lunes, 18 de diciembre de 2023

EL GRAN GALEÓN AZAHAR (FLOR BLANCA)

La gran ciudad de Calimport, todo tipo de gentes y razas van de un lado a otro, multitud de puestos ofrecen sus mercancías, comienza a atardecer y un numeroso grupo de marineros del recién llegado galeón Azahar se reúnen en una gran taberna cercana al puerto. Entre ellos hay todo tipo de razas, humanos, semiorcos, y en menor número semielfos, goblins, halflings y kobolds. Todos llevan meses en el mar, y necesitan descansar y disfrutar de la vida, así que hacen lo que hacen los marineros, entran en la taberna y comen, beben, cuentan historias y cantan canciones, algunos dejan el establecimiento horas más tarde, para ir con pasos poco firmes a los burdeles de la zona. En una oscura esquina de la taberna dos ojos brillantes vigilan a los recién llegados con suma atención, y la oscura figura espera con paciencia y una ligera sonrisa. Cuando algunos de ellos salen de la taberna ya es noche cerrada, y la oscura figura sale tras ellos con calma. Sigue a tres de ellos que se adentran por un laberinto de callejuelas, parecen algo perdidos.

- Yusuf, ¿no dijiste que el ‘Loto Rosa’ de bellas mujeres andaba por aquí?-

-Eso dijo el tabernero, pero no sé si me he equivocado al girar dos calles más abajo, todas parecen iguales.-

Una amable voz sale de las sombras.

- Caballeros, parecen perdidos, quizás yo pueda orientarles...-

Los tres marineros se giran algo sobresaltados, dos de ellos sacan rápidamente unas cachiporras. El tercero un largo cuchillo.

- ¿Quién va? ¿Conocéis las calles? Os advertimos que no tenemos mucho dinero.-

- No se preocupen señores, no soy un vulgar ladrón, ustedes son marineros de ese gran barco, ¿el Azahar, verdad?-

Titubean porque no ven a la persona que les habla...uno de ellos más borracho titubea.

-S...s...si, ¿cómo lo sabe?-

- Oh, por las ropas y por el acento y porque les vi salir del barco naturalmente, disculpen si les he asustado...-

Una pequeña figura encapuchada sale de las sombras. Dos ojos amarillos brillantes les observan desde la sombra de la capucha.

- Mi nombre es An-Randu, y conozco la ciudad como la palma de la mano, por unos cobres o algo de comer, les puedo guiar rápidamente al Loto Rosa, hay muy bellas mujeres allí, y limpias...-

Los tres marineros guardan las armas, parecen extrañamente tranquilos, y sonríen.

- Amigo, pues claro, ¡te invitaremos a unos tragos si nos sacas de este laberinto!-

- Bien, síganme caballeros.-

An-Randu los guía con habilidad, pasando por una o dos tabernas más, hasta que están completamente borrachos, deja a dos en el Loto Rosa, y sigue de juerga con el tercero, en la enésima taberna el pequeño marinero está a punto de desfallecer.

- An amigo, tengo que ir al retrete, no sé si mear o vomitar, ja, ja, ja!, eres divertido muchacho...-

Y sale hacia las letrinas de la cochambrosa y casi desierta taberna, An-Randu le sigue sigiloso como una serpiente. El marinero comienza a hacer sus necesidades, cuando el pequeño encapuchado entra en las letrinas...

- ¿Eres tu? Hay hueco muchacho, puedes orinar ahí...-

An-Randu salta sobre el indefenso marinero, sus brazos se han transformado en unas peludas garras, que con una precisión quirúrgica le rebanan el pescuezo. Casi en el mismo movimiento, le saca la túnica y las pocas pertenencias al marinero, justo antes de que éste caiga muerto en el sucio suelo de los retretes.

Una enorme figura gruñe a su espalda.

- Tranquilo colmillitos, éste ya está listo, parece que he calculado bien, ésta túnica me va como un guante.-

Se gira, y acaricia con suavidad el hocico del enorme jabalí.

- Me temo que nos tenemos que separar un tiempo amigo, corre, corre libre al norte y diviértete, te llamaré cuando llegue el momento...-

La enorme bestia parece dudar unos instantes, y acto seguido sale disparado. La pequeña figura sale tranquilamente de la cochambrosa taberna, y se dirige con calma al gran galeón.

- Bueno, bueno, pues un agradable paseo en barco me temo, esa maldito gnomo se creerá a salvo, ja, ja, ja, ¡Shiskin, pronto tu pequeña nariz colgará de mi cuello como merecido trofeo!-

La oscura figura se pierde entre un laberinto de calles en dirección al puerto...

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El enorme navío ha dejado la gran ciudad de Calimport con dirección norte hace días, es un plácido viaje por el momento, con el mar tranquilo. En cubierta hay un gran y continuo bullicio de marineros en sus tareas. Entre ellos destacan algunos guardias de la gran comitiva de la iglesia de Sune, que charlan, disfrutan del aire marino y están a sus quehaceres. Las tres heroínas que han destacado en el viaje, siguen con su infatigable tarea de escolta de la favorita del Sultán, Fátima, y han desaparecido en sus camarotes. Una noche, un pequeño marinero se ha colado en las cocinas a comer algo, no hay nadie a la vista y rebusca por la cocina. Una voz algo cascada sale de las sombras:

- Vaya, vaya, vaya, ¿pero a quién tenemos aquí?-

- La pequeña figura se gira, tiene una afilada daga en una mano, y un muslo de pollo en la otra.

- Difculpaf, ef que tenía hambre y...-

- Déjate de mierdas, sé quién eres An-Randu, Perro Loco, he oído muchas historias de tu persona.-

An-Randu deja lentamente el hueso de pollo...y queda instantáneamente paralizado.

- No voy a correr riesgos pequeño, ya te he dicho que sé quién eres. Ahora me vas a escuchar con atención. Espero que tus negocios no interfieran con los míos, yo voy tras la princesita Fátima, y no me interesa nada más, así que espero que no vayas tras la misma presa, o te tiraré al mar con tu cuello atado a un ancla...¿nos entendemos? Ahora te voy a soltar, no intentes atacar, te aseguro que no tienes nada que hacer contra mi.-

En las sombras se escucha un leve chasquido de dedos, y An-Randu queda libre, está nervioso, aunque sabe disimular.

-No os conozco, pero os aseguro que vuestra presa no me interesa en absoluto, yo voy tras la pequeña gnomo repugnante de los cascabeles...-

- Ah, perfecto, perfecto, entonces no tendré que matarte, incluso puede que me sirvas de algo pequeño...-

An-Randu entorna sus grandes ojos con desconfianza, pero ha sentido el poder que le ha atenazado todo el cuerpo, y prefiere negociar, ya le cortará el pescuezo a quien quiera que sea cuando duerma...

- Si nuestros negocios pueden coincidir en beneficio, no veo por qué no podemos unir esfuerzos, te escucho...-

- Bien, bien, esas tres zorras entrometidas están como un perro callejero con un hueso con la princesita, y necesito que la pierdan de vista, una de las zorritas es tu minipresa, así que si montamos una distracción para atraer a las tres, tu podrás hacerte con la gnomo y yo con la princesita, todos ganamos y todos contentos...-

- ¿Y qué sugieres? Estamos en alta mar, es todo demasiado complicado, demasiados guardias con muchas armas...-

- Lo sé, lo sé, no te preocupes, pronto habrá serios problemas de salud en este barco, y no les quedará otro remedio que acercarse a tierra, entonces se encontrarán con una desagradable sorpresa, verás...-

Sobre la mesa, junto al muslo de pollo se apoyan dos guantes negros, una capucha se acerca ligeramente a una de las grandes orejas de An-Randu y susurran unas largas frases. La sonrisa de An-Randu se va ensanchando más y más, hasta convertirse en una carcajada.

- Ja, ja, ja, magnífico, magnífico, creo que eso me será de gran ayuda en mi caza, no interferiré en vuestros asuntos si vos no interferís en los míos...-

- Bien, bien, como te dije todos ganamos, bueno ésta panda de pijos estirados y relamidos no claro, je, je, pero tu y yo si, tendrás a tu repugnante gnomo en un saco en breve muchacho, y yo a la princesita para asuntos que no te conciernen...-

La encapuchada figura vuelve a sumergirse en las sombras, dejando un leve susurro...

- Recuerda An-Randu, te conozco y conozco tu nombre, que no se pase por tu cabecita una ligera traición o sufrirás dolores que no has conocido nunca...-

An-Randu hace una cortés reverencia, sonríe y vuelve a agarrar el muslo de pollo más tranquilo y contento.

- Descuidad, An-Randu tiene palabra, y está de caza, no tenéis nada que temer de mi...-

Se ha quedado solo de nuevo en la cocina, y sigue rapiñando piezas de comida aquí y allá, hasta que encuentra una botella.

-Mmm un licorcito para calentar la tripa y el espíritu, después de éstos sobresaltos me vendrá bien un traguito o dos...bueno Shiskin ¡a tu corta salud!-largos tragos-¡tienes un cita con mi saco, ja,ja,ja!

Deja la cocina silenciosamente para perderse en las sombras del gigantesco navío, que sigue surcando los mares tranquilamente, con una suave y cálida brisa, y un mar plano.

 

AN-RANDU VIGILA A SU PRESA, RONDANDO CADA VEZ MÁS CERCA