sábado, 22 de noviembre de 2014

Nuevo enemigo de Jhaelryna Viconia, Mara de Ishtisia y Zauber Hexen: Lord Dhoulonsoth, el Señor de la Runa Sangrante


Lord Dhoulonsoth es un poderoso demonio del tipo Tanar’ri procedente del nivel infernal conocido como Yrgghalshu, el pozo de las llamas de la condenación. El origen de Dhoulonsoth se pierde en la noche de los tiempos, pero se sabe que – exceptuando a los señores demoniacos –  es uno de los más poderosos demonios del abismo y que pertenece al orden de los demonios Balor.
Esta abominable criatura es un engendro de cuatro metros de altura, con una cabeza enorme y vagamente bobina, enormes cuernos retorcidos y una mandíbula enorme llena de dientes grandes y afilados como dagas. Su enorme cuerpo de color rojo sangre está completamente cubierto de runas talladas en su profana carne y sangrantes de sus viles fluidos; se dice que cada vez que el demonio consigue un alma digna de mención, se talla una nueva runa; y todo su demoníaco cuerpo está cubierto de ellas. 
Esta vil costumbre le ha valido su más infame sobrenombre: "El Señor de la Runa Sangrante". 

Lord Dhoulonsoth es infame en todos los círculos demoniacos por ser un gran procurador de almas para la Guerra de Sangre, donde se utilizan como “combustible” para armas de guerra demoniacas o para ser transformadas en demonios de categoría inferior que sirven como carne de cañón en el inacabable conflicto; sin embargo, se dice que las mejores almas las conserva en una galería privada, deleitándose en su sufrimiento y en las torturas a las cuales les somete.  Existen rumores que indican que a lo largo de los eones, Dhoulonsoth ha conseguido cientos de miles de almas para su galería privada.

El Balor posee un sistema bien sencillo para conseguir estas almas: dejarse invocar por un usuario de la magia no muy competente. Inicialmente sirve todas sus ordenes de buen grado, si bien suele corromperlas para causar el mayor sufrimiento y terror posible. Mientras intenta corromper a su “amo”; y dado su poder y carisma suele conseguirlo fácilmente. También suele proceder a crear cultos demoniacos entre los mortales de las tierras circundantes, prometiéndoles poder o sometiéndolos a su voluntad demoniaca. Cuando cree que ya ha conseguido suficientes seguidores, elimina a su conjurador y lanza a los sectarios demoniacos en una orgía de sangre sobre la confiada población, generalmente causando una orgía de sangre y destrucción donde puede recolectar almas fácilmente y deleitarse con la destrucción y la muerte. Cuando termina con su labor en un país, generalmente solo quedan ruinas humeantes y malditas, y el hedor de miles de cadáveres profanados.
A lo largo de los siglos, el sistema le ha funcionado al Tanar’ri perfectamente, causándole un gran placer profesional y grandes réditos profesionales en el competitivo mundo de El Abismo.

Sin embargo su último trabajo en Faerûn no salió como él esperaba. Siguiendo su método de trabajo, consiguió que un ambicioso usuario de la magia enano sin demasiados escrúpulos le conjurase para sus própios fines. El Balor se encontró en una tierra apta para sus planes: el reino enano de Thor-Dumord era antiguo, rico y decadente. Con sus fronteras en el borde de la región de la Suboscuridad conocida como “El Laberinto”, el contacto con reinos enanos aún más decadentes allí situados propiciaron la aparición de extraños cultos adoradores de las criaturas de la tierra y la oscuridad. Un terreno sembrado para el demonio.
Durante cerca de un siglo aseguró las fortunas de su “amo”, ayudando en secreto a algunos de los más depravados cultos del reino, hasta que su locura fueron suficientes para sus designios. También congregó en secreto grandes cantidades de bestias y monstruos sometidas a su voluntad.  Entonces, como siempre, los lanzó sobre el resto de la población.
Sin embargo, los enanos se mostraron más duros de lo que esperaba, y su conjurador, un poderoso sacerdote de Abbathor (dios enano de la codicia) logró escapar de sus garras. Mientras mina tras mina y asentamiento tras asentamiento caían ensangrentados ante sus enloquecidos cultistas y bestias, el rencoroso enano juró venganza por los engaños del demonio y por atentar contra su vida y fortuna, y no dudo en unirse al Alto Sacerdote del Reino y a su Rey en defensa de la capital del reino.
Cuando Lord Dhoulonsoth se presentó ante sus puertas con su demente ejército, se enfrento a los poderosos enanos, y mientras el Rey y su guardia se sacrificaban para entretenerlo, el Alto Sacerdote y el ambicioso seguidor de Abbathor terminaron un ritual para atar nuevamente al demonio. El resultado del apresurado ritual no fue el óptimo. La historia no dice qué salió mal exactamente, pero en lugar de expulsarle de vuelta al Abismo, le aprisionó en el corazón del Reino Enano durante miles de años. Consciente y poseedor de todo su poder, pero atrapado dentro de las fronteras del reino. Desde entonces, furioso, esclavizó o masacró a todas las criaturas que entraban en las fronteras de sus nuevos dominios, utilizando a sus aterrorizados esclavos para procurarle más víctimas, sacrificios e influencia física más allá de sus fronteras.
A lo largo de los milenios, fraguó oscuros planes que causaron grandes sufrimientos en todas las tierras circundantes, tanto en la suboscuridad como en la superficie, y comenzó a conocérsele como “El Señor en la Oscuridad” o “La Oscuridad Devoradora”.
Sin embargo, su presencia en el Plano Primario se ha visto truncada recientemente por la acción de tres aventureros procedentes de la superficie: la egocéntrica archimaga elfa Jhaelryna Viconia, la sacerdotisa de Ishtisia Mara y el enigmático brujo y arribista social Zauber Hexen.

Aunque la acción de estos tres valientes le han permitido volver a sus dominios en el plano demoniaco en El Abismo, por otro lado han supuesto un serio contratiempo a  miles de años de oscuros planes. El rencoroso demonio no se ha tomado muy bien la ignominia de su expulsión y derrota a manos de tres miserables mortales, y les ha incluido en su lista negra…



Lord Dhoulonsoth, El Señor de la Runa Sangrante


2 comentarios:

DSR dijo...

Nooooooo! Mierda de demoños, siempre tan rencorosos. Al menos cuando acabe conmigo sabré que esa cicatriz que tiene en el pie es el estupendo dagazo que le metí! Otro a la lista, cualquier día se reúnen y nos dan una tunda de las buenas...

Titoki dijo...

Es lo que tiene ser Caótico Malvado, que siempre tienes motivos (o crees tenerlos) para poner a alguien en tu lista negra...