jueves, 19 de junio de 2014

Confesiones en el camino


Un jinete y su montura avanzaba a buen paso hacia la ciudad de Waterdeep, cabalgando en la noche. Una mujer con una armadura que montaba un magnifico unicornio. Sus alforjas tintineaban pesadas. Llevaban en camino durante muchas horas, pero la mujer no había pronunciado palabra alguna desde que salieron del pueblo, y el unicornio se preocupaba. No era típico de ella.

-¿Te encuentras bien, Aura? – preguntó finalmente.

La mujer habló con ira apenas contenida.

-No, Karar. No estoy nada bien.

-Supongo que ver la corrupción de una criatura antaño tan gloriosa puede afectarle a uno.

-Es verdad, pero no es solo eso, Karar. No pude detenerlo. Lo intente y no pude…

-Es normal, pero esa gente es escurridiza y está llena de trucos, y si se ha pasado al otro bando, pues son capaces de hacer un gran mal, y además disfrutará haciéndolo. Ten cuidado con lo que te dijese o hiciese, Aura, todo ello estaba encaminado a hacerte dudar de ti misma y en definitiva destruirte.
“Por lo que me contaste utilizó una trampa mágica que te atrapó, permitiéndole huir. Pues bien, nadie podría haberlo evitado. No te mortifiques por ello.

-No es eso, Karar. Bueno, miento. Es verdad que me afectó el verme atrapada en esa jaula, indefensa, mientras esa criatura se regodeaba y soltaba educadas frases grandilocuentes. – Sonrió irónica, una sonrisa que no tenía nada de felicidad – Malos recuerdos, supongo.

-Ya.

-No fue nada agradable, puedes creerme. Sentirse atrapada viendo como ese ladrón se daba a la fuga y que además te despreciase. Porque para el solo era un juego, Karar. No me tomó en serio en ningún momento. ¡Si hasta dejo parte de su botín al escapar como una especie de limosna burlona! “Por mis esfuerzos” dijo. Me humilló…

-Ya me lo figuro, pero no es para ponerse así, recuerda que la humildad…

La mujer se tensó en su silla, y pareció irritarse aún más.

-Me has malinterpretado, Karar. El hecho de que me humillase no me causa ira. No. Lo que me enfurece y me lleva royendo es el hecho de que esa criatura asesinase a sangre fría… - la paladina emitió un ligero sollozo.

-¡Los asesinó, Karar! Asesinó a esas dos pobres personas, y se regodeo con ello. Al leñador lo mató con su propio hacha, y al carnicero lo colgó de sus ganchos de fiambres… ¿Y sabes porqué lo hizo? Porque podía. Bueno, eso y porque creo que así esperaba distraerme; supongo que pensó que podría entretenerme buscando a esos dos pobres hombres como los principales sospechosos mientras el huía. Pero igualmente podría haberlos paralizado, o dejado inconscientes y ocultos, o encantado para que huyesen; pero los mató. Los mato por que disfruta haciéndolo.
“Y fue por mi culpa.

-Pero… Si disfruta matando ¿Que culpa tienes tu? fue él.

-No. Karar. Fue por mi culpa. Me creí muy inteligente con mi investigación, siguiendo la pista del ladrón, identificando a los tres principales sospechosos… Incluso disfruté con el reto y la persecución. Pero cuando llegué a la posada tal vez tendría que haberme dejado de diplomacias y haberles detenido a los tres. Luego, una vez asegurados, hubiese identificado al responsable. No. Pequé de civismo, y esos dos pobres hombres están muertos por mi soberbia.
"Pero pagara por ello, Karar. Te lo aseguro.


Aura lloró en silencio mientras la pareja se acercaba a las puertas de la ciudad. Amanecía un nuevo día.

La ira del justo


El ruido de golpes de espada contra madera y metal resonaba por todo el patio procedente del granero, y a los oídos de un neófito sonaba como si varios herreros locos martilleasen frenéticamente un gran bloque de metal.
A los oídos de varios guerreros, aprendices y escuderos, que se congregaban refugiados del fresco viento en un soportal, sonaba como lo que en realidad era: dos espadas moviéndose a gran velocidad e impactando con gran fuerza contra unos maniquíes de prácticas acorazados con viejas armaduras.

-¿Lleva así mucho rato? – pregunto un recién llegado.

-Más de una hora en esta tanda. Ya hemos tenido que retirar tres maniquíes. Los había partido por la mitad… Y antes, más de lo mismo. Lleva así desde que llegó. Son muchas horas, no se como no ha caído redonda de extenuación. Además, esta entrenando con la magia que le otorga esa fuerza endemoniada,  cosa que no suele hacer. Es muy raro.

-Nunca la había visto así. ¿Qué habrá pasado? – pregunto asombrado otro guardia.

-No se. Por lo que he oído, volvió a la ciudad de perseguir a esos ladrones y visitó a varios de los nobles para devolverles los bienes que recuperó, y un guardia que estaba en la puerta y que conozco ya me dijo que llevaba muy mala cara.

-Yo estaba en el patio cuando regreso a la Casa, y es verdad que llevaba el rostro congestionado. Ordenó al sargento que investigase acerca de no-se-que mercader de corderos y un vendedor de hachas y herramientas de leñador, subió a su cuarto a cambiarse y luego bajó a entrenarse. Desde entonces lleva allí metida. – aclaró otro de los soldados.

-Se lo ordeno, has dicho.

-Eso he dicho. Se lo ordeno. No se lo pidió amablemente como suele hacer. El sargento dijo que se lo había ordenado, y de forma bastante perentoria.

-Marga, la doncella, me dijo hace un rato en el almacén de la ropa que la había oído llorar o sollozar en su cuarto… - susurró en plan conspiratorio un joven y apuesto escudero.

-Entonces esta claro. Es mal de amores – apuntó un veterano guerrero atusándose sus prominentes bigotes.

-No lo creo. – contestó otro veterano, chupando pensativo su pipa – En ese caso estaría en el jardín, junto al estanque, tocando ese arpa suya y entonando tristes baladas. O leyendo uno de esos libros de amor cortes que tanto la gustan.

-Entonces habrá sido en las reuniones con esos nobles vecinos nuestros… algo habrán dicho o hecho esos…

-No, no. Olvidas que ya venía con mala cara antes de visitarlos. No se, algo habrá pasado fuera de la ciudad, cuando buscaba a ese famoso ladrón. Es una cosa que me escama mucho… - apuntó el joven escudero.

-A mi lo que me escama es ¿Qué hacías tú con Marga la doncella en el almacén de la ropa?

-Un caballero jamás desvela las intimidades de una dama – contestó con aire beatifico el escudero.

-Jajaja.

Un guardia novato, que acababa de entrar de servicio, entró en el patio con dos jóvenes nobles: un joven apuesto que portaba una vistosa espada ornamentada y una chica aún más joven que llevaba en sus manos una fuente cubierta. Dejando a los nobles retoños en la entrada, se acercó al grupo de mirones.

-¿Habéis visto al sargento? No le encontramos por ningún lado. Esos dos jóvenes dicen ser los hijos del vecino, que traen un obsequio a Lady Aura, y que solo se lo entregaran a ella; y no se qué hacer.

-El sargento ha salido a unos recados y creo que tardará en volver – contesto jocoso el guardia de los bigotes.

-Si, ahora mismo debe estar de papeles hasta las orejas, jajaja.

-¿Pues que hago? – pregunto indeciso el joven.

Los miembros del grupo se miraron entre ellos y alcanzaron un acuerdo silencioso.

-Deberías decírselo a Lady Aura. Puede ser importante.

-Parece que está entrenando ¿No la molestaré?

Con un sonoro chasquido y un ruido de hierros partiéndose, cesó el ruido en el granero.

-Mira, estas de suerte. Parece que se va a tomar un descansito mientras le traemos otro maniquí… ¡aprovecha ahora! – exclamo bigotes con cierto aire de sorna.

Una mujer atractiva salió a la luz del patio, secándose la sudorosa frente con una toalla.

-Mitchel, Samus… voy a necesitar otro maniquí, por favor – gritó. En ese momento se fijó en los dos jóvenes nobles. – Oh…

-Lady Aura – saludo alegre la joven, mirando fijamente la sudada ropa de faena que portaba la famosa paladina y el serrín y trozos de madera prendidos en pelo y ropa. Se relamió los labios… Menuda pinta que tenía la afamada y hermosa Lady Aura. Se lo tendría que comentar a todas sus amigas… ¡Cotilleo de primera clase! – Mi madre os envía este pastel en agradecimiento por recuperar su querido broche.

-Es de arándanos – Comentó el joven noble, mirando apreciativamente a la paladina sin demasiado disimulo.

Lady Aura contempló fijamente a los dos jóvenes nobles, dudando si se estaban burlando de ella y como reaccionar. No estaba de muy buen humor para aguantar tonterías por parte de petimetres.

-Mi hermanita nos dijo que era vuestro favorito – aclaró cándidamente la joven noble.

Con ese dato, decidió que los dos jóvenes nobles habían venido de buena fe a traer el recado de su madre y que no había burla por ningún lado.

En ese momento aparecieron los dos veteranos guardias acarreando otro pesado maniquí de prácticas al granero. Gruñían y murmuraban.

-Hace años trabaje para una noble señorita de Silverymoon que, cuando tenía rabietas, destrozaba, jarrones y cristalería. Siempre me pareció una niñería por su parte, pero… ¡Por los dioses que en este momento me parece muy razonable lo que hacía! – gruñía Mitchel, el viejo guardia de los bigotes

-Llevas razón. Yo también preferiría oír el ruido de porcelana rompiéndose que ver como destroza maniquíes, y sobre todo, a tener que llevar otro de estos muermos al granero… - contestó su compañero de fatigas, Samus, al cual además se le había apagado la pipa.

Aura oyó perfectamente los murmullos, pero no dijo nada. Sobre todo porque los guardias tenían razón. Procuraría dejar de destrozar maniquíes como si fuese una niña enrabietada. Era una falta de control manifiesta.

-Os lo agradezco mucho, amables vecinos. Decid a vuestra madre que esta misma noche la tomaré – comentó educada a los dos jóvenes nobles.

-Somos nosotros quien os agradecemos haber devuelto la sonrisa a nuestra madre, milady. El robo de su querido broche la afecto mucho. Menos mal que lograsteis recuperar gran parte de lo robado – Aclaro el joven.

-Si. Afortunadamente todo acabó felizmente – exclamo feliz la joven.

La paladina puso cara como si se hubiese tragado una cabeza de ajo.

-Si. Acabo felizmente para algunos. – comento mordiendo las palabras – Bien, si me disculpan, aún tengo que entrenar algunos movimientos…

Un joven paje se acerco, lívido, a la paladina.

-Un mensaje para vos, lady Aura. Ha aparecido entre la correspondencia y lo han abierto sin darse cuenta.

-No te preocupes Avin. Gracias. – contestó Aura distraída, recogiendo el mensaje y entrando de nuevo en el granero.

-Caramba, no esta de muy buen humor Lady Aura – comentó asombrado el joven noble.

-Así es, joven señor. Venid, os acompañaré a vuestra casa – se ofreció el veterano de los bigotes con educación. Así sonsacaría a este jovenzuelo qué había podido pasar.

Pero en definitiva no hizo falta, ya que el joven noble, que se las daba de avezado espadachín, se encontraba a gusto entre tantos soldados, y pretendía quedarse un rato conversando con ellos.

-Sin ninguna duda será debido a que el ladrón logró escapar con parte del botín. ¡Estos paladines siempre tan perfeccionistas…! - comentó el joven con aire de enterado.

-Ahhhh, entonces ya está claro – asintieron los guardias.

El veterano de la pipa se fijó en el paje, que huía apresurado del patio.

-¡Eh, Avin! ¿A qué tanta prisa? ¿Dónde esta el fuego?

-No puedo hablar ahora, Samus. Tengo muchos recados y… - tartamudeó el chavalin.

-No digas memeces, pero si estas todo el día vagueando por ahí. ¿Te pasa algo? Estas lívido y sudoroso ¿Has pillado una gripe o qué?

-No, no. Me voy de aquí. Se lo que pone en ese mensaje, y no quiero estar aquí cuando lo lea. Y creedme, vosotros tampoco deberíais… - contestó el paje, a la par que salía corriendo.

-¡Se ha vuelto loco este chaval! – exclamo el escudero.

-No estoy tan seguro. Puede que sería mejor hacerle caso – contestó dubitativo Samus, frotando su pipa

En ese momento se oyó un profundo chillido de rabia procedente del granero. Lanzado con una fuerza prodigiosa, el maniquí salió disparado del interior del edificio, rebotó contra un muro y cayó, destrozado y astillado, sobre el patio.

-¡Asesino! ¿Así que disfrutasteis mis discursos? ¡Miserable arrogante! ¿Qué los asesinatos no fueron en realidad culpa vuestra? ¡Juro por Tyr que habréis de pagarlo! Así que os gustan las jaulas, ¡pues ya procuraré yo que disfrutéis de una para toda la eternidad! – gritaba en el interior del edificio. Se oían ruidos de cosas rompiéndose.

-Oh, por los dioses – balbució el joven escudero, que nunca había visto furiosa a Lady Aura.

-En estos momentos, Samus, viejo amigo, casi preferiría estar de vuelta en Silverymoon con mi señorita destrozando porcelana. Al menos ella no te podía partir todos los huesos del cuerpo de un golpe… – reflexiono, filosófico Mitchel.

-Yo acabo de recordar que tengo que reparar varios anillos de mi cota de malla, y creo que todos nosotros debiéramos buscar otros quehaceres lejos de aquí. Muy lejos de aquí. Y durante mucho tiempo. ¡Al menos hasta que Lady Aura atrape a ese ladrón, o asesino, o lo que demonios sea! – exclamó Samus


El grupo de curiosos, nobles incluidos, se dispersó a gran velocidad por las distintas salidas del patio.

Una misiva urgente a Hook


A la atención de Lord Hook, barón de Darkplains

Estimado Hook, confió en que todo vaya bien en vuestra nueva baronía y que vuestras gentes y feudo prosperen libres de peligros. Como ya sabréis, la Costa de la Espada es un hervidero de desgracias, con motines, ataques de bestias y salteadores y ladrones. Ahora incluso los sahuagins se han levantado en armas y asaltan las costas buscando víctimas para su cruel dios-tiburón. Han tenido incluso la osadía de atacar en masa la ciudad de Waterdeep, y aunque han sido rechazados, han causado grandes destrozos y múltiples víctimas. Además, turbas de gente enfurecida han atacado los templos y han prendido fuego a algunos de ellos.

Sin embargo, no os escribo para contaros acerca de estas desgracias, si no para advertiros de un serio peligro para vos y vuestra reputación.
Sé que después de la conversación que tuvimos en la Fortaleza del Fiel, pensaréis que mis advertencias no son si no otro intento para convenceros de mi postura ante el Sol Negro, pero os aseguro que no es el caso, y que lo que os narro es cierto.
Durante las luchas contra los Sahuagins y los tumultos, un astuto ladrón aprovechó para cometer varios audaces robos en casas de ricos nobles, llevándose un gran botín. Hasta ahí nada fuera de lo común, ya que Waterdeep siempre ha sido una ciudad donde grandes ladrones de guante blanco daban sonoros golpes de cuando en cuando, pero en este caso el ladrón o los ladrones dieron golpes en varías viviendas de forma simultánea, y utilizaron poderosas magias para evitar a los guardias y las alarmas y trampas mágicas que los propietarios habían interpuesto. Incluso se las apañaron para entrar en la cámara blindada más segura que hasta el momento haya podido yo contemplar, robando muchos miles de lingotes de comercio de enorme peso y saliendo de la casa sin ser vistos.
Como he dicho, son golpes audaces, muy ingeniosos y nadie sabe exactamente como han sido llevados a cabo. Sin embargo, multitud de pequeños indicios y pistas parecen llevar hacia un único responsable: Vos, Hook. Yo me encargué de investigar esos golpes como favor a varios vecinos, y a todos les dije que vos no habíais podido ser, ya que en esos momentos os encontrabais conmigo en las lejanas tierras de Tethyr, pero aún así el rumor ya corre entre los nobles y mercaderes de Waterdeep de que vos sois el responsable y que habéis efectuado esos robos porque estáis arruinado y necesitáis oro urgentemente.
Yo se con certeza que no habéis sido vos, puesto que encontré al responsable de los robos, pero no mencionaré su identidad por carta. No es seguro para vos, ya que aparentemente intenta cubrir sus huellas a toda costa y no duda en recurrir al asesinato para hacerlo. Solo os diré que está relacionado con el Sol Negro.

En cualquier caso, siento deciros que no me he visto capaz de atajar los rumores sobre vuestra implicación en los robos, de modo que si venís a Waterdeep por alguna razón, tened mucho cuidado en lo que decís y hacéis, ya que habrá muchos ojos que os miren con desconfianza y rencor, y aunque la guardia no haga nada, a muchos nobles les han robado bienes de gran valor, y puede que la ira nuble su juicio… y tienen magos y mercenarios a su servicio.

Por favor, Hook. Tened cuidado. Y siento ser reiterativa. Tened cuidado igualmente con el Sol Negro. Es posible que las pistas que llevan hacia vos fuesen casualidades, pero a mi me pareció que eran intencionadas y cabe la posibilidad de que más allá de cargar la culpa sobre un posible sospechoso, pueda existir algún siniestro plan contra vos por parte de esa gente.

Atentamente, vuestra amiga Aura Stronghand.

P.S. Por cierto, si venís a Waterdeep y decidís ir a ese antro que tanto os gusta de “El Elfo Ahorcado”, por el amor de los dioses, no aceptéis el guiso de pescado ni nada que tenga pescado.
Murieron muchos Sahuagins en las luchas callejeras y en el puerto, pero tengo la certeza de que no todos los cuerpos acabaron en las piras. No se si me explico.

Saludos.

martes, 17 de junio de 2014

CONVERSACIONES EN LUGAR SEGURO

Gigantescas paredes de piedra formando una enorme estancia con forma de domo, en la estancia destacan jardines, fuentes, estatuas y enormes árboles, hace un tiempo agradable, primaveral y se escuchan algunos bellos cantos de diferentes pájaros.
Una enorme figura equina avanza por un cuidado sendero empedrado, hasta alcanzar un lujoso palacio, sobrecargado en decoración. Se detiene ante unas enormes puertas, mira un momento a una enorme aldaba, que repentinamente se levanta y cae pesadamente, dando tres fuertes golpes, las puertas se abren con suavidad. Pronto la extraña criatura se encuentra en un enorme salón, decorado con estatuas, tapices y la ocasional armadura, toda la decoración parece de gran calidad y valor. En una enorme mesa dos grandes figuras conversan con gran tranquilidad, el recién llegado saluda con cortesía:

- Mi Señor, hermano, ¿cómo va todo?-

La enorme figura que preside la mesa levanta una mano a modo de saludo, para acto seguido indicar al recién llegado que se acerque:

- GIGALOS, ME ALEGRA VERTE, ¿QUÉ NUEVAS NOS TRAES VIEJO AMIGO?-

- Milord, todo marcha más o menos bien, pero las distintas Iglesias están inquietas y comienzan a mover ficha, desconfían de vuestros seguidores y...-

- MMM...ERA DE SUPONER, ESTE MOMENTO TENÍA QUE LLEGAR, DEBEMOS SEGUIR AUMENTANDO EL NÚMERO DE SEGUIDORES TODO LO POSIBLE, CUANTOS MÁS SEAN MEJOR, MÁS POSIBILIDADES TENDREMOS. Y SOBRE ASUNTOS MÁS MUNDANOS ¿CÓMO FUÉ LA RECAUDACIÓN?-

- Bien mi Señor, con el caos en la ciudad y algunos forasteros contratados, se hizo una correcta recaudación, gracias a las generosas 'donaciones' de la mayor parte de los nobles, pero hubo un pequeño contratiempo...-

La enorme criatura guarda silencio repentinamente, parece pensar buscando las palabras más adecuadas para lo que quiere explicar. Su figura gemela se acerca hasta ponerse a su lado, intentando apoyar a su hermano para que continúe:

- ¿Sucedió qué hermano?-

- Bueno, veréis, tuve el honor de conocer a la famosa Lady Aura Stronghand en persona, es más inteligente de lo que suponía, y no sé muy bien cómo, pero dio conmigo en un pueblo, afortunadamente ya fuera de las fronteras de Waterdeep. Es muy perspicaz, y a pesar de mis modestas jugadas, logró dar conmigo, desde luego, es una rival a la que debemos respetar.-

Un fuerte golpe sacude la enorme mesa, varios objetos caen, algunos ruedan por el suelo. Una grave y profunda voz resuena por toda la gran estancia:

- ¡GIGALOS, MALDITA SEA!, OS DIJE QUE OS ALEJARÁIS DE LAS IGLESIAS Y SUS SEGUIDORES. ¡NO NOS CONVIENE LLAMAR SU ATENCIÓN! ¿QUÉ OCURRIÓ? ¿Y EL ORO, LO SALVASTE?-

- Milord lo lamento, pero esa mortal es muy competente, use varias grandes jugadas, pero tiene muchos recursos y logró desenmascararme por unos momentos. Siguiendo vuestras órdenes, no tuve más remedio que abandonar parte del botín, pero a pesar de ello, me llevé suficiente, lo dejé donde ordenasteis y...-

- BUENO, BUENO, ESPERO QUE ASÍ SEA, DISCULPAD MIS MODALES VIEJOS AMIGOS, PERO ÚLTIMAMENTE ESTOY ALGO NERVIOSO, NO PODEMOS PERMITIRNOS ERRORES, POR FAVOR EVITAD A LOS HÉROES Y SOBRE TODO A LOS SEGUIDORES DE CUALQUIER FE Y CERNIROS AL PLAN, YA SABÉIS QUE NUESTRA LUCHA...-

La enorme figura se levanta de su cómodo asiento y merodea por la enorme estancia, continúa con un grandilocuente discurso durante varios minutos. Las dos enormes figuras equinas parecen escuchar con atención sin dejar de mirar a su amo. Megalos mira a su hermano sin mover la cabeza y susurra:

- Bueno hermano ¿y cómo es? ¿te supuso un desafío? La fama de Lady Aura es grande, creo que debemos andar con cuidado, pero tengo mucha curiosidad.-

Su hermano le replica de la misma forma, sin dejar de mirar al Lord:

- Es una mortal muy graciosa, muy insistente y con unas fuertes convicciones me pareció a mi, pero por sí sola no es un reto. Claro que estaba sola, y tengo entendido que normalmente le acompañan otros poderosos mortales. El caso es que no me dio muchos problemas. Educada, bella y la verdad, algo sosilla, pero me divirtió mucho, su insistencia y sus avisos para que me rindiera, ji, ji, ji, tienes que conocerla hermano, creo que te encantaría...¿Qué le pasa? Nunca le había visto así, no para, vaya tostón que nos está soltando.-

- Nervioso está, hermano, convencido de que el Viejo enterado puede estar, lo cual le puede estropear su planteamiento tan pensado. Y con las noticias que traes no tranquilizar se va. Deseando estoy de conocer a esa mortal, me encantan las personas educadas.-

- ¡GIGALOS!-

La enorme figura equina agacha la cabeza y las enormes orejas:

- ¿Mi Señor?-

- ESPERO QUE TE HAYA QUEDADO CLARO.-

- Como el agua pura Milord, descuidad.-

- BIEN, NO MÁS ESTUPIDECES, ALEJAOS DE ESA STRONGHAND, LA ENVIARÉ UN MENSAJE CON LOS CUATRO, PARA DESMOTIVARLA UN POCO EN SU PERSECUCIÓN.-

- ¿Los cuatro Milord? Mmm, que desagradables, poco corteses y poco...-

- ¡BASTA! VOSOTROS SEGUID CON LO PLANEADO, LOS CUATRO LE ENVIARÁN MI MENSAJE A LADY STRONGHAND Y AQUELLOS QUE LE ACOMPAÑEN Y NO HAY MÁS QUE HABLAR...EXCEPTO UNA COSA, GIGALOS...-

- ¿Si Milord?-

-  ¿PARA QUÉ NARICES PUSE EL ESTANQUE A LA ENTRADA DE MI MANSIÓN? ¿LO RECUERDAS? ¡ME ESTÁS MACHACANDO Y ENSUCIANDO MI PRECIADA ALFOMBRA CON LOS DICHOSOS CASCOS!-

- Perdonad Milord, con las prisas por informaros lo olvidé, no volverá a ocurrir, prometo regalaros una alfombra nueva de calidad.-

- BUENO, BUENO, RETIRAOS AHORA, TENGO QUE PENSAR.-

Las dos enormes figuras equinas se retiran con sendas reverencias, pronto se encuentran fuera de la mansión, caminando con tranquilidad por los bellos jardines.

- Hermano, nunca le había visto tan nervioso. Mal asunto. Y esa Stronghand, a parte de divertida es un buen sabueso, si los cuatro no la intimidan tendremos que hacer algo. Por cierto no me he enterado de nada de todo lo que ha dicho, ¿tu?-

- ¿Algo hacer? No sé, contento no estar el Lord, si inmiscuirnos más, problemas tener. Enterado tampoco de gran discurso. -

- Ya no estás ante el Lord, ¿por qué no hablas normal?-

- ¡Jajajaja! A veces no me doy cuenta querido hermanito, lo hago para que nos distinga bien, y después se me queda esa manera de hablar. Bueno, ¿y que sugieres? Antes de estropear a Lady Stronghand me gustaría conocerla.-

- Veremos que se puede hacer, dejemos a los cuatro primero y si sobrevive ya veremos, pero algo me dice que esa mortal no es fácil ni de intimidar ni de eliminar. Le lancé encima un espíritu del aire bastante grande, y acabó con él bastante rápido.-

- ¿En serio? ¿cómo?-

- Es una formidable luchadora en el cuerpo a cuerpo, y creo que porta varios objetos mágicos bastante potentes. Si en algún momento te enfrentas a ella, no dejes que se te acerque al cuerpo a cuerpo o te puede partir en trocitos antes de que te des cuenta.-

- Ya veo, ya veo, bueno tenemos recursos para evitar que se acerque, ¿verdad hermano?-

- Verdad, pero con cuidado, un descuido y no habrá más descuidos.-

- ¿Es tan fuerte como Legnar?-

- ¡Ja, ja, ja! Hermanito no te asustes tanto, es fuerte pero no es una fuerza de devastación como nuestro Señor, no, no lo creo, aunque es una rival a la que no hay que olvidar ni menospreciar.-

- Bueno, pues habrá que ir a dar unas vueltas por los templos, y a ver a los seguidores, ¿No?-

- Si claro, mmm, y necesito una alfombra, no lo olvidemos...-

- Bueno ya encontraremos una, no te preocupes hermano.-

Las dos enormes figuras alcanzan la enorme pared de roca del domo, comienzan a volverse traslucidos, y con gran suavidad se funden en la roca, desapareciendo.


CARTA DE GIGALOS A AURA

Mi hermosa, estimada y encantadora Lady Aura Stronghand,

Primero de todo deciros que ha sido un verdadero honor conoceros, desde luego las historias y rumores no hacen justicia a vuestra belleza y perspicacia. Poseéis una inteligencia notable para ser una luchadora, que conste que no pretendo ofenderos, es que la mayoría de los luchadores que he conocido, son bastante, lentos de mollera, supongo que será por todos los golpes que reciben a lo largo de sus carreras, se les terminan ablandando los sesos.

Os pido disculpas por haber tenido que terminar nuestra interesante conversación de manera tan abrupta, pero una serie de asuntos de gran importancia requerían de mi inestimable presencia, de no ser por ello, habría disfrutado enormemente de un largo diálogo con vos, para que terminarais de explicarme todos esos puntos de vista sobre la justicia, y el querer llevarme a prisión. Desde luego algunas acciones no han sido precisamente nobles, pero Milady os aseguro que persigo un bien mayor, espero que no me juzguéis a la ligera por lo que experimentasteis en nuestro reciente encuentro.

En cuanto a los dos desdichados comerciantes, ese pobre vendedor de corderos y el ex-leñador, lamento enormemente la pérdida de sus vidas, pero de nuevo sin ánimo de ofenderos, lamento deciros que esas pérdidas son enteramente consecuencia de vuestras acciones, debido a vuestra insistencia me vi obligado a poner fin a su pobre existencia, que por otra parte tampoco creo que se haya perdido demasiado. Espero que esta desagradable experiencia os aclare, que si continuáis con vuestra loca persecución, inmiscuyendo vuestra noble persona en asuntos que no os conciernen, la pérdida de vidas inocentes podría aumentar, no lo toméis como una amenaza, es una humilde advertencia.

Con todo esto, expresaros mi gran afecto, espero que encontremos otro momento para continuar con tan interesantes conversaciones, sobre la justicia, el bien, y los crímenes que insistís, que he cometido, o haya podido cometer.

Quedo a vuestra interesante disposición, cuando nuestros correspondientes asuntos queden solucionados.

Recibid un cordial saludo,


G.

martes, 3 de junio de 2014

Negocios turbios requieren personajes turbios


Una figura encapuchada avanzaba presurosa y furtivamente en dirección a la posada de La Jarra y el Tiburón, intentando ocultar su rostro con los pliegues de la capucha de la amplia capa embreada que le cubría.
La escena no diferiría demasiado de la de cualquier otro lugar, salvo por lo extraño de la forma del encapuchado, del local en cuestión y de la ciudad que lo albergaba, porque La Jarra y el Tiburón era una posada ubicada en la ciudad de Driftwood, exótico puerto comercial situado en el Plano Elemental del Agua.

Driftwood… la enorme metrópoli comercial era una estructura en forma de huso. Era asombrosa contemplada desde la lejanía, y una ruina húmeda y chirriante una vez saboreado su interior. Se trataba de una estrambótica construcción realizada con una variada colección de viejos navíos naufragados en distantes planos primarios que habían acabado en el Plano del Agua los dioses sabían a través de qué portales.
A lo largo de los siglos, los industriosos siervos del Gran Baja de Driftwood habían ido recopilando esos viejos pecios que navegaban por las cercanas corrientes, así como cualquier madera o resto flotante que pudiesen encontrar (incluidas osamentas de colosales criaturas marinas), y uniéndolos al complejo. El resultado era una caótica estructura de más de tres kilómetros de longitud y en algunos puntos más de trescientos metros de ancho, compuesta por miles de buques de diversas procedencias, tamaños y formas, unidos, clavados o amarrados de forma más o menos estable. En muchos niveles, poderosas magias mantenían el agua fuera y una atmósfera respirable para los visitantes de otros planos o aquellos capaces de metabolizar una atmósfera gaseosa, mientras que otros estaban inundados y servían de mercado y hábitat para aquellas criaturas incapaces de respirar aire.

Driftwood no era comparable al orgullo del Plano del Agua, el colosal nodo comercial conocido como “Ciudad de Cristal”, conocido por todos los planos. Ni en belleza, ni en población, ni en comercio se podía comparar; pero aún así era un importante puerto comercial situado estratégicamente cerca de varias corrientes y ríos elementales que veían mucho transito y que permitían el viaje a distintos puntos del Plano del Agua. Sus visitantes y residentes, aunque menos esplendorosos o exóticos que los de Ciudad de Cristal, daban vida a la estructura; y si muchos viajeros experimentados consideraban el enclave como sórdido y de baja estofa, en general solían guardarse su opinión no fuese que algún ciudadano irritado les abriese la cabeza a golpes de madero.
El Baja de Driftwood, un poderoso genio Marid, gobernaba su ciudad con una mano liviana y permitía que cualquier criatura entrase en la ciudad a comerciar o incluso residir, siempre y cuando pagase los portazgos, o en su defecto los impuestos de residencia. No hacía distingos entre criaturas, y no le importaban ni su especie ni religión ni actividad, siempre y cuando no hubiese peleas destructivas y la violencia y los robos se redujesen al mínimo.

Eso se explicaba la existencia de un negocio como la Jarra y el Tiburón; un local donde se reunían algunas de las mas desagradables criaturas que se podían encontrar en el Plano del Agua sin encontrar el rechazo de otros patrones, y donde podían consumir tranquilamente los alimentos y bebidas que eran más de su agrado y ante las cuales muchas otras especies hubiesen vomitado. Y no literalmente.
Este tipo de posada solía atraer a determinado tipo de gente no muy recomendable, y precisamente a uno de esa estofa buscaba el encapuchado.
Un trabajo turbio requería personajes turbios…

El misterioso visitante había llegado hasta el local subrepticiamente, ya que su propósito no era legal ni legítimo ni en la permisiva Driftwood, y tampoco sería bien visto por las autoridades. Y no quería que su misión saliese a la luz a posteriori y afrontar la ira del Baja.
Por lo tanto, había tomado tortuosos caminos a través de oscuros y peligrosos callejones, de pasajes abandonados e inundados de crustáceos y algas y escaleras chirriantes y semi-derruidas. Todo para evitar ser visto por algún vigilante, o incluso peor, por un miembro de la Guardia de la Ola, los matones personales del Baja: una banda de elementales fanáticamente leales y que abrían alegremente la cabeza a cualquier infractor de las leyes. A menudo se les veía patrullar la estructura, filtrándose a través de las omnipresentes goteras o marchando por sus pasajes en lo que consideraban una elegante formación, portando enormes alabardas.
Naturalmente, siendo elementales, no necesitaban arma alguna para ser letales, pero por afectación (tal vez imitando a guardias más mundanos de algún plano primario que alguno de ellos había visitado) les gustaba llevarlas como un toque de distinción. Desgraciadamente, a menudo se les olvidaba mantener la coherencia necesaria para sostener las masivas armas y se les resbalaban aparatosamente, con el consiguiente peligro para los que les rodeaban.
Al menos, el Baja les había persuadido sobre lo poco práctico de llevar los enormes cascos puntiagudos que habían adoptado inicialmente junto con las alabardas…

Al fin, la figura llegó a su destino sin excesivos contratiempos y con una solapada mirada a su alrededor, entró en la taberna.

-Bhien, Bhien. Ande bhaz tú – gruño el portero.

Era un scrag, un troll marino. Y por su apariencia (y efluvios), incluso más vil y apestoso que la mayoría de sus congéneres.

-No es de tu incumbencia… - gruñó de vuelta el encapuchado.

-Bhien, bhien. Tu phagaz conzumizion. Zi no, yo hagho apheritivo con dedoz tuyoz – contestó sonriendo el esperpento, salivando entre una fila doble de dientes afilados como agujas.

El encapuchado ignoró al impertinente portero y buscó con su mirada a su objetivo. La posada estaba llena, y las mesas y las piscinas donde algunos clientes descansaban estaban abarrotadas. En la barra, bajo los restos óseos de la mandíbula del gran tiburón “Asesino Nocturno”, que había aterrorizado la región hacía siglos (y que daba nombre al local), se agolpaban grupos de criaturas solicitando comida, bebida y servicios. Pese a todo, el visitante no tardó en localizar su objetivo incluso entre la multitud de grotescos seres que llenaba la taberna: un reservado cubierto por cortinas y que el resto de patronos parecían evitar.
Avanzo cojeando hacia el, pero dos Sahuagins armados hasta los dientes se interpusieron en su camino antes de que se acercase a menos de diez pasos del reservado.

-¿Dónde te crees que vas, carroña? – borboteó agresivo uno, mientras manoseaba una daga curva de horrible aspecto.

-Eso. No pretenderás molestar al jefe con tonterías. Porque si es así, Suxxer y yo te haremos chillar hasta que te caiga la lengua - amenazó el otro, que portaba un enorme gancho de los que se usaban para colgar carne.

-Tengo una cita con vuestro amo – protestó el visitante

-Eso dices tu… ¿Tu que opinas Sekorh?

-Que este pordiosero tullido es indigno de la atención de nuestro capitán. Sugiero que  lo colguemos de mi gancho por la boca y le apaleemos hasta que se desangre. Luego nos lo comemos

-Me parece bien ¡A mi me gusta la carne blandita! Jajajaja.

++ Suxxer, Sekorh, dejadle pasar. Acércate, extraño ++

Los dos Sahuagins se retiraron presurosos, y el encapuchado avanzó renqueante hasta las cortinas del reservado.

++ Ahí está bien, visitante. No avances más. Pediste una cita conmigo y te ha sido concedida. Ahora demuestra que no es una pérdida de mi tiempo, o el tratamiento que proponían mis muchachos te parecerá una caricia comparado con lo que yo te haré… ++

-Poderoso capitán Faucelodo, terror de las corrientes marinas, señor de Los Colmillos de las Profundidades, mi señor desea haceros un encargo por el cual se os retribuirá generosamente.

++ Continua ++

-Mi señor desea que te apoderes de dos visitantes procedentes del plano primario y las traigas a mi presencia. Vivas, naturalmente.

++ Colijo, pues, que abandonaran la ciudad en breve ++

-Si. Así es… A bordo del “Ojo Viajero”.

La criatura al otro lado de las cortinas se removió, y un ruido de chapoteo lodoso y un olor a salmuera emanó del reservado.

++ El Ojo Viajero. ¿Sugieres acaso que arriesgue a mis hombres contra ese navío? ¿Sabes que es un buque planar? Armado hasta los dientes además. Por no decir nada de su maldito capitán, las corrientes lo arrastren contra un mar cáustico… ++

-Si. Eso sugiero. Mi señor ha oído que tenéis un viejo contencioso con el capitán del Ojo Viajero, y suponía que requeriríais solo un poco de persuasión para atacar el navío.

++ Tu señor suponía mal. No soy un descerebrado que se deje llevar por las emociones así sin más ++

-Por supuesto que no, mi señor. Por eso además se os ofrece un generoso pago para incentivaros aún más – comentó obsequioso el visitante, sacando una caja de entre los pliegues de su capa. Abriéndola, un resplandor iridiscente surgió de ella.

-Madreperla pura, mi señor. Tres cajas como esta para vos si me traéis a esas intrusas.

++ Cinco ++

-¿Cinco? ¡Con ese precio podría comprar un ejército entero!

++ Y un pequeño ejército es lo que necesitare para asaltar el Ojo Viajero y llevarme a esas dos criaturas frente a la tripulación de ese navío y su capitán… Por no decir que seguro que ellas también serán algo especial ¿No es así? Dudo que sean dos almas cándidas e indefensas. ¿Han sido ellas las que te han dejado en semejante estado? Estás hecho una piltrafa… ++

-No os mentiría señor

++ ¡Mejor! Me daría cuenta al instante y pudiera ser que me enfadase ++

-Claro, claro… ejem. Pues sí, son criaturas de cierto poder en su plano de existencia. Son una hechicera elfa, que es la que realmente nos interesa, y la acompaña una humana, una sacerdotisa… - el encapuchado dejó la frase sin terminar, dubitativo.

++ * ¿Sacerdotisa de quien? * ++

-De Ishtisia – graznó el visitante, impelido a contestar a su interlocutor, muy a su pesar.

++ Entonces serán siete cajas de madreperla. El riesgo por irritar a Ishtisia debe pagarse extra, por muy remoto que sea ++

-No es necesario que las hagáis daño, señor. De hecho, si así es más fácil, nos conformamos con la elfa y

++ Serán siete cajas pese a todo ++

-Por supuesto, capitán – murmuró el visitante

++ Muy bien. Cuando las tengamos en nuestro poder, haremos el intercambio en la Isla de los Sargazos Azules. Trae el precio convenido y serán tuyas. Ahora, puedes marcharte ++

El encapuchado se alejó del reservado, y, como si fuesen convocados, los dos Sahuagins se acercaron a su señor.

++ Dad aviso a los muchachos. Que preparen el Portador de la Muerte; y convocad también al Tiburón de Coral, al Raya Letal y al Marea Roja. Tenemos una cacería entre manos, y promete ser lucrativa... e interesante… ++

Suxxer y Sekorh se apresuraron a cumplir las órdenes de su capitán, sin poder ocultar su excitación. Como los tiburones que eran, podían oler la sangre, y este trabajo prometía grandes cantidades de ella.

                                                 *       *      *

El visitante encapuchado se dispuso a salir de la taberna, mientras, rencoroso, murmuraba para si mismo.

Ven para acá, espera mi pláceme, habla, ahora puedes retirarte… Mal rayo les parta a todos. Espero que al Capitán Faucelodo se le atraganten las dos primarias esas y que antes de capturarlas y traérselas a mi señor le hagan un buen estropicio; a él y a los memos de sus muchachos…”

Un enorme colosal brazo, terminado en enormes garras se interpuso en su caminó.

-Bhien, bhien. ¿Ya te marchaz? – ronroneo el portero scrag.

-Pues si, ya lo ves. ¿O además de ser tonto estás ciego?

-Bhien, bhien. Yo no ziegho, no, no. Yo buhenoz ojoz, zhi, zhi ¿Tu phagazthe conzumizion? – preguntó sonriendo el adefesio mientras sacaba una enorme cuchilla de carnicero.


-¡¡Oh, no…!!