida de su hermana en el parto.

Al cumplir los 13, su tío le indicó que iba a casarse y, con toda probabilidad, Chauntea les bendeciría con descendencia. En aquella casa no había sitio para alguien como Tom, de modo que fue "adquirido" por un comerciante de Waterdeep. Su trabajo con él se limitaba a cargar con las cosas pesadas y a asustar a los entrometidos que hacían demasiadas preguntas. Un trabajo fácil para Tom. Hasta que ÉL llegó.

Aquel cliente nunca le inspiró confianza, aunque ningún hechicero la inspiraba. Sus actos no eran especialmente malvados, ni él mismo era especialmente cruel con sus sirvientes. Pero sus ojos revelaban una cualidad temible en un usuario de magia: era implacable. Aquel hechicero no se dentendría ante nada ni ante nadie para conseguir sus objetivos.

Enseguida encandiló al mercader con su promesa de oro y prósperos negocios de los que él tendría la exclusiva, a cambio de una participación como socio por parte del hechicero. La avaricia pudo con el mercarder y puso rumbo al norte con un cargamento de armas disimulado entre entre paja, artesanía y, sobre todo... el oro de los sobornos. Es una cosa maravillosa, el oro. Convierte a los hombres en felices ciegos, sordos y mudos mientras cambia de manos.

Por supuesto, todo salió mal. Aquella banda de ladrones montados en grifos no les dió ninguna oportunidad. Mientras movía sus lentas neuronas para averiguar cómo podría escaparse, el cuerpo de su antiguo dueño se desangraba en el suelo de aquella cueva. Aquel hechicero le indicó que, a partir de aquel momento, le serviría a él.

Tom estaba más tranquilo al haber encontrado a alguien a quien servir, pero pronto vió que aquello no era igual que servir en Waterdeep. Para empezar, estaban aquellos seres nauseabundos. No es que Tom fuese la criatura más limpia, pero era disciplinado y se lavaba una vez por semana. Pero aquellos orcos parecía que disfrutaban rodeados de inmundicia. Creyó que su suerte no podía empeorar, aunque no sabía lo mucho que se equivocaba.

La criatura que tenía delante de él le inspiraba un miedo considerable. No era su tamaño, ni el tamaño desmesurado de sus colmillos. Ni siquiera era la voracidad con la que se alimentaba. Era el Frío. Glathiartanax no despedía frío, sino que ERA el frío. Su respiración al hablar era como cuchillos gélidos clavándose en el pecho de Thomas, donde desde que fue presentado como ofrenda al Blanco, lucía un collar de cristal. Aquel collar le recordaba en cada momento a quien servía, pese a encontrarse en compañía del hechicero en casi todo momento.

Las conversaciones que Glathiartanax mantenía con el hechicero eran difíciles de entender. Involucraban conceptos como "monopolio", "suplantación", "legado de bienes"... pero sobre todo uno: "Guerra". Según el hechicero, no había mejor manera de simular una guerra en aquellas tierras que provocando una. ¿Aquello tenía que parecer real? Pues sería real. Al menos en parte, ya que un poderoso sortilegio hizo parecer que el contingente orco era mayor de lo que realmente era. Durante aquellas interminables noches de estrategia en la cueva del glaciar, Tom entendió que aquella guerra también serviría para hallar un objeto llamado "la varita de fuego y hielo", un poderoso objeto que el dragón había "heredado" de su padre al matarle en combate. En algún momento de aquella contienda, Glathiartanax había perdido aquel objeto y sospechaba que podría hallarse en algún punto de las estribaciones de las montañas.

Y así es como Tom se había visto envuelto en aquella situación. Según el hechicero, aquella "Lady Ágata" había esquivado los ataques de Rack el Rojo y sus grifos. No sólo eso, sino que en realidad había terminado con él. Y lo que es peor, había reunido a los supervivientes de los ataques a las aldeas en una de ellas, protegiéndola y obligando al hechicero a desplegar ejércitos ficticios sobre la aldea con el propósito de engañarles. Cuando el hechicero salió corriendo de la tienda donde estaban acampados porque había oído un ruido fuera, Tom ya suponía a quién iba a encontrar.

La comerciante era además una hechicera, como el resto de aquel grupo. Parecían tener recursos mágicos ilimitados, pero la victoria parecía clara para mi maestro. Cuando entonces ocurrió. El hechicero se vió vencido por un enemigo al que no podía ver (uno de los integrantes del grupo se podía hacer invisible, por lo que se veía) y decidió marcharse con la capa ensangrentada y jadeando. Antes de que Tom pudiera plantearse nada, aquel extraño guardabosques apareció ante él. Su manera de mirar, su voz e incluso sus gestos le confundieron. Y Tom tuvo un nuevo amo.

El nuevo amo de Tom le indicó que volviese con los orcos a las montañas, donde se reuniría con ellos. Tom no era muy listo, pero durante el camino entendió que la aparición del nuevo amo era una información que no debía divulgar. A menos que le preguntasen, claro. Así que decidió transmitir las órdenes "de parte de su amo", sabiendo que la ambiguedad de aquellas palabras le mantenía seguro.

Semanas más tarde, Tom se enteró por Chillus, uno de los gigantes de hielo que servían al dragón, de que aquellos aventureros se habían adentrado en las montañas y matado, no sin gran esfuerzo, a Coldius, hermano de de Chillus. Secretamente, Tom se alegró. ¿Estaría su amo bien? Aunque hubiese sobrevivido al ataque del gigante, aún tendría que vérselas con el Blanco...

Y una mañana le volvió a ver. Unos apresurados orcos le habían mandado llamar porque "una persona importante" se hallaba en la entrada de la caverna. Tom se alegró de verle, aunque la manera que tuvo aquel grupo de acabar con la vida de muchos de aquellos orcos fue brutal. Salieron de la nada, de nuevo invisibles, y con su brujería hicieron volar por los aires con un estallido de fuego a algunos, mientras que unos negros tentáculos aprisionaban a otros y los estrujaban hasta hacerlos pulpa.

En aquel momento, Tom dejó de estar alegre. Su pecho notaba el frío punzante que indicaba la vuelta de Glathiartanax. Indicó a aquel grupo que su señor estaba a punto de volver y reveló el collar de cristal que le mantenía atado a su servicio.

'Corra, amo, corra. ¡Él está cerca! ¡Escóndase!' - Le dijo agobiado, sabiendo que sólo había dos sitios que el dragón no pudiese ver desde el aire: la cueva de los orcos, cuya entrada acababa de ser derrumbada, y el propio cubil del señor blanco.

Tom siempre había servido fielmente a sus amos, aunque su grado de dedicación había dependido mucho cómo le tratasen. El comerciante que le había comprado en su pueblo natal le ofrecía cama y comida por un trabajo fácil, de modo que se esmeró en cumplir al pie de la letra su mandato e incluso se entristeció con su muerte. El hechicero y el dragón no habían sido amos amables, y por eso no siempre había estado a la altura del servicio que ellos esperaban. Y por eso Thomas Havenrod (si usamos el apellido de su madre) está muerto.

'No maestro, no sé qué ha pasado con Chillus. ¿Está muerto? Pues yo no he visto a nadie'
'¡Mientes, repugnante remedo de ogro cobarde! Lo noto en tu voz. ¿¡Qué sabes!? Sé que tú solo no habrías sido capaz de derrotar a Chillus ni en el mejor de tus días. ¡Habla, te lo ordeno!'
'¡Señor del Glaciar! Mirad la caverna. La entrada está derrumbada... ¿No podría ser que quien quiera que haya hecho esto se haya escondido detrás de esa pared de piedra?' - preguntó lacónicamente Tom. Aquello compraba unos valiosos segundos de tiempo para su amo.

El reptil empezó a cavar y a extraer las rocas cuando de repente se quedó quieto. Ridículamente, a Tom le recordó a 'Sparks', el perro que un vecino del pueblo tenía para vigilar un sembrado. El dragón husmeaba el aire de un modo parecido.

'¡Me has mentido, escoria! ¡Están abajo! ¡En mi casa!' Y sin decir más las garras y colmillos del dragón degarraron la carne de Tom.

Abajo, la lucha había terminado. Increiblemente, el grupo de aventureros había sobrevivido y se repartían las pertenencias del dragón. Algunos, de hecho, recogían partes y órganos para futuros usos. Tom no sabía para qué querrían aquellos despojos, pero entendió que sería algo ritual. Quizás como el dragón iba sin duda a comerse a aquellos intrusos, ahora ellos se lo estuvieran comiendo como venganza... pero una luz le distrajo de aquellas consideraciones.

'VEN' dijo la voz.
'¿Quién eres? ¿Qué quieres?' - dijo Tom sin preocuparse de algo tan mundando como de que no tenía boca para articular aquellos sonidos.
'TE HAS GANADO UN SITIO A MI LADO, SI LO DESEAS. TU CUMPLIMIENTO DEL DEBER ME HA CONMOVIDO. ERES UNO DE LOS POCOS DE TU RAZA QUE CONOCE EL SIGNIFICADO DEL HONOR Y DE LA PALABRA DADA. ¿QUIERES VENIR CONMIGO?'
'Supongo que sí. No tengo ningún otro sitio al que ir... ¿Sois mi nuevo amo?'
'MI NOMBRE ES TORM'
'De acuerdo, señor Torm. Por cierto, jefe... ¿No tendría algún trabajo para mí?'

CAMPANILLA


Comienzos: Esta joven Pixie quedó huérfana siendo muy pequeña, su pequeño poblado fue atacado por una horda de orcos, criaturas faéricas malvadas (Quiklings y algunos otros), todos ellos a las ordenes de un poderoso ser que se hacía llamar Urzlar ‘La llama negra’. El poblado fué aniquilado, y saqueado, a penas un puñado de Pixies quedaron con vida, y lograron huir, la pequeña Campanilla se perdió en las profundidades del bosque huyendo de distintas criaturas de la horda.
Tras dos o tres días deambulando por el bosque se encontró con un pequeño grupo de elfos, a los que vigiló y siguió por la espesura, gracias a su invisibilidad los elfos no se dieron cuenta de su presencia. Al cabo de unos días, los elfos notaron que les faltaban algunas provisiones, y de vez en cuando les parecía oír cascabeles o campanillas cerca de su campamento. Finalmente en una guardia nocturna uno de los elfos de nombre Adamar sorprendió a Campanilla hurgando en su mochila y comiendo parte de sus provisiones, la calmó con suaves palabras y Campanilla algo asustada le contó su historia con todo lujo de detalles.
Los elfos la llevaron a su poblado, un pequeño enclave bien escondido en el bosque de Elven Court, y tras exponer todo lo ocurrido ante los dirigentes estos decidieron adoptar y proteger a la pequeña Pixie.
Campanilla creció junto a los elfos, aprendiendo muchas cosas interesantes de ellos, pero siempre mantenía una sombra en su rostro de tristeza, a pesar de ser una Pixie, perdió gusto por las bromas, y permanecía horas junto a su amigo Adamar que le enseñó muchos secretos de los bosques. También entabló una profunda amistad con Ilsevel, una elfa de cierta edad que la cuidó como a una hija, ya que vivía sola, esta elfa resultó ser una poderosa hechicera, que enseñó a Campanilla a manejar sus habilidades innatas con soltura, y le explicó muchos de los secretos e historias de la cultura de los elfos, y de su propia raza. Campanilla pasaba horas entre libros estudiando a los suyos, a los elfos, historias y cuentos y le encantaba, un buen día decidió que ya llevaba demasiado tiempo en Tralinwood, el pequeño enclave de elfos de plata, y pidió permiso para salir de allí, en busca de aventuras, de encontrar alguno de los suyos, pero sobre todo, y esto lo guardó en secreto, su mayor afán era encontrar a aquel que masacró a su pueblo años atrás, Urzlar ‘La llama negra’ y vengarse.

Descripción: Campanilla es una joven Pixie, de pelo moreno y grandes orejas puntiagudas. Llama la atención por sus enormes ojos de color verde oscuro, y por su gran belleza. Es una Pixie extraña, siempre tiene una sombra de tristeza en su rostro, y ha perdido todo gusto por las bromas que es tan típica de su raza. Es una apasionada de la historia, de fábulas, cuentos, cualquier escrito que caiga en sus manos será leído con avidez y estudiado. Otro de sus gustos es una obsesión por campanillas y cascabeles, de dónde procede su alias, siempre llevará al menos un juego de cascabeles y una o dos campanillas encima, si espera problemas los llevará silenciados. Aprecia la música, y a los elfos, a los que considera criaturas bondadosas y sabias, siempre los tratará con respeto y educación.

martes, 1 de abril de 2008