Dos figuras encapuchadas caminan en una noche lluviosa por
callejuelas estrechas y mal iluminadas, hule a humedad y desperdicios.
- ¿Estás seguro que es por aquí? Me disgusta profundamente
mezclarme con la plebe, ya lo sabes…-
- Milord, os aseguro que la dirección es correcta, ya sabéis
que para esta clase de negocios hay que recurrir a chusma.-
- Bien, espero que esa información que tienes valga lo que
costó.-
- Descuidad Milord, me he asegurado por distintas vías, me
han dicho que es de lo mejor que se puede contratar…-
Las dos figuras llegan a una pequeña taverna destartalada, y
entran, hay que bajar unas sucias escaleras, para encontrarse en un antro
tenuemente iluminado con una luz rojiza. Apesta a sudor, humedad, y opio. Se
dirijen rápidamente al tavernero, una figura siniestra con una gran cicatríz
cruzándole el rostro. Habla la figura más corpulenta.
- Tenemos una cita con un tal…cazador…-
El tavernero pone mala cara, y señala una de las múltiples
cortinas que guradan pequeños reservados a parte de la pequeña zona de mesas.
Las dos figuras se dirijen allí sin decir nada más, y traspasan la cortina,
primero la figura corpulenta, que sujeta la cortina y deja pasar al segundo
encapuchado. El reservado está oscuro, sólo hay una tenue luz de una vela en
medio de una mesa llena de marcas de cuchillos. Dos pequeños ojos brillan en la
oscuridad, y una voz chirriante les da la bienvenida.
-Mmmm, imagino que ustedes son los de la ‘urgente’ cita.-
Habla la figura más baja, sin quitarse las capuchas en
ningún momento.
- Vos sois el señor cazador?-
- Así me llaman en algunos lugares, si, ¿qué puedo hacer por
ustedes?-
- Si sois tan bueno como se dice, desearía realizar un
encargo.-
- Si el oro es el adecuado, estoy a vuestro servicio.-
La figura corpulenta deja una bolsa sobre la sucia mesa. Una
pequeña y rápida mano toma la bolsa…
-Mmm, interesante, debe ser algo importante si pagan en
gemas, y se lo agradezco, el oro es pesado e incómodo. Servirá como adelanto,
¿qué quieren?-
- Verá Señor Cazador, un ser ha ofendido a un importante
señor y desea ajustarle las cuentas…-
- Algo de lo más habitual, pueden darme más detalles…-
- Se trata de una gnomo que actúa habitualmente como bufón y
entretiene con sus estúpidos espectáculos a la gente, su nombre es
Sisguinanamook o algo por el estilo…-
La voz chirría, y se oye un cierto susurro de satisfacción.
-¿Una gnomo? Mmmhh, me encanta como suena este encargo, y
vuestro Señor que necesita, ¿muerte rápida? ¿muerte lenta?, imagino que querrá
que le traiga la cabeza para el segundo pago…-
- No, no, nada de muertes, la quiere viva y más o menos
entera…-
- ¿Viva? Qué incordio, eso aumentará el precio, ya que
tendré que trasladarla desde dónde esté hasta vuestro señor.-
- Comprensible, nuestro señor nos ha dicho que sumará un
extra de quinientas piezas de oro si le cortáis la nariz, antes de la entrega…-
- Jajajaja, será un placer, vuestro Señor tiene estilo,
rebanar la nariz a un gnomo es algo deliciosamente cruel. Podéis decirle que lo
de por hecho, me pondré en marcha en seguida.-
La pequeña mano deja un pergamino raído sobre la mesa.
- Necesito una firmita, para dejar las cosas claras…-
La figura enjuta toma el pergamino y lee con atención. Abre
mucho los ojos.
- Este precio es algo desorbitado por cazar a una miserable
gnoma…-
- Veréis, muchos gnomos tienen la mala costumbre de tener
conocimientos mágicos, lo que da muchos problemas a la hora de su captura, y
como lo queréis vivo, incrementa el precio considerablemente…-
- Está bien.- Una mano enjoyada surge de la capa, y firma
con un gesto prepotente y desagradable.- Pero más os vale cumplir este
contrato, o el próximo encargo seréis vos…-
- Descuidad Milord, yo cumplo los contratos, y especialmente
cuando los honorarios son los adecuados. Dejadlo de mi cuenta, pronto tendréis
a una gnoma y un llavero con su nariz.-
Las dos figuras se retiran con rapidez del antro, y se
alejan por una serie de calles sucias y húmedas.
- Maldita gnoma, me humilla y me cuesta una fortuna, pero me
las pagará.-
- Claro Milord, esa criatura maloliente, dicen que es como
un perro de presa, cuando huele su objetivo ya no descansa hasta alcanzarlo. Os
la traerá, además tiene que mantener su reputación para mantener su negocio…-
- Eso espero, si no es así, asegúrate que aparece flotando
en el puerto…-
- Desde luego Milord.-