Un elegante salón, iluminado tenuemente por una serie de
globos de luz sostenidos por preciosas estatuas de antiguo estilo élfico. Un
gran fuego arde en una chimenea recargada de decoración, dos enormes sabuesos
élficos dormitan junto al fuego. Uno de los sabuesos levanta la cabeza cuando
se inicia una conversación, después, parece conocer a los interlocutores y
vuelve a tumbarse. Varias figuras se reúnen entorno a una gran mesa, habla un
elfo muy alto, de piel broncínea, y por su suave timbre de voz y algunas
ligeras arrugas se adivina su avanzada edad:
- ¡Una humana!, ¡Una humana en nuestra Ciudad! ¡esto es una
ofensa capital! ¡No se puede tolerar!-
Otra figura, se levanta, es una bella elfa de tez muy pálida
y un precioso pelo plateado recogido en un complicado peinado tras su fina
nuca:
- Calma, calma querido. Sin duda tenéis razón, pero no nos
dejemos llevar por la ira. La humana tiene fuertes influencias, recomendada por
el clan Everlove y el Moonfist, se han hecho responsables de ella. Además se dice
que tiene profunda amistad con Eliara del clan Moonfist (la que se ha redimido)
y con Jhaelryna del clan Viconia. Debemos actuar con cautela si no queremos
problemas con tan importantes miembros de nuestra sociedad.-
El anciano elfo dorado vuelve a hablar, con algo más de
calma:
- Sin duda Milady tenéis razón, pero no podemos tolerar que
empiecen a entrar esos monos en nuestros salones, o pronto no tendremos salones
en los que reposar.-
Otra figura se suma a la conversación:
- Milords, Miladys, debemos dar una lección, que sepan que
los mo...humanos que entran en Evereska no tendrán mucho tiempo para hablar,
digamos...una flecha bien colocada en la garganta de nuestra invitada...-
La bella elfa habla de nuevo, esta vez alza la voz y suelta
un fuerte golpe en la bella mesa:
- ¡Basta!, la humana es una invitada de influyentes casas,
no debe ocurrirle nada dentro de la ciudad. Otra cuestión es lo que pueda
ocurrir fuera. Señores, me he informado sobre esa humana, es una afamada
guerrera de honor, sirve al Dios de la justicia, lo que los humanos llaman
paladín y los paladines no suelen vivir mucho. No se la tocará mientras esté
dentro de la Ciudad. Cuando salga, dejaremos que algunos de nuestros muchachos
la sigan y evalúen, la muerte no nos beneficia, y mucho menos si se sabe que la
dispensaron 'personas'.-
El anciano elfo dorado se sienta, con la mirada fija en el
fuego, tras un instante continúa:
- Milady tiene razón, como siempre, pero para la Hermandad
esto es una ofensa...Mmm, puede que sea mejor opción así, veamos cómo se
comporta la Mona y quizás algo más sutil, con el tiempo, podríamos llevarla a
algún sitio en el que, casualmente, se encuentre con problemas. Pero, si habla
con alguien de la Ciudad, se le dará descanso.-
Un enorme elfo de piel tostada y larga cabellera pelirroja
sale de la sala dando un portazo. No ha pronunciado palabra. La anciana elfa
gira la mirada hacia otra figura cómodamente sentada:
- Milord, ¿Podréis mantenerle bajo control?.-
- Descuidad Milady, es impetuoso, y no alcanza nuestros
sutiles razonamientos, pero es leal. Lo enviaré a patrullar unas semanas, se
calmará.-
- Bien. ¿A quién tenemos que se pueda acercar a los famosos
héroes?-
El joven elfo vuelve a hablar:
- Dejad eso de mi cuenta Milady, será sencillo.-
El pequeño grupo de elfos sonríe, brinda, y su conversación
continúa hasta hacerse un suave murmullo en la suave noche de la ciudad de
Evereska.