lunes, 6 de mayo de 2024

LA TRAMA SE DESENREDA

Una pequeña silueta corre a trompicones, es de noche y cae una ligera llovizna, corre en una espesa niebla, tropezando, cayendo y sigue corriendo, está lleno de arañazos, le pica todo el cuerpo y tiene dos profundos cortes en una de sus pequeñas piernas y en el abdomen, a pesar de todo no puede parar de reir como un loco.

- Ja, ja, ja, qué buen chiste, ja, ja, ja, maldita gnomo, ja, ja, ja, ¡hay cómo pica ésto! ¡Maldita, maldita sea!-

La pequeña figura sigue corriendo como alma que lleva el diablo, con tropiezos y caídas que le dejan arañazos por todo el cuerpo, se adentra en un bosquecillo, para finalmente encontrar una pequeña poza de un riachuelo, en la que se lanza sin dudarlo:

- Aaahhhh, así pica un poco menos, ¿pero cuánto dura éste maldito hechizo? Maldita gnomo, me las pagarás Sisikin, ya lo creo que me las pagarás...-

Repentinamente se queda muy quieto, y una de sus grandes orejas se eleva hacia una zona algo más oscura entre unos arbustos, dos brillantes luces lo observan...la pequeña criatura sonríe repentinamente:

-¿Colmillitos? ¿eres tú?-

Un enorme jabalí surge de los arbustos, y se acerca rápidamente, dando grandes lametones a su amigo y gruñendo, sintiendo la furia que crece en su compañero.

-Colmillitos, viejo amigo, ¡cómo te he echado de menos! Cómo me alegra que al fin estés aquí, ahora mejorarán las cosas, seguro que mejorarán.-

La enorme bestia gruñe, y olfatea las heridas de su amigo.

- ¿Ésto? No te preocupes, estoy bien, no son más que unos rasguños, me duele más el orgullo, no creas...-

Salen del agua, parece que la incontrolable risa y los picores han cesado al fin, el pequeño ser hace unos rápidos gestos, algo brilla en su pecho, y sus heridas se cierran rápidamente.

-Bueno, ésto está mucho mejor, esa pequeña es mucho más capaz de lo que pensaba Colmillitos, tendremos que hacerlo mejor la próxima vez, sin duda, habrá que atacar a distancia, para evitar su poderosa magia, y su afilada espada, tuvo mucha suerte, pero ahora que estamos juntos colmillitos, sabrá a quién se enfrenta de verdad.-

El jabalí gruñe. An-Randu sonríe maliciosamente, y acaricia la enorme cabeza de la bestia.

- Mira, al menos conseguí un pequeño trofeo...-

Abre su pequeña mano enseñando un pequeño mechón de pelo, que acerca al enorme hocico del jabalí, el cual olisquea con atención durente unos minutos, tras lo cual se hiergue, y se queda rígido señalando una dirección con su enorme hocico.

-¿Por ahí? Perfecto colmillitos, sigamos a la pequeña presa, la próxima vez no le daré tantas oportuinidades, parece estar protegida por alguna barrera mágica, porque armadura no lleva, en todo caso, cuando estemos cerca espero que la destroces la cara con tus fuertes colmillos amigo.-

El jabalí gruñe con satisfacción, mientras An-Randu monta en su enorme lomo, y ambos inician un suave trote, perdiéndose en la niebla del pequeño bosque...


An-Randu: El cazador, Pequeño sabueso, Zorro negro, Rata, Perro loco de Malar

Un nutrido grupo de jinetes aprieta el paso en la noche, cae una ligera llovizna, en el centro del grupo cabalga una mujer con unas terribles cicatrices cruzándole la cara, y un ojo de cada color, tiene una amplia sonrisa en su desfigurado rostro, a su costado atada de pies y manos la bella Fátima, amordazada y con varios moratones cabalga otro caballo que Scarlett lleva bien amarrado. A su alrededor los jinetes se van quitando los tabardos de la Iglesia de Sune y los tiran al fango del camino con sumo desprecio, para que los caballos los pisoteen. Una figura delgaducha cabalga junto a Scarlett, es un humano aunque tiene ciertas facciones de roedor.

- Mi Señora, parece que los planes marchan, ha sido como prometistéis, aunque hemos perdido ha unos cuantos hermanos...-

- Jimmy, querido, es una lástima tantas pérdidas, pero no te preocupes, los planes marchan y Nuestra Señora estará contenta, pronto la princesita estará donde tiene que estar, hoy es un gran día, nuestro triunfo ha sido memorable...-

- Pero, mi señora, los hombres están preocupados, la princesita tiene poderes, ¿y si nos encanta a todos?-

-No temáis muchachos (alzando la voz), no os puede encantar a vosotros, y yo he tomado mis precauciones, cumpliremos la misión, hemos tardado mucho en planearla, pero está saliendo bien, ahora sólo un pequeño viaje, y casi estamos, pronto Nuestra Señora nos recompensará por los esfuerzos que hemos hecho en su honor...-

Los jinetes siguen su cabalgata, alejándose de una pequeña ciudad costera en llamas, en la que resuenan campanas y gritos. Al cabo de unas horas, paran en una vieja granja abandonada, descabalgan a su prisionera y hacen un fuego, resguardándose de la lluvia que está empeorando. Scarlett quita la mordaza a Fátima, y le ofrece una cantimplora.

-Bebe princesa, aún nos queda mucho viaje, y debes llegar en buenas condiciones.-

-Pero, pero, ¿qué está ocurriendo? ¿Lady Scarlett vos no erais mi escolta?-

La desagradable mujer acerca las manos al fuego, sus ojos de diferente color brillan con cierta malicia.

- Oh Lady Fátima, seré vuestra escolta durante un pequeño viaje que debemos hacer, no os preocupéis, no sufriréis daño alguno...por ahora...-

-¿Es un rescate lo que buscáis? Mi Señor el Califa sin duda podrá pagaros una fuerte suma y olvidarse del asunto si me dejáis libre ahora, ¿no creeis que es la mejor opción?-

La dulce voz de Fátima baila en la noche, sus enormes ojos miran a Scarlett con un ligerísmo brillo, es la viva imagen de un corderito indefenso...cuando recibe un sonoro y fuerte tortazo en la cara que la tumba de espaldas en el suelo. Scarlett está de pie junto a ella y sonríe.

- Es lógico que lo intentéis Milady, pero si volvéis a lanzar un encantamiento sobre mi, os marcaré la cara...- Lo dice con suavidad, mientras saca una afilada daga de aspecto siniestro y se la acerca despacio a la cara.

- Os he estudiado durante meses, conozco vuestras habilidades, y desde luego he tomado mis precauciones, no volváis a intentarlo. En cuanto a nuestra escolta olvidadlo, todos ellos me sirven fielmente, y además os prevengo que vuestra ridícula magia no les afectará...-

La bella Fátima, se incorpora lentamente, con la mejilla enrojecida, baja la vista, y parece hacerse más pequeña, una bella lágrima cae lentamente desde uno de sus preciosos ojos...

- Comprendo, entonces ¿qué queréis de mi? Si no es por el oro, no entiendo a que viene este secuestro...-

- Lo comprenderéis a su debido tiempo, no os preocupéis, como os dije nadie os hará daño, salvo yo si me tocáis las narices, como acabáis de comprobar...-

Jimmy se acerca a ellas.

- Mi Señora, no deberíamos parar mucho tiempo, seguro que esa escoria organiza una partida para buscar a nuestra ‘invitada’...-

- Ya, Jimmy, no te preocupes, cuento con ello, y después de lo que hemos pasado, no se lo vamos a poner fácil ¿verdad?-

-Tienen al gato, ¿y si lo usan para seguirla?, debistéis matar a esa bestia Mi Señora...-

- No había tiempo Jimmy, teníamos prisa ¿recuerdas? Ahora, si eres tan amable acercame el equipaje de nuestra querida invitada...-

Jimmy descarga un saco de uno de los caballos y se lo tiende a Scarlett, que lo abre y comienza a sacar prendas.

- Qué bonitos vestidos y caros sin duda...-

Los rasga aquí y allá y los restriega por la suave piel de Fátima, acto seguido los reparte entre algunos de sus hombres:

- Muchachos, ésto no ha terminado, dispersaos, e id dejando vestidos o trozos allá por dónde paséis, en todas direcciones, si la siguen, les vamos a volver locos, ja, ja, ja.-

- Mi Señora, ¿nos encontraremos en el Templo entonces?-

- Así es Bobby, así es, dispersad las prendas para confundir el rastro, y despúes cabalgad, al Templo, os esperaré allí, para terminar la misión, meted alguna en poblaciones para retrasarlos aún más, yo no voy a entrar en grandes poblaciones, cabalgaremos dando rodeos por pequeños caminos, no quiero encontrarme con patrullas, seguro que ésta nos metería en problemas. Tardaremos más, pero es más seguro.-

Todos sonríen, y hacen tal y como dice su jefa, al amanecer, los jinetes se dispersan salvo un grupo más numeroso que cabalga rápidamente al norte con su prisionera.


                   Scarlett Ebony: Black Tarantula, Rat tamer

Una enorme semiorco montada en un enorme corcel, mira desde una colina con satisfacción como una pequeña ciudad arde, las campanas, los gritos, el saqueo, es como un cuadro de enorme belleza en sus ojos. Sus muchachos están haciendo un buen trabajo, finalmente, tras unas horas de pillaje, salen a caballo de la ciudad, parecen bien cargados, y se reunen en la colina junto a ella, alzan botellas, candelabros de plata, bolsas con dinero, hasta una pata de cordero a medio comer, corean su nombre:

- ¡Tuka, Tuka, Tuka! ¡Viva la Perra Verde! ¡Viva el botín!-

La enorme Semiorco sonríe, está satisfecha con el espectáculo, y sus hombres parecen contentos, finalmente llega otro grupo con su gordo lugarteniente Mel a la cabeza, sangra como un cerdo, y jadea.

-Jefa, parece...que todo ha ido bien...-

-¿Todo Mel? ¿encontraste a la bastardilla? ¿estamos contentos?-

La mirada de Tuka es fría como el hielo.

Mel empalidece, parece pensar en dar vuelta al caballo y huir por un momento, pero se lo piensa mejor. Se rasca por detrás de la cabeza y baja la mirada...

- Verás...Jefa, resulta que esa hija de...del herrero, es mucho más fuerte de lo que pensábamos, lucha como un animal, sin honor y sin estilo, pero cada vez que su hacha se mueve ruedan cabezas, por poco me desmiembra...-

Uno de sus hombres le secunda:

- Tuka yo lo vi, liquidó a Joey, Zum, Triste, Dos dedos y bizco en un abrir y cerrar de ojos, es un diablo con el hacha, Mel la dio duro, pero la muchacha aguantó bien los golpes...y se nos escapó en la confusión del humo y la niebla...-

La enorme semiorco no dice nada, escucha atentamente y asiente.

- Bien, nos vamos, seguro que llegan patrullas pronto, y tenemos que gastar el botín antes de que nos atrapen, vamos muchachos al norte, ¡rápido!-

La banda de forajidos, conocidos por los Reinos como ‘Los Perros Verdes’ salen al galope tras su jefa, al amanecer acampan en un bosque de árboles escuchimizados y descansan satisfechos, contando el oro y objetos que han saqueado a la pobre población desprevenida. Tras un descanso, Mel es despertado por una suave voz:

- Mel querido, ¿estás mejor de tus heridas?-

Está curado, sólo unas cicatrices, mira sorprendido, cuando unas fuertes sogas estiran sus brazos, piernas y sujetan firmemente su gordo cuello, rápidamente es hizado, a pesar de su peso, se da cuenta que lo han atado con habilidad, y unos caballos lo han levantado del suelo, tiembla de miedo mirando a su jefa.

- Jefa, yo...hice lo que pude...no...-

- ¡Calla! Muchachos, sabéis que soy justa, y conmigo ganáis botin en cantidades que no soñabais, pero sabéis que cuando doy una orden espero que se cumpla, y si no se cumple, es que algo falla, y si algo falla no estoy para nada contenta...-

Todo lo dice con calma, no se oye una mosca en el campamento, todos miran al Gordo Mel, al que de una forma u otra respetan, pero a su jefa la temen, Tuka saca suavemente, mientras habla, un látigo negro.

- Así que para que os queden las cosas claras, hoy hemos tenido una buena y divertida noche, pero Mel me ha fallado, me hizo una promesa, y no ha cumplido...-

- Tuka, jefa, no os fallaré de nuevo, os prometo que...-

Suenan tres rápidos chasquidos del látigo y un quejido, la espalda de Mel sangra con tres limpios cortes, gime y suda profusamente.

- Mel es un comandante, y como comandante debe dar ejemplo ¿verdad?-

Varios hombres asienten en silencio, alguno sonríe, uno se ofrece a azotarlo con un palo, pero Tuka le para con una mirada y retrocede.

- Pensad muchachos, ¿si puedo hacerle ésto a un comandante, que no os haría a vosotros?-

Todos los bandidos piensan, y miran al gordo hizado como un saco de patatas, mientras los chasquidos del látigo resuenan durante un buen rato por el bosquecillo, finalmente lo bajan, Mel está inconsciente, sangra por la multitud de marcas y cortes que han dejado los latigazos, reina el silencio en el campamento. Tuka se inclina sobe Mel satisfecha, pone una de sus grandes manos sobre el pecho del hombre y murmura unas palabras, su mano brilla con un color azulado, y las heridas cierran rápidamente, pero las cicatrices del látigo quedan bien marcadas, Mel se despierta, y mira muy asustado a su jefa.

- ¿Me castigas jefa para luego curarme? ¿qué juego es éste?-

- No es ningún juego pedazo de imbécil, hoy los hombres han aprendido una lección gracias a tus fofas carnes, si hago ésto contigo por no cumplir una simple promesa, ¿qué crees que haría con un traidor?-

- Ya, Jefa, Joe el estirao fue el último que intentó traicionarte...-

- Ja, ja, ja, no me lo recuerdes, me encanta que los hombres le llamaran el estirao...ja, ja, ja...-

- Claro jefa, después de que lo ataras a dos bueyes e hiceras que tiraran de él en dirección opuesta hasta matarlo...-

- Ja, ja, ja, para, ya, sabes que me parto cada vez que me lo recuerdas...-

- Bueno Mel, sin rencores, tengo que dar alguna lección de vez en cuando para recordaros a todos quién manda aquí.-

Mel baja la mirada, piensa: sin rencores, claro, pero cuando tenga la oportunidad voy a golpear esa cabeza verde hasta ver cómo se desparraman tus sesos mala puta...- Claro Jefa, lo entiendo, pero de veras que la herrerilla es dura, mucho más dura de lo que recordaba, por poco me mata...-

- Bueno, Mel, entonces no prometas cosas que no puedes cumplir, nos jugamos la reputación y mucho oro con éste asunto, hay que encontrar a esa pequeña bastardilla de nuevo y eliminarla, no nos podemos permitir este fracaso ¿entiendes?-

-Si jefa, entiendo, pero yo solo no creo que pueda con ella, sinceramente, acabó con cinco de mis muchachos en unos segundos...-

- Bla, bla, bla, vale cobarde, no te preocupes, la próxima vez, yo me encargaré de la muchacha mientras tu lloras comiendo tartas como la nenaza que eres, ale, diles que cabalguen, tenemos que movernos, seguro que ya hay alguna patrulla en marcha, nos alejaremos, y ya retomaremos su rastro, ahora no podemos quedarnos en esta zona.-

El campamento se desmonta rápidamente, y en cuestión de minutos los Perros de Tuka cabalgan libres por caminos poco transitados, contentos con el botín, y haciendo chistes de cómo grita Mel Mofletes cuando lo azotan...

 

Estandarte de 'Los Perros Verdes', también conocidos como 'Los Perros de Tuka', grupo famoso de bandidos que campan por los Reinos. Prácticamente todos ellos tienen precio puesto a su cabeza en diferentes regiones, especialmente sus comandantes, Mel 'Mofletes' y Tuka: La fea, la medio orco, la medio humana, la bandida, la Perra Verde.