domingo, 14 de julio de 2013

Rintrah en la universidad de Silver Swan

- Una vez más, con sentimiento...
- ¿Sentimiento?  ¡Siento esto, elfo enclenque!

Rintrah cargó agachando la cabeza y vio con el rabillo del ojo como el elfo se disponía a fintar de nuevo.  Parándose en seco, pivotó sobre su eje y apuntando al elfo, dejó caer su hacha y terminó el conjuro que había estado musitando mientras, como si se tratase de un prestigitador, hacía aparecer un pequeño hueso en su mano.

- ¡Bu! - Exclamó Rintrah mientras concluía el hechizo.

El elfo se estremeció momentáneamente y tras recuperar el equilibrio continuó con la finta, terminando el movimiento con una patada en la espalda de su oponente.

- ¡Caramba! Estás lleno de sorpresas y algunas de ellas son desagradables.  ¡Muy hábil! - alabó, sin embargo, el instructor.
- Me disculpo si mi treta os ha decepcionado.  Es obvio que tengo aún mucho que aprender.
- Sí, Rintrah.  Para empezar, que los conjuros de alteran la percepción no funcionan igual de bien con los elfos que con los humanos, y además tengo mucho recorrido y he visto lo suficiente como para no dejarme asustar.  Eso sí, con otro enemigo habría funcionado, seguramente.  Y para continuar, tienes que prever que las cosas pueden no ir siempre bien con tu táctica.  Te has visto obligado a soltar tu arma para esta treta y no ha funcionado.  ¿Qué planeabas hacer después?  ¿Seguir embistiendo?
- Sí, señor.  Creo que mi anatomía puede soportar un poco de castigo a cambio de una posición tácticamente ventajosa.  Además, si me agacho así - Rintrah hincó la rodilla en el suelo recogiendo su hacha - tendríais que rodearme o exponeros a una cornada.  Y si huís, en mi postura puedo dar un salto para atraparos.
- No, si aún haremos de ti un estratega...

Así eran las clases con los instructores de la universidad Silver Swan.  El nombre le parecía a Rintrah una cursilada que sólo se le podía haber ocurrido a uno de esos elfos.  Por su formación, Rintrah sabía que estos elfos no eran ni por asomo parecidos a los que él conocía en la Oscuridad.  Aquí, en la superficie, los elfos eran gente a menudo reservada y en ocasiones distante, pero bien intencionados.  Nada que ver con la legendaria crueldad de los drow y su repugnante devoción a la Araña.

"Estratega..."  Los pensamientos de Rintrah vagaron un poco más, recordando a la inestable y misteriosa drow que le acompañaba semanas atrás. Había desaparecido en el follón del ataque.  La vergüenza afloró a la conciencia del minotauro.  Si hubiese avisado antes de las intenciones de la drow, quizás habría muerto menos gente.

Pero Rintrah tampoco se torturaba demasiado.  La culpable de aquellas muertes seguía siendo ella y no él.  Pero algo le decía que no era todo tan simple.  ¿Qué era aquella historia de que los waterdavians le habían robado? ¿Sería cierto que había muerto y vuelto a la vida o sería una exageración literaria?  Al fin y al cabo, él mismo había estado a las puertas de la muerte aquella noche.  Afortunadamente, a ninguno de aquellos humanos se la había ocurrido cauterizar el muñón de su brazo con fuego como era costumbre en la superficie.  Su habilidad regenerativa fue, poco a poco, devolviendo la movilidad a su brazo una vez éste quedó nuevamente soldado en su sitio.  Habían sido días de un dolor que le atormentó, pero si algo había aprendido en Shaum antes de su huída es que el dolor es una de las sensaciones que más te hacen aprender.  Él no volvería a cometer el error de atacar ciegamente.

Sí, sabía que gracias a su actuación el grueso de la tropa de minotauros que intentaba asaltar la fortaleza esa noche se quedó en el camino, desorientados por su magia.  También sabía que él era el blanco más apropiado para aquellas hachas y uno de los que más probabilidades tenía de salir airoso, pero su orgullo le había impedido pedir ayuda cuando aquellos cuatro "hermanos" le hubieron rodeado.  Y aquel dolor lacerante que sintió sin tregua era el recordatorio perfecto de aquel error.  Trataría de no volver a cometerlo más.

- Señor, he de irme.  Aprecio el tiempo que me dedica, pero no puedo acaparar sus atenciones por más tiempo. Además, he quedado con los pat...  con los cisnes plateados.  Por lo visto hacer la ronda con un minotauro por la escuela de aventureros tiene un efecto amedrantador en esos traviesos alumnos.  Le agradezco sus enseñanzas, y espero verle mañana.
- Hasta mañana, Rintrah.  Y no olvides pasar por la escuela de magia.  Creo que ya puedes reservar horas de investigación en el laboratorio, como querías.

Investigar en las instalaciones de la facultad de magia era un privilegio.  Eso sí, un privilegio para los que podían permitírselo.  Tras revisar el menguante dinero que le quedaba, vio que tendría que afrontar la situación cuanto antes: para quedarse en la Universidad, tendría que marcharse un tiempo a ganar dinero.

5 comentarios:

Titoki dijo...

Muy bueno.
Al final fue el minotauro a la Uni? Bueno es saberlo para darle aun mas, hmm, colorido al lugar.

Titoki dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jota dijo...

Si te fijas está redactado de modo que Rintrah pueda estar tanto en la universidad como fuera, de mercenario a sueldo para pagarse la investigación.

DSR dijo...

Grande! Jajajaja! Me ha encantado, me gusta eso de que haya raritos por la uni. Y eso del brazo? Le cortaron un brazo al pobre minotauro? Me cae bien Rintrah, no sé si es por que lo estrené yo, pero me es simpático! Nombre cursi? Noooo, queeeee vaaaa! Mu bueno Jaime, más! Queremos más!

Jota dijo...

Sí, David. Le cortaron un brazo unos "amiguitos" minotauros. Menos mal de la regeneración y de que tiene un rol gracioso, porque es una auténtica picadora moulinex.