Estaba en un barco que navegaba. Los crujidos de la madera invadían sin parar el ruido de fondo de las olas rompiendo contra el casco del barco. Eran una constante junto con los gemidos de los cachorros. El salitre que llevaba el viento era ya casi imperceptible para su sedienta boca de labios cuarteados. Parecía que su vida se redujera a eso: sed, vaivén, sol...
Otra mañana bajo el sol abrasador. Casi prefería que hubiera aparecido una fuerte tormenta como las que les azotaron la semana pasada. Casi.... Demasiado olor a vómito para su sensible nariz y demasiado dolor en las manos por agarrarse fuertemente a los barrotes.
La jaula era algo que no soportaba. Estar encerrado sin poder estirar las piernas con comodidad era un suplicio. Uno de los cachorros que estaban con él se le acercó y se subió a su regazo buscando consuelo. Distraídamente le acarició la cabeza susurrando palabras tranquilizadoras. Los pequeños estaban demasiado mareados como para pensar en estar asustados. Casi era mejor así. Que no pensaran en nada más que en el mareo. Ya estaba él para pensar por todos.
Como siempre a esta hora, se acercó "Casimanco" con la comida. No sabía su nombre, pero ese apelativo le venía que ni pintado. Una leve sonrisa le apareció en su cara mientras se relamía recordando. Si se concentraba aún notaba el regusto de su sangre en la boca. Habían merecido la pena la paliza y esos dos días de ayuno, ya que desde el incidente le mostraba más respeto. Bueno, en verdad más bien miedo, pero era un alivio no ver en su cara esa mirada de suficiencia que hasta entonces había ostentado.
- A ver perros, aquí tenéis los cuencos.- gritó "Casimanco" al pasar por entre las jaulas.
Aún llevaba un tosco vendaje en su mano derecha. ¡Qué pena que no se hubiera acercado más!. Un pequeño error de cálculo por su parte. Si no hubiera tenido dormidas las piernas seguro que le habría arrancado algo más que un par de dedos. Un poco más arriba, y entonces seguro que ni ese sacerdote calvo habría podido hacer nada por él.
Mmmm que asco de comida. Siempre lo mismo, gachas con trozos secos de carne. Ahhhh carne. Cómo deseaba saborear de nuevo la carne fresca. El maravilloso olor de la presa indefensa, desgarrar su piel con los dientes, sentir por un instante que no hay nada más a tu alrededor salvo tu hermanos de caza.
"Ya estas desvariando viejo. Vuelve al presente, no pierdas el control de la situación. Siempre alerta. Tu gente te necesita. Más ahora que estaban próximos a su destino."
Hmmm cómo odiaba estar encerrado. Pasear por el pueblo, eso es justamente lo que querría estar haciendo. Bajo la sombra de sus árboles. Sombra si. Pasear por los tenderetes en día de mercado. Cómo le gustaba hacer eso a su pequeña, siempre dando saltos de un sitio a otro.
Su pequeña. ¿Qué será de ella? ¿Qué le habrá pasado? Seguro que se ocultó bien ya que no esta entre ellos. Seguro. No soportaría otra verdad.
"Ella tiene que estar bien, seguro."
Se pasó la mano por la frente para quitarse los mechones que se le pegaban a ella por culpa del sudor y meterlos detrás de sus afiladas orejas. Mejor no pensar en eso. Mejor centrarse en lo que haría cuándo llegaran a tierra. Con cuáles de los suyos podría contar, y con cuántos acabarían antes del fin. No permitiría que los vendiesen como animales de circo o como mascota de algún mago sin escrúpulos. Eso nunca.
Al ponerse el sol, el calor se atenuó y los pequeños y el resto de su familia empezaron a moverse inquietos y a salir de su letargo.
Como siempre, a la caída de la noche, la corpulenta figura de pelo hirsuto se postró mirando al cielo y emitió una oración en voz queda.
-Señora, que vuestro brillo guíe a mi pequeña, que viva una larga vida y que no sufra penalidades.
Y como siempre, en estas noches en que su señora les sonreía plena desde arriba, mientras permitía que sus pensamientos racionales se desvanecieran, se unió al lamento de sus hermanos, de su manada.
-Auuuuuuuuuuuuuuuuuuu
Cómo odiaba estar enjaulado. Otra noche más en la que los del barco vivirían.
jueves, 26 de diciembre de 2013
martes, 24 de diciembre de 2013
MIENTRAS LOS HÉROES VAGABAN POR AGLAROND
Una pequeña pero elegante biblioteca, hay una gran chimenea
encendida, delante en un cómodo sillón un anciano lee un enorme tomo. De pronto
en un lateral de la estancia brillan unas ligeras luces, y se forma un brillante
disco ovalado, del que surge una figura esqueletal ataviada con elegantísimas
ropas, aunque parecen muy antiguas, porta una antiquísima corona, parece un rey
de tiempos remotos salido de su mausoleo. El anciano no levanta la vista del
enorme libro, pero habla:
- Vaya, vaya, pero si es Lord Volkemort en persona. ¿A qué
debo este inesperado placer Milord?-
El tono parece algo irónico, especialmente al pronunciar la
palabra 'Lord'. Una voz fría, cadavérica resuena por la pequeña biblioteca:
- Aaanciaaanooo, hacía mucho tiempo que no teníamos una
entrevista, veréis he pasado algunos apuros, pero ya estoy algo mejor. He
encontrado lo que tanto tiempo lleváis buscando, y por lo que prometisteis un
buen intercambio.-
- Mmm, veamos, ¿qué has encontrado exactamente?-
- He encontrado un lugar donde hay inscritas unas antiguas
runas, exactamente iguales que las que me mostrasteis en ese antiguo brazalete
vuestro.-
El anciano cierra el libro, y se levanta despacio, el
interés brilla en sus ojos.
- ¿Habláis en serio Milord? Me interesa mucho esta
información.-
- Looooo, suponía Milord, pero ahora lo que yo quiero saber
es si tenéis lo que os pedí a cambio de esta pequeña investigación.-
- Puede que lo tenga, si la información es adecuada.-
La figura cadavérica se acerca al anciano, sin hacer a penas
ruido, y deposita un fajo de pergaminos en una pequeña mesa cercana a la
chimenea.
- Echad un vistazo, os aseguro que es bueno lo que he
conseguido, encontré las dichosas runas que no he conseguido descifrar, en un
gran bosque al sur de la ciudad que ahora llaman de los esplendores. Parecían
trazar un camino a un enorme árbol en ese bosque, pero estaba fuertemente
protegido por un grupo numeroso de druidas, lo que dificultaba mi labor sin un
enfrentamiento, así que no puede investigar el árbol con la atención adecuada.
Además al norte de ese bosque hay una orden de estúpidos caballeros que se
dedican a patrullar la zona y proteger al populacho, afortunadamente estaban
muy ocupados con una incursión de Gigantes, y no notaron mi presencia en ningún
momento. Tenéis todos los detalles de mi estudio en esos pergaminos. Creo que
mi parte es más que suficiente, ahora si no queréis que me irrite, será mejor
que cumpláis la vuestra.-
Una potentísima luz parece surgir del anciano, la figura
esqueletal retrocede rápidamente, baja sus huesudas manos, y aunque parece
imposible surge miedo de sus dos pupilas incandescentes. La voz del anciano se
transforma, parece una música grave, amable, pero al mismo tiempo autoritaria.
- Lord Volkemort, no
olvidéis la cortesía en ningún momento en mi presencia, detesto a las personas
mal educadas, y detesto las amenazas. No os tengo miedo, ni os lo tendré nunca,
¿Queda claro?.-
La figura esqueletal se incorpora lentamente, pues había
caído de rodillas, por el fuerte impacto de luz.
- Disculpad Milord, no pretendía ofenderos ni amenazaros,
simplemente es que llevo demasiado tiempo separado de mi más preciada
pertenencia y creo que si consigo lo que me prometisteis, podría recuperarla,
disculpad mis modales, son fruto de la ansiedad.-
El anciano retoma su tono suave y amable, la luz se apaga.
- Bien, bien, no pasa nada Milord, es comprensible.-
El anciano se acerca a una pequeña estantería, rebusca entre
varios tomos, y tras un ligero brillo aparece en sus manos un gran tomo, con
multitud de inscripciones y runas.
- Aquí está Lord Volkemort, la antigua sabiduría Zentarim
que tanto codiciáis. Es vuestro, pero os advierto, si la información que me
habéis dado no es la que busco, estaréis en deuda conmigo.-
- Siiii, Milord, por supuesto, pero os aseguro que la
información es la que necesitáis, he dedicado mucho tiempo a una adecuada
investigación.-
El anciano tiende el enorme tomo a la tenebrosa figura que
lo toma con avidez.
- Ahora si no os importa, os pediré que dejéis la
biblioteca, antes de que algún estúpido entre y os vea, dando la voz de
alarma.-
- Por supuesto Milord, ha sido un verdadero placer hacer
negocios con vos.-
La alta figura esqueletal hace unos rápidos gestos, un nuevo
disco ovalado se abre ante él, da un paso y desaparece en el óvalo. En su
superdotado intelecto se forman varias ideas a la vez, pero una se impone a las
demás:
- ¡Por fin, por fiiinnn, ja, ja, ja! Ese maldito elfo me
devolverá lo que es mío, y una vez que mi esencia me pertenezca de nuevo, ya
veremos que hago con él. Aunque he de reconocer que esas partidas de ajedrez me
agradan, pero creo que me agradará más ver como estalla en mil pedazos.-
Mientras tanto en la biblioteca, el anciano ojea los
pergaminos que quedaron en la pequeña mesa.
- Bien, bien, no tiene sentido, ¿cerca de la ciudad de los
esplendores? El viejo, siempre tan listo, siempre tan noble, siempre tan justo.
Maldito sea por la eternidad, pronto tomaré lo que siempre debió ser mío. Si
esta aberración ha hecho su trabajo, puede que esta vez si, puede que esta vez
encuentre a mi vieja amiga...-
domingo, 15 de diciembre de 2013
ESPERANDO A LOS AVENTUREROS
Un gran río, varias embarcaciones circulan en ambos
sentidos, una algo mayor atraca en un puerto, los pasajeros bajan, entre ellos
destaca un tipo atractivo, con un ligero amaneramiento, vestido con ropas de
noble que necesitan serios arreglos. Varios jóvenes se encargan de su equipaje
y su montura, porta una formidable espada. Un tipo gordo y grande se le acerca
nada más poner un pie en tierra:
- Milogd, ¿es usted Logd Cunningham?-
El cansado viajero le mira con cierto desprecio y responde:
- Ese es mi nombre siervo, ¿qué quieres?-
El hombre gordo le entrega una carta lacrada y desaparece
rápidamente.
Toma la carta, al mirar el lacre sus ojos se abren mucho,
empalidece ligeramente y la abre con cierto nerviosismo, comienza a leer...
- Señor, me han recomendado la taberna de la Flor Roja...-
Lord Cunningham levanta la vista, mira a su siervo, está
totalmente blanco.
-N...No, vamos al Arpa de Oro.-
- Pero Señor, es muy cara y nuestro monedero...-
La frase es cortada secamente, se oye un golpe, el muchacho
cae al suelo.
- No vuelvas a discutir lo que digo jovencito, tengo una
importante cita allí.-
----------------------------------------------------------------------------------
Unos suaves golpes en una puerta, una voz suave, encantadora
surge tras la puerta:
- Pasa Archie.-
- "Maldito sea, ¿cómo puede saber que soy yo?"-
Archie entra en la habitación con cautela, se trata de un
pequeño salón, elegante y acogedor. Una figura de espaldas mira a una chimenea,
sostiene una copa y se gira lentamente, su voz es suave, agradable, imposible
de ignorar:
- Sir Archivald Cunningham, por fin, me alegra mucho verte
de nuevo. Tengo una buena suma de oro con tu nombre, si tu tienes lo mío.-
- Milord, veréis, surgieron varios problemas inesperados,
aventureros descerebrados, la Iglesia de Anhur e incluso tres hermanos vuestros
aunque más bajitos y de piel más pálida...-
La elegante figura avanza unos pasos, con un ligero tintineo
metálico.
- ¿Hermanos míos dices? esa noticia es sumamente
desagradable, bien imagino que todo esto son excusas para decirme que no traes
mi encargo. Pero mi oferta sigue en pie.-
- Milord, estoy seguro que varios de esos aventureros
pasarán por aquí, debido a quién les guía, creo que se dirigen al pequeño país
de Lorindale. Conseguiré lo que me pedisteis, os lo juro.-
- No lo dudo Archie, el oro que te ofrezco restablecerá tu
posición, y podrás vivir cómodamente el resto de tus días. ¿pero quiénes son
esos aventureros? ¿Tienen lo que te pedí? Tampoco era un encargo tan difícil
para alguien de tus habilidades, un viaje largo si, pero no demasiado
complicado ¿no crees?-
- Si Milord, pero las cosas se complicaron. Se trata de un
grupo de aventureros, entre ellos destacan dos Perras, nada de que preocuparos,
una Norteña del este y una negra inmensa, creo que son ellas las que tienen
vuestro tesoro Milord.-
La esbelta y elegante figura parece estudiar a Archie unos
segundos, sus ojos brillan con fuerza en el poco iluminado salón, Archie
tiembla ligeramente.
- Estupendo Lord Cunningham, debo partir, hay asuntos
importantes pendientes al norte, te espero allí, y tu oro también te espera
allí.-
- No tardaré mi Señor.-
Archie se retira con miedo en los ojos y sin dar la espalda
a su interlocutor.
- Espera. Toma esto para imprevistos, así sabrás que no
hablo en vano.-
Lanza una bolsa que Archie toma en el aire y se retira.
Cierra la puerta con suavidad, pensando:
- 'Qué tipo más extraño, nunca había conocido un duende como
este, no me fío, pero esta bolsa es pesada y yo tengo muchos gastos,
prepararemos un recibimiento a esas perras y a quién las acompañe.'-
- ¡Gastón!-
- Mi Señor.-
- Pide una buena cena, habitación, cuida que no les falte de
nada a nuestras monturas, entérate si hay alguna partida interesante con nobles
a ser posible, en marcha, y para más tarde entérate cuál es el mejor burdel de
la ciudad, quiero compañía esta noche. Pronto cambiará mi suerte querido y eso
significa que también cambiará la tuya.-
- ¡Mi Señor, inmediatamente, si!-
El joven Gastón baja las escaleras de la elegante posada con
una gran sonrisa en la cara.
domingo, 17 de noviembre de 2013
¡Alarma, alarma!
La estancia crepitaba con la sensación de poderosas hechicerías en acción. Más que una sensación era una invasión a todos los sentidos. Todos los presentes la notaban.
El Lord Hechicero sudaba, y apretaba los dientes con visible esfuerzo.
-El tercer ritual se ha completado. Las salvaguardas mágicas de la calavera han sido abiertas. Deberíamos ser capaces de proceder con el cuarto ritual en breve. Lady Margolia, en este caso necesitaremos vuestra supremacía sobre la parca y los canales que poseeis con el plano negativo.
La figura acorazada de la aludida hizo un ligero asentimiento y permaneció inmóvil y expectante; únicamente los orbes de fuego infernal que poseía como ojos mostraron emoción alguna: un súbito resplandor que podía denotar ansiedad o ira, y que apenas duró unos segundos.
-Posteriormente necesitaremos vuestros canales de comunicación con vuestra señora, Duque, con el objeto de establecer un vínculo con su alma. Estad preparado, esos canales tendrán que soportar una gran tensión.
El Duque sonrió con suficiencia, pero contestó con cierto fastidio, como si toda la situación le fuese increíblemente tediosa.
-No os preocupeis por eso, Lord Hechicero. No es la primera vez que hago algo parecido a esto, y en todo caso, mis canales con la Señora aguantarán esa tensión y mucha más. No será la primera alma que muevo entre mundos.
Súbitamente, la conversación se vio interrumpida por una pequeña figura que entró a una velocidad inusitada.
-¡Señorseñorseñor!losintrusoslosintrusos¡alarma! – gritaba el pequeño Quickling visiblemente alterado.
-¡Maldito seas, Celeris! ¿Cómo osas irrumpir en la sala de rituales de esta manera? ¿Es que no tienes modales? Yo soy un señor comprensivo, pero cualquiera de los miembros del consejo puede decidir tomar tu cabeza por el atrevimiento ¡Y no se si me molestaré en impedirselo, miserable gusano! – bramó iracundo el Duque.
El diminuto individuo cayó de rodillas, temblando.
-Perdonperdonperdonnoblesseñores. Nopretendiainterrumpirasusexcelencias… pero… traigoimportantesnoticias. Noticiasmuygravesyurgentes…
El Lord Observador interpeló al tembloroso sujeto
-Calma, pequeñajo. Indudablemente, si has irrumpido en el consejo de esa forma algo grave vendrás a comunicar ¿no es así? Exponlo de inmediato y nosotros juzgaremos…
Celeris miro de reojo al Duque, y al ver que este asentía de mala gana, se lanzó a explicar
-Losintrusosseñores,losintrusos…
-Si no le importa, nos gustaría entender lo que dice sin que nos salten los tímpanos, señor correo – manifestó con ligereza la mujer vestida de blanco - ¿Podría intentar hablar más despacio?
-Claro. Señora. Veran. Los. Intrusos. Se. Han. Abierto. Paso. A. Través. De. Las. Patrullas! Mi. Primo. Exalación. Intentó. Deternerlos. Con. Unos. Cuantos. De. Mi. Gente. Pero. Los. Han. Asesinado. A. Todos…!
-¡Maldición! ¡Son hábiles los malditos! – Exclamo otro miembro del consejo. Un semi-elfo vestido de forma sencilla y un tanto rústica.
-No os preocupeis, Lord Piel – Susurró otra figura con una voz similar al crujido de un olmo bajo la tormenta -. Uno de los míos, Acebo, se encuentra apostado cerca de la Torre. El los interceptara y nos librara de ellos para siempre.
-No os falta razón, Lord Roble. Acebo es muy capaz y competente. El nos librará de esos molestos intrusos. – exclamo satisfecho Lord Piel.
El pequeño Quickling comenzó a saltar inquieto de un pie a otro.
-¿Qué pasa? ¡Habla! – exclamo el Duque.
-Cuandolosdeje… Perdón. Cuando. Los. Deje. Estaban. Terminando. De. Quemar. Al. Pobre. Acebo. Y. A. Los. Árboles. Que. Él. Animó…
Lord Roble comenzó a bramar con una voz cavernosa y lúgubre. El restó del consejo comenzó a gritar alarmado.
-¡Los tenemos a las puertas!
-¡Llamad a la guardia!
-¡Rápido! ¿Dónde esta mi caballo?
Un sonoro golpe del bastón del Lord Hechicero puso fin al tumulto.
-Silencio, hermanos. Esta visto que hemos subestimado las capacidades de esos malditos, aún cuando sabíamos que eran poderosos y hábiles. Un grabe error por nuestra parte. Tendrán que encargarse de ellos varios de entre los nuestros. ¿Algún voluntario?
Los miembros del consejo se miraron entre ellos dubitativos.
-Yo iré – Crujió amenazador Lord Roble.
-Y yo con vos, hermano – afirmó Lord Piel.
-Debería encargarme yo personalmente de eliminarlos – manifestó Lady Margolia con voz neutra y fría, como si hablase de ir a comprar el pan a la esquina.
-No, Lady Margolia – negó el Lord Hechicero – A vos os necesitamos para el cuarto ritual. Y también a su excelencia el Duque. Y puede que a Lady Nieve. Además. Creo que dos miembros del Consejo bastarán para ahuyentar a esos intrusos. Deben venir debilitados tras enfrentarse a las hordas Unseelie y al infortunado Acebo.
-¿Ahuyentar? Pienso fertilizar los bosques de los alrededores con sus cuerpos resecos y despedazados – manifestó con un crujido siniestro el llamado Lord Roble, mientras salía de la sala acompañado por Lord Piel.
-Esos dos no serán capaces de frenar a Jhaelryna, Mara, Hook y los posibles aliados de los que dispongan – manifestó con voz atona y fría Lady Margolia.
-En efecto. Aun suponiendo que logren emboscarlos, estimo las posibilidades de que logren expulsarlos en cuatro sobre diez. Y solo dos sobre diez para que logren matarlos – confirmó Lord Observador.
-En caso de que logren sobrepasarlos y entrar en el complejo, yo y los dos hermanos que tengo a mano nos encargaremos de ellos. – Manifestó el sujeto de aspecto desagradable, saliendo también de la estancia – Vosotros ocupaos de lo que realmente importa. ¡Completad los rituales!
-Mandaré a mi escudero, Sir Pernubal, a proteger el complejo también. Además, tiene una cuenta pendiente con esas dos… Le agradará redimir su anterior fallo.
-Como deseeis Lady Margolia.
Inadvertidos para todos, la mujer de blanco, la denominada Lady Nieve, sujetó un medallón y a través de él mando una llamada
“¿Si, mi señora?
“Los intrusos se dirigen hacia el patio de armas. Lord Roble y Lord Piel han ido a interceptarlos. Toma la varita blanca de entre mis pertenencias y asegúrate que ninguno de ellos abandona vivo el patio.
“¿Lord Roble y Lord Piel incluidos?
Lady Nieve dudó un segundo.
“Si ves que cabe la posibilidad, inclúyelos también. Pero no antes de que hayan acabado con los intrusos Y recuerda que el frío no afectará a Lord Roble.
Si nuestros colegas fuesen perdiendo el combate, ayúdales en lo que puedas y elimina a alguno de esos entrometidos. Si ves que el combate está perdido, huye y ven a informarme.
“Así se hará, mi señora.
“Que la Dama Blanca te guíe.
Lady Nieve asintió para si misma. Bien estaría que esos aventureros entrometidos acabasen con algunos de sus colegas del Consejo. Así serían menos a repartir cuando lograsen sus objetivos.
En un rincón de la estancia, Lord Observador contemplaba a Lady Nieve, y sonreía.
El Lord Hechicero sudaba, y apretaba los dientes con visible esfuerzo.
-El tercer ritual se ha completado. Las salvaguardas mágicas de la calavera han sido abiertas. Deberíamos ser capaces de proceder con el cuarto ritual en breve. Lady Margolia, en este caso necesitaremos vuestra supremacía sobre la parca y los canales que poseeis con el plano negativo.
La figura acorazada de la aludida hizo un ligero asentimiento y permaneció inmóvil y expectante; únicamente los orbes de fuego infernal que poseía como ojos mostraron emoción alguna: un súbito resplandor que podía denotar ansiedad o ira, y que apenas duró unos segundos.
-Posteriormente necesitaremos vuestros canales de comunicación con vuestra señora, Duque, con el objeto de establecer un vínculo con su alma. Estad preparado, esos canales tendrán que soportar una gran tensión.
El Duque sonrió con suficiencia, pero contestó con cierto fastidio, como si toda la situación le fuese increíblemente tediosa.
-No os preocupeis por eso, Lord Hechicero. No es la primera vez que hago algo parecido a esto, y en todo caso, mis canales con la Señora aguantarán esa tensión y mucha más. No será la primera alma que muevo entre mundos.
Súbitamente, la conversación se vio interrumpida por una pequeña figura que entró a una velocidad inusitada.
-¡Señorseñorseñor!losintrusoslosintrusos¡alarma! – gritaba el pequeño Quickling visiblemente alterado.
-¡Maldito seas, Celeris! ¿Cómo osas irrumpir en la sala de rituales de esta manera? ¿Es que no tienes modales? Yo soy un señor comprensivo, pero cualquiera de los miembros del consejo puede decidir tomar tu cabeza por el atrevimiento ¡Y no se si me molestaré en impedirselo, miserable gusano! – bramó iracundo el Duque.
El diminuto individuo cayó de rodillas, temblando.
-Perdonperdonperdonnoblesseñores. Nopretendiainterrumpirasusexcelencias… pero… traigoimportantesnoticias. Noticiasmuygravesyurgentes…
El Lord Observador interpeló al tembloroso sujeto
-Calma, pequeñajo. Indudablemente, si has irrumpido en el consejo de esa forma algo grave vendrás a comunicar ¿no es así? Exponlo de inmediato y nosotros juzgaremos…
Celeris miro de reojo al Duque, y al ver que este asentía de mala gana, se lanzó a explicar
-Losintrusosseñores,losintrusos…
-Si no le importa, nos gustaría entender lo que dice sin que nos salten los tímpanos, señor correo – manifestó con ligereza la mujer vestida de blanco - ¿Podría intentar hablar más despacio?
-Claro. Señora. Veran. Los. Intrusos. Se. Han. Abierto. Paso. A. Través. De. Las. Patrullas! Mi. Primo. Exalación. Intentó. Deternerlos. Con. Unos. Cuantos. De. Mi. Gente. Pero. Los. Han. Asesinado. A. Todos…!
-¡Maldición! ¡Son hábiles los malditos! – Exclamo otro miembro del consejo. Un semi-elfo vestido de forma sencilla y un tanto rústica.
-No os preocupeis, Lord Piel – Susurró otra figura con una voz similar al crujido de un olmo bajo la tormenta -. Uno de los míos, Acebo, se encuentra apostado cerca de la Torre. El los interceptara y nos librara de ellos para siempre.
-No os falta razón, Lord Roble. Acebo es muy capaz y competente. El nos librará de esos molestos intrusos. – exclamo satisfecho Lord Piel.
El pequeño Quickling comenzó a saltar inquieto de un pie a otro.
-¿Qué pasa? ¡Habla! – exclamo el Duque.
-Cuandolosdeje… Perdón. Cuando. Los. Deje. Estaban. Terminando. De. Quemar. Al. Pobre. Acebo. Y. A. Los. Árboles. Que. Él. Animó…
Lord Roble comenzó a bramar con una voz cavernosa y lúgubre. El restó del consejo comenzó a gritar alarmado.
-¡Los tenemos a las puertas!
-¡Llamad a la guardia!
-¡Rápido! ¿Dónde esta mi caballo?
Un sonoro golpe del bastón del Lord Hechicero puso fin al tumulto.
-Silencio, hermanos. Esta visto que hemos subestimado las capacidades de esos malditos, aún cuando sabíamos que eran poderosos y hábiles. Un grabe error por nuestra parte. Tendrán que encargarse de ellos varios de entre los nuestros. ¿Algún voluntario?
Los miembros del consejo se miraron entre ellos dubitativos.
-Yo iré – Crujió amenazador Lord Roble.
-Y yo con vos, hermano – afirmó Lord Piel.
-Debería encargarme yo personalmente de eliminarlos – manifestó Lady Margolia con voz neutra y fría, como si hablase de ir a comprar el pan a la esquina.
-No, Lady Margolia – negó el Lord Hechicero – A vos os necesitamos para el cuarto ritual. Y también a su excelencia el Duque. Y puede que a Lady Nieve. Además. Creo que dos miembros del Consejo bastarán para ahuyentar a esos intrusos. Deben venir debilitados tras enfrentarse a las hordas Unseelie y al infortunado Acebo.
-¿Ahuyentar? Pienso fertilizar los bosques de los alrededores con sus cuerpos resecos y despedazados – manifestó con un crujido siniestro el llamado Lord Roble, mientras salía de la sala acompañado por Lord Piel.
-Esos dos no serán capaces de frenar a Jhaelryna, Mara, Hook y los posibles aliados de los que dispongan – manifestó con voz atona y fría Lady Margolia.
-En efecto. Aun suponiendo que logren emboscarlos, estimo las posibilidades de que logren expulsarlos en cuatro sobre diez. Y solo dos sobre diez para que logren matarlos – confirmó Lord Observador.
-En caso de que logren sobrepasarlos y entrar en el complejo, yo y los dos hermanos que tengo a mano nos encargaremos de ellos. – Manifestó el sujeto de aspecto desagradable, saliendo también de la estancia – Vosotros ocupaos de lo que realmente importa. ¡Completad los rituales!
-Mandaré a mi escudero, Sir Pernubal, a proteger el complejo también. Además, tiene una cuenta pendiente con esas dos… Le agradará redimir su anterior fallo.
-Como deseeis Lady Margolia.
Inadvertidos para todos, la mujer de blanco, la denominada Lady Nieve, sujetó un medallón y a través de él mando una llamada
“¿Si, mi señora?
“Los intrusos se dirigen hacia el patio de armas. Lord Roble y Lord Piel han ido a interceptarlos. Toma la varita blanca de entre mis pertenencias y asegúrate que ninguno de ellos abandona vivo el patio.
“¿Lord Roble y Lord Piel incluidos?
Lady Nieve dudó un segundo.
“Si ves que cabe la posibilidad, inclúyelos también. Pero no antes de que hayan acabado con los intrusos Y recuerda que el frío no afectará a Lord Roble.
Si nuestros colegas fuesen perdiendo el combate, ayúdales en lo que puedas y elimina a alguno de esos entrometidos. Si ves que el combate está perdido, huye y ven a informarme.
“Así se hará, mi señora.
“Que la Dama Blanca te guíe.
Lady Nieve asintió para si misma. Bien estaría que esos aventureros entrometidos acabasen con algunos de sus colegas del Consejo. Así serían menos a repartir cuando lograsen sus objetivos.
En un rincón de la estancia, Lord Observador contemplaba a Lady Nieve, y sonreía.
martes, 29 de octubre de 2013
Abominación
“Mataras a Jhaelryna Viconia”. “Destruirás
a todos los intrusos que encuentres” clamaba la voz una y otra vez.
La criatura rugió irritada. Que
no daría por acallar la odiada voz de su amo. Todo su cuerpo le dolía horrores
y lo notaba extraño. Aún recordaba los prolongados tratamientos al os cuales le había
sometido el amo, y los dolores que había sufrido.
Pero tras esos horrorosos
dolores, se notaba extraño. Su visión había cambiado, y veía cosas que antes no
podía percibir. Y al andar notaba una extraña sensación… De hecho ¿no tenía dos
patas más? Y una musculosa cola se meneaba acorde a su irritación.
La criatura se detuvo confusa.
Tenía dos patas más, una cola y ¿qué mas? Si, lo sabía. De algún modo era
consciente de todas sus nuevas capacidades físicas, como si las hubiese poseído
siempre. ¿Acaso no había sido así? Estaba confuso y temeroso…
“Mataras a Jhaelryna Viconia”. “Destruirás
a todos los intrusos que encuentres”
Presa de fuertes dolores y con la
voz taladrando su primitivo cerebro, se revolcó en un calvero de nieve,
intentando desprenderse de la agonía que la atenazaba. Repentinamente, su fino
olfato captó un nuevo olor: bípedos. Tres de ellos a menos de cien metros hacia
el sur.
La criatura se puso de pie y
comenzó a avanzar silenciosamente hacia los desconocidos. Sus instintos depredadores habían tomado el control.
Si, eran tres
criaturas bípedas. Su olor delataba su nerviosismo, y las agudas percepciones
de la criatura notaron los latidos de sus corazones, y como la sangre corría
por las venas; su respiración acelerada y las diferencias de calor con respecto
al gélido ambiente. Las criaturas estaban nerviosas, o asustadas. Habían
sentido algo, tal vez su aproximación, y avanzaban cautelosas. Dos de ellas emanaban el frío olor del acero: portaban armas en sus
manos.
Cautelosa, la criatura se detuvo
dudando ¿Atacaría? Tres oponentes alerta y armados era una propuesta arriesgada aún para un
depredador avezado. Las probabilidades de resultar herido eran altas. Tal vez
sería mejor acecharles y esperar un descuido de las presas, un momento más apropiado…
“Mataras a Jhaelryna Viconia”. “Destruirás
a todos los intrusos que encuentres” zumbó de nuevo, agónica, la voz de su amo, apremiante, exigente.
Espoleada y medio enloquecida,
como si hubiese recibido una descarga eléctrica, la colosal abominación se
precipitó sobre sus desprevenidas presas. Sus garras se abrían y cerraban
convulsamente. La cola, erizada con su venenoso aguijón, se agitaba y goteaba
ponzoña sobre los árboles cercanos, corroyendo instantáneamente la resistente madera. Las plumas
de sus hombros y lomo, largas y afiladas como cuchillas se erizaron como una falange de letales picas. Su pico, masivo y
letal, comenzó a gotear una mezcla de saliva y sangre.
Había llegado el momento de
olvidar su agonía y centrarse en destrozar a otras criaturas.
Había llegado el momento de la
masacre.
Los Intrusos han de morir...
El Duque se abrió paso lentamente
a través del Bosque de los Huesos. Su montura, el corcel Yirgacel, caminaba
lentamente por entre los árboles, evitando las ramas bajas, y no dejando
ninguna huella en la nieve recién caída. El duque no utilizaba estribos, ni
silla de montar alguna, ni tan siquiera una manta. Pero a pesar de ello y de
encontrarse absorto contemplando y manoseando los restos de unas pieles, su
equilibrio sobre el corcel era tan seguro y firme como el del mejor caballero
de esos lares.
El Bosque de los Huesos susurraba
y tintineaba a su alrededor, a medida que el viento hacía oscilar los
centenares de esqueletos que colgaban de las ramas, y numerosos ojos observaban
el progreso de montura y jinete, pero nadie les interrumpió el paso. Aunque
peligrosas, las criaturas del bosque no estaban tan locas.
Finalmente, el Duque llegó a su
destino. La mole del torreón se alzaba ante él, rodeada de los viejos muros
cortina semi-derrumbados, con las piedras ennegrecidas – y en algunos sitios incluso
medio fundidas – por un antiguo incendio.
El jinete descendió del corcel y
lo acarició distraído mientras contemplaba sus pieles. Apenas prestó
atención a la figura que se materializó repentinamente a su espalda.
-Bienvendiodevuelta,miseñor.Esperoquelacaceriafuesedevuestroagrado –
exclamó la pequeña criatura a una velocidad tal que sus palabras eran apenas
comprensibles.
-Ah, Celeris. Fue estupendamente. Encontré varios venados y un grupo de
criaturas muy entretenidas de cazar. Orcos creo que se llaman. Me parece que
sus pieles son muy llamativas. Tal vez me haga una capa con ellas – exclamo
el Duque mostrando el fardo de pellejos verdes. En alguno de ellos era
discernible incluso la piel de la cara de algún desafortunado orco.
-Mealegromucho,miseñor.Silodeseaisllamarealcurtidordeinmediato. –
exclamo la pequeña criatura, obsequiosa pero mirando con asco las pieles – Noobstante… lamentodecirosqueelconsejodeinviernoosreclamaurgentemente.
El Duque suspiro levemente y
entró en la fortaleza. Las diversas protecciones chisporrotearon levemente a su
paso, pero le permitieron continuar su camino sin descargar los
letales conjuros o trampas que contenían. Varios guardianes le franquearon así
mismo el paso, de modo que finalmente el alto individuo llegó a una sombría estancia, donde otras criaturas le esperaban. Una de ellas, un sujeto enlutado
en ropas tan oscuras que parecía envuelto en sombras se dirigió deferente a él.
-Ah, Duque. Os esperábamos…
-Lord Hechicero… ¿A que tanta prisa?
-Hemos recibido importantes noticias. Me temo que vuestros enviados
fallaron en el intento de secuestro del gobernante humano.
-Si. Me llegaron noticias de ello mientras me encontraba en las tierras humanas. ¿Qué sucedió
exactamente?
-Si no estuvieseis tan ocupado quemando granjas, aterrorizando a
miserables granjeros mugrosos y cazando a toda criatura inconsecuente que se cruzase en
vuestro camino, lo sabríais – retumbó otra de las criaturas presentes. El
Duque lo miró fríamente, pero donde otro se hubiese amedrentado ante tan
glacial mirada, la criatura siguió imperturbable, y ni si tan siquiera
pestañeo.
-Mis asuntos no son de vuestra incumbencia, Lord Observador. Ceñiros a
vuestros cometidos que yo haré lo propio en los míos.
El aludido sonrió con una boca
plagada de dientes como dagas y capaz de engullir a un humano de un bocado.
-Vuestros cometidos son difusos cuanto menos. Vos mismo os impusisteis
la tarea de apoderaros del Lord Descubierto de la ciudad humana; o mejor dicho, la
impusisteis sobre vuestros siervos. Ya expresé mi opinión que en este caso la Progenie Inferior hubiese hecho un mejor trabajo encargándose
ellos mismos del asunto, con sutileza y sigilo, y no sirviendo meramente como
apoyo a vuestros descerebrados matones. En la ciudad humana hay gente capaz y
de poder, suficientemente hábiles para derrotar a criaturas poderosas… y más
aún si su plan se limita a entrar a golpes e intentar echar un saco sobre la
cabeza de la víctima - comentó con una voz fría y analítica.
-Maldita pelota engreída – gruño amenazante el Duque. Sus ojos
brillaron con un tono azul gélido y la temperatura en la sala descendió
rápidamente – ¿Te crees que mis hombres
no tenían plan alguno? ¿Quién eres tú para juzgar las acciones de tus mejores?
Tal vez debiera enseñarte como mostrar el debido respeto a tus superiores…
Un sonoro golpe de bastón sonó
por la sala, frenando en seco a las dos criaturas, que parecían a punto de
enzarzarse en una pelea.
-Por favor. Calma – interpuso el Lord Hechicero con voz serena – Tenemos cosas mucho más urgentes que
reprocharnos pasados fallos y pelearnos entre nosotros.
El Duque y su antagonista
volvieron a adoptar una actitud menos beligerante, pero las miradas de ambos
mostraban que ninguno de los dos se olvidaba del asunto, y que ya ajustarían
cuentas más adelante.
Otra figura, acorazada y situada
cerca del Lord Hechicero, envainó sonoramente el pesado espadón que había
sacado durante el intercambio. Sus ojos, brillantes orbes rojos, contemplaron a
los presentes irritados.
-Si han terminado ya con sus bravatas, señores, sería conveniente oír lo que
tiene que decir el Lord Hechicero. Además, en un plan tan complicado como el
que estamos ejecutando, los fallos son inevitables. Especialmente si tenemos
que recurrir a emisarios y subordinados. ¿Quién entre nosotros puede jactarse
de haber ejecutado a la perfección su parte del plan? Nadie…
-Lady Margolia; sois la voz de la razón – exclamo otra mujer,
elegantemente vestida de níveo blanco. – Dejemos
estas peleas sin sentido y oigamos lo que tiene que anunciar el Lord Hechicero.
Después de todo nos jugamos mucho para perder nuestro tiempo y energías en
necios conflictos entre nosotros. ¿Acaso no somos aliados? ¿Acaso no
perseguimos el mismo fin?
Los presentes asintieron y
afirmaron positivamente, si bien varios de ellos no pudieron evitar el sonreír
irónicamente – o su equivalente – ante esas palabras. Sin embargo, como muchos
portaban máscaras o directamente poseían rostros no humanos, se guardaron las
composturas.
-Muchas gracias, mis damas. Bien. Como iba indicando, nos han llegado
importantes noticias. La primera era relativa al fracaso en Palacio. Pese a la
habilidad de los enviados del Duque y la astuta labor de corrupción realizada
por la Progenie Inferior , el secuestro fracasó. Aparentemente no
contamos plenamente con la habilidad marcial del objetivo, y mucho menos con la
presencia en la fiesta de sujetos de gran poder arcano. Fueron estos los que
realmente desbarataron nuestros planes. Nos las arreglamos para que el
Blackstaff y sus magos más poderosos no estuviesen presentes en la fiesta, y no
tuvimos en cuenta la posible presencia de otros factores.
-¿Quiénes fueron exactamente los factores desconocidos? – Preguntó el denominado
Lord Observador.
-Unos aventureros de gran renombre y considerable poder que ya se han
inmiscuido en nuestros planes en varias ocasiones. A saber, la hechicera Jhaelryna
Viconia, la sacerdotisa Mara de Istisia y el infame mago y ladrón, Hook El
Infame.
-La hechicera y la sacerdotisa son las que arrebataron la Calavera de Cristal a mis agentes en Skullport y
comenzaron a investigar sobre ella – manifestó fríamente el Lord Observador
–. El que posteriormente se hayan visto involucradas en el desmantelamiento de varios de nuestros planes no puede ser
casualidad. Por lo tanto se debe conjeturar con una probabilidad de siete sobre diez que deben estar al tanto de ellos, o al menos de parte de ellos. Son un
peligro para la consecución final de nuestros objetivos y deben ser eliminadas…
-En efecto – interrumpió otro sujeto, un individuo con voz pastosa y
un aspecto malsano, con carne flácida de color amarillento y un aspecto general
bastante desagradable. – Sin ninguna duda
saben algo. Mis subordinados lograron arrebatarles la calavera en el monasterio
de Candlekeep, pero no consiguieron eliminarlas. Es probable que alguno de los
estudiosos de esa biblioteca pudiese darles suficiente información para que
atasen cabos y percibiesen nuestras intenciones…
-Por lo que indicáis, esas dos hembras son peligrosas para nuestros
objetivos. – Interpuso otro de los presentes – Deberíamos tomar las suficientes medidas para evitar futuras
injerencias hacia nuestros planes.
-No es nada fácil eso que decís. – Exclamó el individuo de
desagradable aspecto – Mis enviados
fracasaron en su intento de eliminación, y uno de ellos murió. Uno de los caballeros de Lady Margolia fue
destruido. Incluso un intento de secuestro por parte de uno de los sicarios
aéreos hacia la hechicera también acabó en desastre. Cualquier otro individuo
hubiese caído ante el poder de nuestros enviados, pero esas dos continúan en pie y
siguiendo nuestros rastros, persistentes como sabuesos.
“Me temo que uno de nosotros, uno de los miembros de este Consejo,
tendrá que encargarse personalmente de ellas. Y también del tal Hook y de todos
aquellos que puedan conocer nuestros planes. Nuestra seguridad así lo exige.
Los presentes murmuraron entre
ellos inquietos.
-Tarea nada fácil la que proponéis, Lord Socavador – dijo el Lord
Hechicero con voz solemne –. Tanto el
Lord Observador como yo mismo fuimos testigos del poder de esos sujetos, y
tuvimos que retirarnos para combatir en una posición más ventajosa. Un único
miembro del Consejo no podrá con ellas, y menos si están acompañadas por Lord
Hook y algún otro aliado. En el enfrentamiento que tuvimos bajo las criptas del cementerio no estaban
solos esos tres; les acompañaba otro hechicero de considerable poder,
del cual no tengo noticia ni información alguna.
“¡No, Duque! No os irriteis. No digo que vos no pudieseis acabar con
ellos, si así os lo propusieseis, pero sería arriesgado y gastaríais gran
cantidad de energía. Energía que necesitamos para mantener controlada a
vuestras hordas.
El Duque se encogió de hombros.
-Como digáis, Lord Hechicero. Pero el hecho de que me crea capaz de
acabar con esos necios no implica que esté deseoso de hacerlo. Las luchas
prolongadas con la plebe me cansan, y por lo que tengo entendido, un combate contra esa gente sería una larga sucesión de peleas contra los sicarios de la
sacerdotisa, y mientras esos cobardes me intentarían bombardear con todo tipo de magia. Eso me aburre. No, gracias. Que se encargue otro.
-¿Por qué molestarnos? – Preguntó la mujer de blanco – Nuestros planes ya están muy avanzados.
Centrémonos en su conclusión y permitamos que mordisqueen los bordes de
nuestra tupida red… Cuando lleguen al centro ya será demasiado tarde.
-Querida mía. Mucho me temo que esa ya no es una opción. – Contesto
imperturbable el Lord Hechicero – Hace
menos de una hora uno de los vigías vio explosiones en la
Montaña-Muro. No
hace falta mucha imaginación para saber quien puede haberlas causado. Además,
yo mismo percibo como profundas depresiones en el telar se aproximan a esta
fortaleza. Los intrusos están escudados por capas de magia protectora y hechizos de
encubrimiento, pero no obstante no pueden ocultar su peso relativo en el Telar
Mágico; el suyo y el de los objetos de poder que portan.
"No, los intrusos están a nuestras puertas.
Ante esas palabras, varias de las
figuras se giraron hacia las escaleras, como si esperasen ver aparecer a los
temidos aventureros, y hubo gritos de furia o alarma. Un único bastonazo en el
suelo por parte del Lord Hechicero impuso de nuevo el silencio.
-Calma, hermanos. La presencia de los intrusos es un inconveniente, pero
no una catástrofe. Aún tienen que cruzar la extensión del Bosque de los Huesos y
sus múltiples guardianes. Tarea nada fácil; especialmente cuando buena parte de
las hordas del Duque se están congregando ahí…
“Además, sabiendo que tendríamos que enfrentarnos a la hechicera
Jhaelryna y a su aliada, me tome la libertad de estudiar sus historiales. He
encontrado datos interesantes sobre nuestras molestas intrusas, y eso me ha
dado la idea y oportunidad para crear un… digamos, un enviado que le resultara poco
grato a nuestra amiga hechicera.
Con un teatral gesto, su bastón
señaló una pared de la sala, que se transformó en una cortina ondulante y
transparente, mostrando la imagen de una enorme criatura, que se agitaba
furiosa en una profunda celda. Incluso los poderosos individuos que componían
el Consejo de Invierno se mostraron impresionados.
-Esa bestia podría demoler un ejército entero – manifestó el hombre
de apariencia desagradable – Sin ninguna
duda podrá encargarse de nuestros indeseados visitantes.
-Estimo las posibilidades de que eso ocurra únicamente en dos sobre diez. No
obstante, las posibilidades de que mate al menos a uno de los intrusos aumentan
a seis sobre diez. Y aunque fracasase, sin ninguna duda supondrá una merma en los
recursos de nuestros oponentes – manifestó con voz atona el Lord
Observador.
-Que así sea – Confirmó el Duque.
El resto de miembros de consejo asintieron o expresaron su conformidad, a excepción de la figura acorazada, que pareció mostrar cierto rechazo; sin embargo, ante la expectación de sus acompañantes finalmente hizo un ligero gesto afirmativo.
-¡Entonces estamos de acuerdo!
Con un movimiento del bastón, en
una pared de la celda se abrió una puerta. La bestia se precipitó hacia ella, y
desapareció rápidamente. El Lord Hechicero sonrió satisfecho.
Muy pronto su bestia encontraría
al grupo de intrusos, y vaya sorpresa se llevaría la entrometida hechicera
Jhaelryna Viconia.
Lástima no estar allí para verla, pero tenía asuntos más
urgentes que atender.
jueves, 10 de octubre de 2013
RUMORES TRAS CAMPAÑA DE AGLAROND
Algunos de los rumores que se han extendido como la pólvora tras los acontecimientos de Aglarond. Hay muchos más pero estos son los más habituales.
AGLAROND
- Un grupo de héroes venidos del oeste, aliados con la
Reina, han luchado al lado de los rangers, han liberado a un antiguo Dios de
los Yuir, han sobrevivido en los manglares del sur, han combatido en el muro
junto a la Reina, y finalmente se han enfrentado a una criatura de enorme poder
en lo más profundo de los bosques del Sur.
- El grupo de héroes conocidos como 'Destructores de la
Bestia' son los que han ayudado a nuestro Reino, dicen que se han enfrentado a un
Dios, y están todos vivos.
- El grupo de héroes del oeste son en realidad enviados de
los Yuir para salvar la tierra de Aglarond.
- 'Los que se enfrentan a Dioses' (así sois conocidos en
Aglarond), son criaturas malvadas disfrazadas, han ayudado para acercarse a
importantes personalidades de Aglarond, ganarse su confianza, después pretenden
matarlas y hacerse con el Reino.
- 'Los que se enfrentan a Dioses' es un grupo inventado por
la Reina, para mantenernos distraídos y evitar disputas con esos Rangers
asquerosos (humanos en la capital).
- 'Los que se enfrentan a Dioses' son agentes infiltrados
desde las ciudades, quieren profanar nuestros bosques y acabar con nuestro
dominio (semielfos en los bosques)
- El grupo son en realidad Rangers de Aglarond, benditos por
los Dioses (Bosques).
- La elfa antes conocida por 'poco bosque', ahora es una
hermana de los rangers de Aglarond, dicen que porta una antigua armadura Yuir.
- La elfa 'poco bosque' asesinó a un importante explorador
en la batalla del muro y se hizo con la armadura, deberíamos recuperarla...
- La elfa 'poco bosque' es en realidad una manifestación de
Elikarashae.
- La elfa 'poco bosque' mantuvo un romance con Elikarashae,
he oído que no podrá amar a nadie más.
- La elfa 'poco bosque' dicen que odia a los pájaros.
- La elfa 'poco bosque' se enfrentó a una enorme dragón tras
haber aniquilado a varias de sus crías, y le dijo: 'a esa le saqué las tripas,
a esa la carbonicé, a esa...' dicen que era una estrategia para enfurecer a la
dragona y que bajara la guardia.
- La elfa 'poco bosque' es en realidad Simbul disfrazada.
- La gran guerrera conocida como 'Mata Trolls' y 'Catapulta'
es la que realmente liberó a Elikarashae.
- 'Mata Trolls aka Catapulta' es una amante de Simbul, que
si, que yo las vi en los jardines de palacio...
- 'Mata Trolls aka Catapulta' se enfrentó a un Dios y le
tuteó. Dicen que al Dios conocido como Vaprak no le sentó muy bien.
- 'Mata Trolls aka Catapulta' luchó junto al resto del grupo
y los guerreros de Aglarond en el batalla del muro, dicen que mató ella sola a
más de 20 trolls, lanzándolos desde lo alto del muro.
-'Mata Trolls aka Catapulta' mata a sus enemigos lanzándoles
grandes piedras o troncos o cualquier objeto contundente que tenga a mano, debe
tener sangre de ogro, troll o de dioses, por la enorme fuerza que tiene.
-'Mata Trolls aka Catapulta', dicen que sacrificó un objeto
de gran poder al enfrentarse al Dios Vaprak.
-'Mata Trolls aka Catapulta', es la humana más bella que he
visto nunca, rumor extendido entre varios semielfos jovencitos de los bosques.
- 'El que no tiene miedo aka el loco de los bigotes aka
espada en llamas' es un amante secreto de la Reina, aunque dicen que mantiene
romances con Mata Trolls, la elfa 'poco bosuqe', y Narwen la famosa ranger.
- 'El que no tiene miedo aka el loco de los bigotes aka
espada en llamas' es en realidad un espíritu de los bosques, al que no se puede
matar, dicen que lo han visto morir en repetidas ocasiones, pero que siempre
vuelve a la vida de manera misteriosa.
- 'El que no tiene miedo aka el loco de los bigotes aka
espada en llamas' siempre grita en combate los nombres de sus compañeros
seguidos de un largo 'NOOOOO', debe ser su grito de guerra.
- 'El que no tiene miedo aka el loco de los bigotes aka
espada en llamas' gusta de vestir extrañas prendas, como camisas que le
inmovilizan un brazo, o feas telas de colores pardos sobre su armadura, dicen
que es una penitencia por sus pecados pasados.
- 'El que no tiene miedo aka el loco de los bigotes aka
espada en llamas' siempre protege a las mujeres, debe ser que no se conforma
con sus tres amantes...
- 'El que no tiene miedo aka el loco de los bigotes aka
espada en llamas' rocía sus armas con aceite y las prende fuego antes de los
combates para asustar a sus enemigos, qué estúpido eso estropea la forja (rumor
entre varios herreros de Aglarond).
- 'El que no tiene miedo aka el loco de los bigotes aka
espada en llamas' es un humano apuesto, pero extrañamente rechaza la compañía
de mujeres elfas, igual le gustan los jovencitos.
- 'El que no tiene miedo aka el loco de los bigotes aka
espada en llamas' ha dejado un montón de jóvenes guerreras embarazadas antes de
partir a su tierra.
- La hechicera de pelo rojo aka Amiga de Rashemen aka Pecas'
Es una poderosa hechicera de Rashemen, que se unió al grupo de héroes para
servir de espía para Lady Yelbruna.
- La hechicera de pelo rojo aka Amiga de Rashemen aka Pecas'
primero mata después pregunta.
- La hechicera de pelo rojo aka Amiga de Rashemen aka Pecas'
es una delicada flor incomprendida, que gusta de dialogar antes que combatir
(rumor entre algunos bardos de Aglarond, que por supuesto no conocen a Aneka).
- La hechicera de pelo rojo aka Amiga de Rashemen aka Pecas'
forma un trío amoroso con 'Catapulta' y elfa 'poco bosque', dicen que en noches
de luna llena se dejan llevar por el frenesí, baliando desnudas por los
bosques, y practicando sus actos amatorios por cualquier lugar.
- La hechicera de pelo rojo aka Amiga de Rashemen aka Pecas'
es en realidad un demonio disfrazado, que sirve de agente de los magos rojos.
- La hechicera de pelo rojo aka Amiga de Rashemen aka Pecas'
tuvo un idilio con Elikarashae, engañando a la elfa 'poco bosque', y dicen que
está embarazada del Dios.
- 'Elfo blandito aka Destructor de la Bestia aka El del
harpa' es un agente del panteón élfico, enviado para vigilar al grupo.
- 'Elfo blandito aka Destructor de la Bestia aka El del
harpa' es otro amante de la Reina, dicen que Lady Yelbruna está celosa porque
antes fue su amante.
- 'Elfo blandito aka Destructor de la Bestia aka El del
harpa' es un peligroso criminal fugado del oeste que se unió al grupo para no
llamar la atención.
- 'Elfo blandito aka Destructor de la Bestia aka El del
harpa' tiene apariencia de elfo, pero en realidad es algo o alguien disfrazado,
no se maneja como un elfo en los bosques.
- 'Elfo blandito aka Destructor de la Bestia aka El del
harpa' es un elfo de gran belleza, que ha seducido a un gran número de
jovencitas por todo Aglarond, en el futuro habrá muchos elfos y semielfos
rubios por estas Tierras.
- 'Elfo blandito aka Destructor de la Bestia aka El del
harpa' se enfrentó sólo a tres grandes dragones y los derrotó.
THAY
- Se han enviado grandes cantidades de no-muertos a los
Umber Marshes, que se dice que no han alcanzado el muro de Aglarond como era
intención de los magos rojos.
- Hace meses que no se tienen noticias de los Umber Marshes.
- Una gran patrulla liderada por varios magos rojos se
adentró en los Umber marshes hace un mes y no se ha vuelto a saber de ella.
- Se ha dado una fuerte batalla en el borde de los Umber
Marshes con dos enormes fuerzas de trolls y de ogros, una al sur y otra al
norte, salían en grandes números de los Umber Marshes invadiendo las tierras de
Thay.
- Los magos rojos investigan que ha estado pasando estos
meses en los Umber Marshes.
- Se cree que todo es un plan de la pérfida Reina Simbul
para invadir las nobles tierras de Thay.
CHESSENTA, UNTHER,
MULHORAND
- Una terrible batalla se ha dado en el reino de Aglarond,
en su frontera este, en el gran muro, no está claro si ha sido un ataque de los
magos rojos u otras fuerzas.
- Entre varios archimagos y altos clérigos: Una gran fuerza
mágica con disrupciones en el Telar se ha dado al sur de Aglarond, algo de gran
poder se ha manifestado allí. Seguro que esa Loca que tienen por Reina ha
estado haciendo de las suyas.
- Se oyen rumores de un grupo de héroes venidos de más allá
del mar de las estrellas caídas, que han tenido mucho que ver en los recientes
acontecimientos de Aglarond, se cree que son los mismos que hace relativamente
pocos meses liberaron una gran fuerza en Mulhorand, que parece ser que tenía
algo que ver con Set.
- En la Iglesia de Set: Los recientes acontecimientos en la
tierra de Aglarond, parece que el grupo conocido como 'Los Destructores de la
Bestia' han sido los mismos que han estado por allí, se debe investigar en
profundidad, y adquirir más información sobre ellos, ha si lo ha dictado
nuestro Dios.
SEMBIA, CORMYR, THE
DRAGON COAST
- Recientemente se han dado terribles sucesos en el Reino de
Aglarond, con terribles batallas con trolls y ogros por todo el territorio, se
cree que los conocidos como 'Los Destructores de la Bestia' han ayudado
enormemente a la Reina Simbul en esos terribles momentos.
- Guerra en el Este, se cree que Thay a abierto brecha en
Aglarond, y ha invadido gran parte del territorio.
- Los Destructores de la Bestia han sido enviados desde
Waterdeep para espiar en el Reino de Aglarond.
- Los Destructores de la Bestia son insaciables en sus
perversiones, han ido a los bosques de Aglarond para probar alucinógenos, bailar
desnudos por los bosques y copular con criaturas faéricas.
- Los Destructores de la Bestia son ahora reconocidos en
todo el Este, dicen que son amigos personales de Simbul. En Aglarond se les
conoce también por 'Los que se enfrentan a Dioses'.
- Los Destructores de la Bestia han liberado un Ente de gran
poder en Aglarond, nadie sabe quién o qué es.
- Los Destructores de la Bestia han saqueado enormes
riquezas en los bosques de Aglarond y vuelven a sus hogares nadando en oro.
- Dicen que Los Destructores de la Bestia visten extraños
uniformes cuando se internan en bosques.
- Los Destructores de la Bestia odian a los pájaros, nadie
sabe por qué.
PIRATE ISLES
- En Aglarond se han dado enormes batallas, el Reino ha
quedado débil, es momento de saquear sus costas.
- En Aglarond han estado Los Destructores de la Bestia,
ayudando a Simbul en no se qué...
- Los Destructores de la Bestia han saqueado enormes
riquezas en los bosques de Aglarond y vuelven a sus hogares nadando en oro. Hay
que encontrarles y ver si es cierto.
- La elfa Eliara y la guerrera sagrada Aura, parte del grupo
'Los Destructores de la Bestia' son dos bellezas sin parangón, dicen que aquel
que las conquiste tendrá fortuna y gloria eternas.
- Los Manglares del Sur de Aglarond, antes peligrosos, ahora
imposibles, dicen que todo barco que se acerca a kilómetros de allí desaparece,
o aparecen restos carcomidos como por ácidos.
- Los Destructores de la Bestia son poderosos siervos del
bien, dicen que matan a los piratas con la mirada, recemos por que no lleguen a
las islas (este muy extendido).
EVERESKA
- Lady Eliara Moonfist ha abandonado a sus dos recién
nacidos, hay muchas teorías al respecto: No soporta la idea de que le recuerdan
a su ex (el infame), prefiere dejarlos en lugar seguro y no exponerlos a
peligros innecesarios, quiere darse revolcones con humanos (este es el favorito
de varias casas nobles), no soporta lo mucho que lloran por las noches, es tan
noble que no puede cambiar pañales, etc, etc, etc,...
- El padre de Lady Eliara Moonfist ha sufrido un nuevo
colapso, hace meses que no sale de casa, seguro que esa descastada ha vuelto
con 'El Infame' y su pobre padre no lo ha podido soportar.
- Eliara Moonfist ha sido corrompida por esa guerrera humana
conocida como Stronghand, son amantes, y le ha convencido de que abandone la
senda de los elfos.
- Lady Eliara no sabe andar por los bosques.
- Lady Eliara odia a los pájaros.
- La madre de Lady Eliara, dicen que la espera en casa con
el rodillo de amasar, y he oído que ha jurado no peinarse hasta que su hija
vuelva a casa, debe parecer una escoba vieja...
- Lady Eliara se ha casado en secreto con Elion Everlove, no
le ama, lo ha hecho por su fortuna, obligada por sus padres y por su tío para
salvar al clan Moonfist de la ruina.
- Lady Eliara se ha fugado con una reliquia familiar de gran
poder, sin que sus padres lo sepan.
- Lady Eliara pertenece a la Hermandad de la Espada, y ha
salido en una misión especial, dicen que tiene como encargo eliminar o capturar
al Infame.
- Lady Eliara ha jurado que no descansará hasta acabar con
'El Infame' y se ha ido a cumplir su juramento, mientras ha dejado a sus hijos
a cargo de su familia.
- Lady Eliara es una degenerada corrupta que practica las
artes amatorias con prácticamente cualquier raza, dicen que ha estado en los
bosques Yuir, donde ha yacido con: Satiros, Pixies, humanos, semielfos, elfos
de bosque y hasta un gigante de las nubes.
- Lady Eliara vuelve a estar embarazada, ha huido para
ocultárselo a sus padres, se desconoce el padre.
- Elion Everlove ha pedido la mano de Lady Eliara. Dicen que
sólo por fastidiar al Infame.
- Elion Everlove ha pedido la mano de Lady Eliara. Dicen que
Lady Eliara está embarazada y él es el padre, se casa para evitar otro
escándalo a los Moonfist.
- Elion Everlove ha pedido la mano de Lady Eliara. Dicen que
en realidad anda detrás de una reliquia familiar de los Moonfist.
- Elion Everlove dilapida la fortuna familiar en
alucinógenos, bebidas, y juergas varias, todo ello fomentado por Lady Eliara y
sus nuevos amigos humanos.
- Elion Everlove en un arrebato de pasión secuestró a Lady
Eliara alejándola de sus retoños.
- Elion Everlove es infiel a Lady Eliara tras su matrimonio
secreto, se cree que con la amiga humana de Lady Eliara, la conocida como
Stronghand.
WATERDEEP
- Lady Aura Stronghand ha vuelto a huir de la ciudad, se
dice que mantuvo un idilio con Lord Piergeron y que fue descubierta por su
anterior amante Lord Kelben, decidió poner tierra de por medio.
- Lady Aura se va a casar con Lord Piergeron.
- Lady Aura engañó a sus dos amantes, Lord Piergeron y Lord
Kelben con un apuesto caballero Cormyta.
- Lady Aura está perdidamente enamorada de un famoso elfo,
Elion Everlove y ha huido con él.
- Lady Aura ha ido al este a saquear para poder mantener la
Orden del Escudo Protector.
- Lady Aura ha dejado a todos sus pretendientes y amantes y
ha vuelto con su verdadero amor, Lord Hook.
- Los Destructores de la Bestia han vuelto a completar una
importante gesta en el este, parece que han ayudado a la Reina Simbul en una
terrible batalla.
- Los Destructores de la Bestia tenían tantas deudas que se
marcharon al este para no pagarlas.
- Lady Aura está embarazada, sus tres amantes más conocidos
(Hook, Piergeron y Kelben) se retarán en duelo para decidir quién se casa con
ella y es el verdadero padre.
- Lady Aura ha abandonado a todos sus amantes para huir con
Lady Eliara Moonfist, parece que han descubierto que les gustan las mujeres.
- Lady Eliara ha abandonado a sus hijos en Evereska (muchos
rumores al respecto).
- Lady Eliara no se maneja bien en los bosques, ¡y eso que
es una elfa!
- Lady Eliara odia a los pájaros.
- Los Destructores de la Bestia visten extrañas prendas en
los bosques y algunos parece ser que se visten con ropas que les inmovilizan un
brazo o incómodas u otras penalidades, parece ser que son penitencias por sus
pecados. Algo que se está extendiendo entre caballeros y la iglesia de Ilmater,
en la que se considera un buen ejemplo a seguir.
- Lady Aura está cansada de la lucha con las armas, y
últimamente prefiere aplastar a sus enemigos con grandes pesos, en varios
lugares ya se la conoce como 'Catapulta'.
miércoles, 25 de septiembre de 2013
LA IRA DE VAPRAK
El pequeño Cespenar está en sus pequeños aposentos, fuera
por toda la fortaleza se oyen gritos, aullidos y explosiones de todo tipo.
Cespenar se está vistiendo, enumerando lo que se pone, parece muy nervioso:
- Veamos, veamos, no hay tiempo, maldita sea, no podré
esquivarle mucho más...a ver, primero el chaleco acolchado y reforzado con
triple lámina de hierro meteórico, mithrill y acero de triple grosor, la túnica
humedecida de doble grosor, la armadura completa que conseguí que me hicieran,
bien, bien, creo que ya...¡¡¡Ahhhggg el capacete y el yelmo!!!, ufff si lo
llego a olvidar, no quiero ni pensar...-
Una voz terrible resuena por toda la fortaleza, entre varias
explosiones:
- CESPENAR, CESPENAR, SABANDIJA INMUNDA ¿DÓNDE TE ESCONDES?,
SERÁ MEJOR QUE TE PRESENTES ANTE MI CUANTO ANTES.-
- Ay, ay, ay, bueno creo que estoy listo, le esperaré en la
sala del trono como si nada, veamos, necesito un poco de carne de
cañón...¡Guardias, guardias!-
Al instante entran en la sala cinco inmensos ogros
enfundados en armaduras metálicas. Uno de ellos habla:
- ¿Cheñó chambelán?-
- Eeer, si, acompañadme a la sala del trono, debemos mostrar
respeto a nuestro Señor, con una buena guardia de honor a su regreso.-
Los guardias empalidecen y se miran entre si, vuelve a
hablar el mismo ogro:
- Pero cheñó chambelán, el Lord lleva tres días matando a
todoch loch que che le achercan y...-
- No te preocupes, ya se habrá desahogado, vamos, le
esperaremos en la sala del trono.-
Los ogros dudan, pero finalmente siguen al pequeño
chambelán. Pronto llegan a la gran sala, esquivando los aullidos de terror y
explosiones que se dan por toda la fortaleza. Un tiempo después una enorme
figura de aspecto terrible entra en la sala del trono, flanqueado por una
guardia de diez trolls de color rojo oscuro. De las gigantescas garras de
Vaprak y de sus afilados dientes gotea abundante sangre.
- ¡¡¡AAAAHHH MALDITA SABANDIJA ASÍ QUE ESTÁS AQUÍ!!!-
Echa una mirada a los ogros en formación de honor y estos
caen muertos entre terribles aullidos. Cuando se gira hacia su chambelán, de
pronto parece tranquilizarse algo, su boca se abre en una enorme sonrisa
formada de enormes puñales, y comienza a reír:
- JA, JA, JA, JA, JA, JA ¿DE QUÉ TE HAS DISFRAZADO
CESPENAR?, JA, JA, JA-
El pequeño diablillo parece una redonda cebolla de capas
acolchadas, metales y otros refuerzos, sólo asoma su pequeña cara en un enorme
yelmo. Espera que el Señor termine de reír mientras piensa - ufff, funcionó,
menos mal, ya me veía recogiendo boñigas de troll durante un siglo o dos...-
- BUENO, JA, JA, JA, SI NO FUERAS TAN GRACIOSO TE MACHACARÍA
DESPACIO, DADO TU MISERABLE CUERPECILLO. ¡HAN
ACABADO CON MIS PLANES! - Una terrible lluvia de meteoritos golpea la
enorme sala, todos los siervos se levantan tras la explosión.- MALDITOS,
ESTÚPIDOS, ¿CÓMO UNAS CRIATURAS TAN PATÉTICAS SE ATREVEN A INMISCUIRSE? Y ESE
PEQUEÑO GRUPO DE MORTALES QUE SE ATREVIÓ A ENFRENTARSE A MI, Y ¡ME HIRIERON!
AAAAAGGGHHH.-
La enorme figura se gira hacia uno de los trolls y lo despedaza
con sus garras como si fuera de cristal.
Cespenar aguarda, humeando tras el trono. Después sale, con
un enorme plumero y limpia con rapidez el asiento:
- Mi Señor, sentaos por favor, hay mucha información que
debéis conocer, traed algo para calamar su sed.-
Vaprak parece algo más tranquilo, mira a su consejero y se
sienta. Un ogro tembloroso le tiende una bandeja con una copa de bronce, con un
líquido indeterminado. La terrible criatura bebe unos tragos, y mira con odio
al infinito.
- BIEN CESPENAR, ¿QUÉ NARICES OCURRIÓ? Y ¿QUIÉNES ERAN ESOS
MALDITOS OREJAS PICUDAS QUE TERMINABAN CON MIS HIJOS COMO SI FUERAN CUCARACHAS?
EL OTRO CREO QUE ERA UNA DIVINIDAD, POR LA LUCHA QUE ME DIÓ. ¿Y ESA ESTÚPIDA
MORTAL QUE DE PRIMERAS SE ATREVIÓ A TUTEARME, ME HIRIÓ Y NO CONTENTA CON ELLO,
LOGRÓ CERRAR MI PORTAL? AUNQUE HE DE RECONOCER QUE ESA HUMANA TIENE VALOR EN LA
LUCHA Y ESO ME GUSTA...-
Cespenar se ha situado tras un enorme escudo del que sólo
asoman sus ojillos por una mirilla del escudo:
- Bueno mi Señor, veréis las cosas se complicaron, ese grupo
de mortales liberó el Tesoro del Príncipe, no sé cómo, que resultó ser un Dios
antiguo de los elfos Yuir, un tal Elikarashae. El grupo de mortales tuvo la
guía del Dios, cuando os encontraron junto al portal dieron tiempo a
Elikarashae, sin saberlo, para reunir un fuerte grupo de Eladrin (siervos
poderosos de los elfos) que se enfrentaron a vuestras fuerzas junto al portal.-
Vaprak mira su consejero, y sonríe de nuevo cuando lo ve
tras el enorme escudo.
- Ya, ya, una
historia muy interesante, y ese grupo de mortales que tantos problemas me ha
dado, ¿quiénes son? ¿sabes algo de ellos? No eran de esas tierras, de eso estoy
seguro.-
- Bueno...veréis,...se
trata de un grupo que...-
- ¡HABLA DE UNA VEZ O TE ARRANCO LOS BRAZOS!-
- Mi Señor son aquellos que acabaron con la Peste Negra,
devolvieron al pequeño Morûl aquí libre, han matado a cientos de vuestros
hijos, y en esta ocasión han acabado con vuestro plan de formar una gran nación
para vuestros hijos, que os dedicarían culto y aumentarían así, aún más vuestro
poder y vuestra gloria.-
Vaprak no dice nada, se queda serio, mirando de nuevo más
allá de la sala. De pronto esta queda congelada, todos los siervos mueren salvo
Cespenar salvado por sus múltiples capas de protección.
- ESTA INFORMACIÓN NO DEBE SALIR DE ESTA SALA, ¿COMPRENDES
PEQUEÑA SABANDIJA?-
- Perfectamente Mi Señor, esos- Señala a los muertos- no
sabrían tener la boca cerrada como el pobre Cespenar...-
- MÁS TE VALE. ESE GRUPO DE MORTALES HA INTERFERIDO
DEMASIADO EN MIS PLANES, D-E-M-A-S-I-A-D-O. MALDITOS SEAN. ME HAN COSTADO
MUCHAS VIDAS, CON ELLO MUCHO PODER, Y HAN ACABADO CON UN PLAN QUE PODRÍA
HABERME ELEVADO EN EL PANTEÓN. ME LAS PAGARÁN, ¿OYES?, ME LAS PAGARÁN.-
- Mi...mi...Señor, algunos de ellos son poderosos siervos de
otros Dioses, no se les puede matar o torturar de forma...digamos abierta...-
- MMMMFFF, ¿QUÉ SUGIERES?, YA SABES QUE NO TENGO PACIENCIA
NI SUTILEZA, ESO SON COSAS DE LOS DÉBILES.-
- Si mi Señor, pero si los atacáis directamente os
arriesgáis a enfadar a otros Dioses...-
Vaprak se lleva una mano a su gigantesca barbilla llena de
pústulas verdosas.
- COMPRENDO LO QUE QUIERES DECIR PEQUEÑO. COMPRENDO. BIEN,
ENTONCES NECESITAREMOS ALGO MÁS SUTIL, PERO CUANDO SE ESTÉN RETORCIENDO DE
DOLOR, O SUFRIENDO POR SUS ALLEGADOS, QUIERO QUE SEPAN QUE EL MENSAJE ES MÍO.-
- Claro mi Señor, eso por supuesto.-
- ¿QUÉ TIENES EN MENTE PARA MI VENGANZA PEQUEÑO? PERCIBO
ENGRANAJES EN TU PEQUEÑO CEREBRO.-
- Mi Señor he encontrado recientemente a alguien que podría
serviros como deseáis, eficaz, con cierto poder, y mucha ambición, sólo es
cuestión de hacer algunos planes y arreglos, y después...-
Cespenar no termina la frase, se encuentra incrustado en una
pared, afortunadamente su armadura-cebolla resiste maltrecha, y le ha protegido
de nuevo, tambaleándose se acerca de nuevo a Vaprak.
- DÉJATE DE RODEOS Y CHORRADAS, ESO NO VA CONMIGO, ORGANIZA
UN ENCUENTRO CON ESE O ESO QUE TIENES EN LA CABEZA, DISCUTIREMOS QUÉ HACER, POR
AHORA MANTENME INFORMADO DE ESOS 'HÉROES', DE SUS ACCIONES Y QUÉ CAMINOS
SIGUEN. PAGARÁN POR LO QUE HAN HECHO, Y ESPERO QUE SEA PRONTO O ESTE PLANO VA A
CONOCER EL VERDADERO TERROR.-
Cespenar no dice nada más, se retira rápidamente haciendo
reverencias, ridículas por el número de capas que lleva, a penas puede
doblarse, y tras los impactos caen pedazos de su extraño atuendo. Unos minutos
más tarde está en sus habitaciones, se quita con rapidez la armadura ayudado
por dos pequeños trolls de hielo. Una vez a solas, comienza a escribir una
larga carta.
- Ufff, ha ido bien, ha ido bien, tengo que mandar reparar
mi 'traje de audiencias complicadas con el Lord', me ha vuelto a pillar,
maldita sea, a veces olvido que es un Dios y ve más allá de lo que podamos ver
nosotros. En fin, veamos si podemos organizar un encuentro...-
martes, 24 de septiembre de 2013
KARELIA
Un gigantesco y majestuoso pasillo, aunque la decoración es
algo austera, unos cuantos tapices y armaduras como toda decoración, junto con
algunas balanzas de piedra. Dos figuras caminan majestuosamente, una mucho más
grande, la más pequeña, una silueta femenina de gran belleza habla, a pesar de
su amable voz, parece que tiene un ligerísimo nerviosismo:
- Mi señor, ¿puedo saber por qué el Lord ha requerido mi
humilde presencia?-
La figura más grande responde, su voz es muy grave,
transmite confianza y sosiego:
- Lady Karelia, parecéis algo inquieta, no debéis
preocuparos, si el Lord requiere vuestra presencia será por algo importante...o
no, ya sabéis de los caprichos o de la información encriptada. Tiene sus
designios. Sea como sea, aceptad lo que os requiera con humildad, como es de
esperar. Sinceramente no tengo la información que os preocupa, tan sólo me
transmitió que debíais acudir a su presencia.-
Las dos imponentes figuras alcanzan unas enormes puertas,
guardadas por dos soldados enfundados en armaduras completas, que
inmediatamente abren las puertas y les dan paso de manera cortés.
- Milord, Milady.-
Las puertas dan paso a una gran sala, bañada con una gran
luz, en los laterales se alinean balanzas equilibradas de todas las formas,
tamaños y materiales, al fondo una gran mesa de mármol. Una imponente figura
observa sobre una enorme fuente de agua cristalina y sonríe. Tiene forma
humanoide, con una cuidada barba, enfundado en una bella armadura, le falta la
mano derecha. Emite la luz que ilumina la sala desde su cuerpo. Alza la cabeza
despacio, mostrando sus ojos de color del acero, su gesto cambia a algo más
serio:
- Ah, Karelia, te esperaba pequeña, me alegra que hayas
llegado por fin. Lord Xitalius si sois tan amable...-
El imponente acompañante hace una reverencia y se retira de
la sala con suavidad. Karelia se arrodilla con respeto:
- Milord, se me ha dicho que queríais verme.-
- Así es, verás dada tu condición especial, tus muchas
habilidades y tu fuerte relación con el plano material...- Sigue un largo
discurso de elogios a la persona de Karelia, mientras ella piensa:
- "Uy, uy, uy, presiento algo que no me va a gustar, no
suele ser tan meloso, veamos..."-
- Bueno, el caso es que la joven mortal conocida como
Stronghand ha demostrado una vez más su valía a mi servicio, y he decidido
concederle un favor importante, como una de mis más prominentes representantes
en los Reinos, debo mostrar ciertas indulgencias con aquellos que prodigan mi
palabra entre los mortales. Lo que es justo, es justo. Así que te he asignado,
sólo para ocasiones de gran necesidad, a esta mortal, le prestarás tu
inestimable ayuda cuando así lo requiera.-
La bella mujer tuerce ligeramente el gesto, hace una
reverencia, y con voz algo más fría responde:
- Mi Señor, será un honor servir a vuestros designios.-
- Karelia, veo que no estás muy contenta con esta tarea, lo
lamento, pero eres la más adecuada para ello. Irás a conocerla, su nombre es
Aura Stronghand, mi secretario te dará más detalles, cuando la conozcas, quizás
no te parezca una tarea tan pesada, y no solicitará tu ayuda a menos que sea
necesario, no te preocupes.-
- Nunca he desconfiado de vuestras decisiones Milord,
lamento si he sido algo frívola, se hará como decís.-
- Bien, no esperaba menos, ahora retírate, Xitalius te
espera.-
La bella mujer hace una nueva reverencia y se retira. Al
poco tiempo está en un enorme despacho, lleno de mesas, pergaminos, estanterías
repletas de grandes tomos. Xitalius levanta los ojos de un enorme libro:
- Karelia, me acaban de entregar esto para ti- Le tiende un
fajo de pergaminos.- Vamos alegra un poco ese gesto, podría haber sido peor.-
- ¿Peor? ¡Me ha puesto al servicio de un mortal! Sólo espero
que sea como dice, y no requiera mi presencia para estupideces. Ufff, con todos
los siervos que tiene y me tiene que tocar a mi.-
Xitalius sonríe ligeramente y levanta una mano, como
diciendo 'es suficiente'.
- Bueno estás a su servicio y harás como se te dice, te
guste o no te guste. Se te advirtió varias veces, que te implicabas demasiado
con los mortales, interferiste varias veces y te 'despistaste' con ciertas
normas, siempre por buenas causas, pero ya conoces las Leyes, y las Leyes se
deben cumplir.-
La bella mujer se relaja, baja la cabeza y habla con gran
suavidad:
- Vamos que...no me he portado de forma correcta y necesito
una lección.-
- Lo puedes ver así, si. Cumple tu deber y todo irá bien.
Además, la mortal, acabo de leer que es un paladín de nuestro Señor, de gran
renombre, creo que tu tarea revestirá más honor del que crees, y por otro lado
los paladines no suelen vivir demasiado, así que tu servicio puede ser corto.
Dentro de poco tiempo, se te enviará a conocerla, ahora retírate, lee esos
pergaminos y sigue con tus tareas estipuladas.-
Karelia hace una ligera reverencia, aún con el gesto algo
torcido y se retira con los pergaminos bajo el brazo. Gira la cabeza en el
umbral de la puerta:
- Bueno, podría haber sido peor, espero que las razones del
Lord para esto merezcan la pena.-
La bella silueta desaparece sin ruido del despacho, cerrando
suavemente la puerta. Lord Xitalius vuelve a su tomo:
- Bueno no ha ido mal, esta jovencita aún no tiene claro el
concepto del deber, pero esto le irá bien, veamos que hace la mortal con este
nuevo Don, sin duda será interesante...-
miércoles, 18 de septiembre de 2013
EL FRIO OBSEQUIO DE UN VISITANTE NOCTURNO
Caía la noche. Una noche que, nuevamente, era fría y
lluviosa; como tantas otras en estos últimos tiempos.
Yaya Arce echó otro leño al hogar y calentó sus viejas y
agarrotadas manos al calor de la lumbre. Hacía muchos años, en su juventud, numerosos
jóvenes habían susurrado apasionados su nombre, pero ahora todos sus vecinos la
llamaban sencillamente “Yaya Arce” o incluso solo “la Yaya ”. Cosas de haber ejercido de
parturienta y sanadora durante más de sesenta años en una pequeña y dispersa
comunidad agrícola.
La anciana comenzó los rutinarios preparativos para irse a
la cama. Retirar la tetera del fuego; atizar la lumbre y colocar una vieja
pantalla de latón – para evitar que saltasen las ascuas –; colocar una taza de
leche a mano para la noche; guardar el viejo y manoseado códice de hierbas
curativas (su mayor tesoro) en su repisa, junto con los otros tres libros que
poseía; asegurar puertas y ventanas…
Fue en ese momento cuando en la ventana con cristalera (el
orgullo de su humilde morada y una maravilla en su rústico vecindario, traída
desde Waterdeep y montada por su propio hijo Kerebal, que trabajaba de plomero
y cristalero en la gran ciudad) vio algo que le puso los pelos de punta.
Literalmente.
Pequeñas formaciones de hielo iban extendiéndose lentamente
por los distintos cristales, partiendo del emplomado y cubriéndolos lentamente.
En las inmediaciones de la cabaña nada se movía y nada se oía, salvo el aullido
solitario de un lobo. Yaya conocía bien los ruidos de la naturaleza, y ese lobo
no aullaba a la luna, si no más bien era un lamento fúnebre. La lluvia dejó de
repiquetear en el techo, y el viento amainó bastante. Pese a ello, se oía a los
árboles del cercano bosque mover sus ramas y crujir, como en las noches de gran
frío.
La vieja Yaya poseía un gran elenco de conocimientos que le
habían servido bien a lo largo de su vida, si bien mucha gente de ciudad los
hubiese catalogado como meras supersticiones. Y sabía lo que esos presagios
podían indicar. Con una velocidad pasmosa para alguien de su edad, corrió a su
viejo baúl y tras sacar varios objetos, realizó varios curiosos preparativos
ante los que más de un urbanita hubiese levantado las cejas, o directamente se
hubiese carcajeado. Luego se quedó esperando, sentada en su mecedora y mirando
fijamente la única puerta de su cabaña.
La noche continuó su curso, con frías rachas de viento
silbando entre los árboles, y un penetrante frío en aumento. Pese a ello, la
vieja Yaya Arce pudo percibir perfectamente furtivos movimientos en las
arboledas que rodeaban la cabaña, y de vez en cuando le llegaban lo que
parecían ligeras risas, apenas audibles o difíciles de distinguir del sonido
del viento, pero inquietantes y siniestras. Estos sonidos se fueron acercando,
hasta rodear por completo su morada. Al cabo de un rato, pudo oír como un
caballo avanzaba lentamente por el camino que llevaba a su porche, y se detenía
ante su puerta. Tras un largo momento, algo bajó de la montura y se acercó
pausadamente al porche. Subió las escaleras y pisó la madera de su casa. Toda
ella crujió lastimosamente, y la sensación de frío se acentuó.
La puerta comenzó a vibrar, como si un fuerte viento
racheado la estuviese empujando con una fuerza irresistible. Las bisagras y
cerrojos tintinearon quejumbrosos, mientras el penetrante frío hacia contraerse
el metal y la fuerza que las empujaba iba en aumento. Finalmente, con un sonoro
chasquido, los cerrojos cedieron, y la puerta se abrió tan bruscamente que
golpeó con violencia contra la pared. Una fuerte ráfaga de viento helador se introdujo
en la casa y apagó varias velas.
Una figura se perfilaba en el vano de la puerta. Con una
altura aproximada de dos metros, y muy delgada, su tamaño imponía, pero más aún
su apariencia: piel blanca como la nieve recién caída; pelo largo y
blanco-plateado que caía descuidado sobre hombros y espalda, sujeto únicamente
por una hermosa diadema de un metal plateado y frio; largas orejas puntiagudas
que sobresalían de su abundante cabellera; un rictus serio y casi inexpresivo
que daba pavor; y sobre todo unos ojos en los cuales brillaban orbes de fría
luz blanco-azulada. La criatura irradiaba frío y pavor, y era hermosa. Muy
hermosa.
-Buenas noches –
saludo apaciblemente la anciana.
La criatura fijo su mirada en ella y una sombra de sonrisa
alumbró en sus labios. Hizo ademán de entrar en la cabaña, pero se detuvo en
seco, y un atisbo de duda cruzo su semblante. Levantó su mirada y la posó sobre
la pesada herradura de hierro que estaba clavada sobre la puerta. Detrás de
ella se oyeron multitud de gorjeos y grititos de irritación y sorpresa.
-No hace falta que
entréis vos y vuestros acompañantes. Vuestra ofrenda esta fuera, como marcan
las tradiciones…
La criatura miró despectiva al platito con leche y miel que
estaba junto a la puerta, en el porche.
-¿De verdad esperáis
comprar mi buena voluntad con tal lamentable ofrenda? – su voz era
cantarina, con tonos musicales y armoniosos. Pero fría y desapasionada - ¿Leche y miel? Jajajaja.
Chillidos y risas se hicieron coro de la gélida carcajada
del sujeto, pero muchas estaba ahogadas, como si las bocas que las emitieran
estuvieran engullendo la misma leche y
miel objeto de desprecio.
-No obstante, las
costumbres se han respetado… - apuntó la Yaya.
-Vaya. Así que aquí
tenemos a una mortal que sigue las Antiguas Costumbres ¿eh? – inquirió sardónico
el sujeto mientras fijaba la mirada en la herradura. Con visible esfuerzo dio
un paso hacia el interior de la cabaña. La herradura comenzó a humear y a
ponerse al rojo. Con una sonrisa, la criatura intentó dar otro paso hacia el
interior y nuevamente se detuvo en seco, visiblemente confundido.
-Oh. Hay clavos de
hierro en la jamba de la puerta, sal esparcida bajo las tablas del suelo y la
primera tabla es de madera de limonero. – apuntó la mujer, y echando la
mano a una pesada clava, la coloco sobre su regazo – Al igual que esta pesada porra…
La criatura retrocedió hasta el porche, sorprendida.
Murmullos de ansiedad resonaron alrededor de la cabaña. Miró a su alrededor y
sus ojos se posaron en la ventana.
-Las ventanas poseen
salvaguardas similares – aclaró la Yaya.
-Muy bien, anciana. Muy
astuta. Parece que llegaras a ver el amanecer. Y por tu respeto a las Antiguas
Costumbres te otorgaré un obsequio. No morirás ni por mi mano ni por ninguna de
los míos… – Un sonoro coro de chillidos de pesadumbre y rabia acogieron
estas palabras.
-Sois muy amable…
-No. No lo creo. No
había terminado. Como decía, no moriréis. Os dejaremos viva, para que veáis
como esta tierra se sume en la oscuridad, la niebla y el invierno eternos. Para
que contempléis como los bosques se oscurecen y convierten en sofocantes
espesuras, y engullen en su sombra todos los prados y cultivos que vuestras
patéticas especies han abierto. Y para que podáis oír los lamentos de las
madres que descubren las cunas de sus retoños vacías; y por último podáis oler
el terror de vuestros vecinos cuando se acerquen las oscuras noches sin luna y
sepan que serán cazados por la espesura como las viles criaturas que son.
“El momento de los
mortales ha pasado, aunque no os deis cuenta aún. Los Antiguos Tiempos volverán,
solo que no estarán regidos por los débiles y complacientes Tel’Quessir. Ni por
el pueblo que baila a la luz de la Luna. No. Ahora nos toca a nosotros. Los
hijos de la Oscuridad y del Viento. Bailaremos a la luz de la Luna Negra, sobre
un lecho de calaveras mortales, y beberemos leche y miel aderezada con sangre
humana…
Un coro de aullidos exultantes y risas histéricas se
levantaron ante estas palabras, y la criatura sonrió abiertamente. Una sonrisa
bella y letal, capaz de volver loco de miedo a cualquiera. La vieja Yaya se
derrumbó sollozando, con lágrimas de sangre corriendo por sus mejillas.
-Chauntea, salvanos…
- farfullaba.
-Vuestros débiles
dioses no pueden ayudaros ahora. Asumidlo. En estas tierras ha comenzado el
ocaso de los pueblos mortales, y este se extenderá por la faz de todo este
orbe. Mi pueblo ya tiene un ancla en este mundo mortal, un ancla que unos pocos
hemos aprovechado para deslizarnos a través de los muros que lo protegen. A
medida que pase el tiempo lanzaremos más anclas, y finalmente el muro se
derrumbará y podremos pasar a miles, millones... Muy pronto mis gentes tendrán
un nuevo hogar, y lo levantarán con vuestros huesos. Antes de que el invierno
acabe, tu pueblo habrá muerto casi en su totalidad, y los que sobrevivan servirán
como diversión para nuestras cacerías. Su sangre correrá por los altares en
honor de nuestra Reina, y tú, anciana, podrás verlo todo. Ese es mi obsequio, jajaja.
Instantes después, el terrorífico visitante se había ido, y
el coro de risas se alejaba por la noche.
A lo lejos, en la granja de los Ballric, se oían aullidos
de terror, y más lejos, en la granja de los Ossum, un frío resplandor iluminaba
la noche, como si algo ardiese con fuerza con llamas azules.
-Estamos perdidos
– sollozo la vieja Yaya.
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