jueves, 29 de mayo de 2014

Visión y previsión

Timothy activó el glifo que le permitiría volver a su templo en La Gran Carretera, bordeando las Marismas de los Trols.  Murmuró una oración y el mundo se distorsionó a su alrededor mientras sentía el familiar tirón de la teleportación.  Un instante después estaba en las puertas del Templo del Ojo Vigía, una pequeña fortaleza a medio camino entre un puesto de avanzada y un monasterio.  La luz del atardecer incidía de en los tejados, de modo que la claraboya de cristal arrancaba reflejos de sol y los proyectaba hacia el patio y la entrada.

Con un suspiro hondo, se acercó a los guardias que custodiaban la entrada que se cuadraron al instante.  Tim se dispuso a franquear el umbral del templo cuando los guardias entrecruzaron sus alabardas, bloqueando el paso.

-En este momento hay una reunión de claustro, señor.  Me temo que no puedo dejaros pasar.  Sólo los miembros del templo pueden estar ahora en el recinto.
-¡Por el Vigía, muchacho! ¿Es que no sabes quién soy?
-Sé quién parece ser, señor, pero las órdenes son muy claras: no puede pasar nadie que no conozca el santo y seña.  Lo lamento.
-¿No dejarás entrar entonces al fundador de esta bendita casa?  ¿A Timothy Lander, el azote de La Bestia, el exterminador de Bebilith?
-No, salvo que el señor Lander conozca el santo y seña -la voz le tembló un poco al guardia que, sin embargo, se mantuvo firme en su posición.
-Por el Abismo, ésta sí que es buena -Timothy miró de hito en hito al guardia y reparó en las gotas de sudor que perlaban su frente.
-La contraseña de hoy es "meñique", joven Aarón.  Mis felicitaciones por tu celo en cumplir las órdenes.  Cuando digo que nadie entra cuando hay claustro, es que nadie entra.  Ni siquiera yo mismo.  Hablaré bien de ti y de tu compañero al Vigilante James. 

Con el paso libre, el cansado sacerdote enfundado en una armadura completa avanzo hacia el atrio donde se estaba preparando el ritual.  Había dejado órdenes expresas de elevar una plegaria especial y usarla como foco devocional para una reunión muy especial.  Con un simple movimiento de cabeza hizo notar su presencia en la nave central del templo y, con la armadura resonando al moverse, se retiró al pequeño despacho lateral que donde atendía normalmente las consultas y quehaceres del templo.

Una vez allí, sin quitarse la armadura, se sentó en la silla frente a la mesa, llena de papeles y colocó con cuidado un objeto esférico en un pequeño soporte.  La esfera cristalina comenzó a brillar con luz propia, quedando el resto de la austera sala a oscuras.  Timothy escudriñó la bola de cristal y, notando el efecto de la magia cooperativa, se dejó arrastrar hasta la reunión que mentalmente estaba conectando los templos más importantes de la fe de Helm.

-Bienvenido, Sumo Vigía Lander.
-Bienhallados todos, que nada escape nunca de nuestra vista -respondió el recién llegado con la fórmula habitual.

El paisaje mental incluía la representación de cada uno de los sumos sacerdotes convocados y cada uno aparecía sentado en una silla o trono, según la austeridad o extravagancia del templo.  Cada vez que hablaban, una luz iluminaba el rostro del orador y así había un orden en el diálogo.

-¿Y bien? ¿Qué has averiguado?
-El culto es inquietante.  Se basan en una premisa bastante populista y algo revolucionaria.  Su concepto de justicia dista mucho del que a mí me gusta.
-No se discuten aquí tus gustos, Vigilante, sino los efectos que puedan causar -la voz mental procedía del Lord Vigía Rhesis de Athkatla, uno de los sumos sacerdotes de Helm mejor considerados y el líder de facto de aquel culto, al menos en Amn. -¿Son peligrosos?
-Como cualquiera que lleve un concepto al extremo.  Si queréis medir el efecto del culto sobre el mundo, volved vuestra vista a Waterdeep. -Timothy decidió emplear la fórmula de cortesía en "vos" ya que así su comentario podía interpretarse como una interpelación directa a Lord Rhesis o como una pregunta al aire a todos los asistentes al concilio.
-¿Insinúas que El Sol Negro está detrás del ataque Sahuagin a Waterdeep?  La colaboración de esa secta fue vital para controlar el daño causado a la ciudad.  Sin ellos, los templos habrían ardido...
-Lo tenéis delante de los ojos.: ardido.  ¿Desde cuándo una raza anfibia que aprecia vivir sumergida utiliza el fuego?  ¿No os resulta sospechoso que los adeptos del Sol Negro hayan sido tan oportunos?
-Especulaciones, Lander.
-Sólo comunico lo que vi y oí, milores.  Deberíamos seguir vigilando.
-Me parece prudente, pero no deberías involucrarte personalmente.  Envía a alguien...
-No pondré en riesgo a mis acólitos, Milord -interrumpió Timothy-. Como mucho puedo pedir voluntarios entre los más avezados.  Tengo algunos aventureros en el templo que entran y salen y pueden servirme de ojos si se lo pido.  Y yo mismo tengo contactos en los Reinos que nos pueden servir.
-¿Discutes las órdenes de tus superiores a menudo, sacerdote? -la impertinencia del tono de Lord Rhesis era palpable.
-Nunca, milord.  Obedezco al Ojo Vigilante y jamás se me ocurriría contravenir sus preceptos.

El desafío estaba lanzado.  Lord Rhesis había dado a entender con su comentario que él era su superior y, con su respuesta, Timothy había dejado claro que no era así.  Las consecuencias de este desafío se dejarían notar en el futuro, pero aun así ¿qué era lo peor que le podía pasar?  ¿Que perdiera el control de su propio templo en beneficio de otro sacerdote menos problemático?  Tampoco le preocupaba demasiado.  James, su segundo en la jerarquía, era un gran gestor y un admirable documentalista.  De hecho ejercía de sumo sacerdote "en funciones" en las numerosas ausencias de Timothy, de modo que llegado el momento él mismo lo recomendaría para sustituirle.

La reunión mental derivó hacia temas menos importantes y, al terminar, no se habían tomado demasiadas decisiones.  Timothy haría lo que hacía siempre: observar, obtener información y defender a quien lo necesitase.  Ése era el credo de Helm: vigilar y proteger.

-Una reunión interesante, vigilante.  ¿No tenías ya suficientes enemigos fuera que has tenido que buscar nuevos en tu propio culto? -la voz mental provenía de una inquietante criatura que flotaba por encima de la mesa, descendiendo desde el techo.
-Myrco, ¿has estado escuchando? -Timothy se dirigió hacia el glóbulo lechoso con un ojo central y varios tentáculos.
-Por supuesto, señor.  Mi trabajo es vigilar todo lo que ocurre en el templo.
-Bien, no quiero sorpresas.  ¿Crees que al hacer valer mi autoridad en mi propio templo me he granjeado un enemigo en Lord Rhesis?
-¿Granjeado?  No.  Lord Rhesis era vuestro oponente desde mucho antes de esta reunión.  El desafío que le habéis hecho, y delante del resto de sacerdotes ni más ni menos, no ha hecho sino acelerar un proceso que ya estaba en marcha.  ¿Qué vais a hacer?
-De momento, ayudar a Aura Stronghand.  Se lo debemos.  Di mi palabra de que la ayudaría en la medida de mis posibilidades, y sabes que detesto no cumplir mis promesas.
-Sí, pero tened en cuenta que este conflicto parece afectar únicamente a los dominios de Tyr.  ¿En qué medida nos afectaría a nosotros?
-Son muchas las implicaciones, Myrco.  Y las vamos a estudiar todas.  Para empezar, si el concepto de justicia cambiase y se tornase en lo que el Sol Negro pretende, nuestra propia tarea se complicaría.  Y surgiría un conflicto patente entre "lo que debe hacerse" y "lo que es justo".  Es un conflicto religioso y filosófico en el que preferiría no involucrarnos, pero no creo que tengamos alternativa.
-Pero Tyr no es necesariamente nuestro aliado.
-Pero Torm sí que lo es.  El Señor del Deber se ha aliado con El Vigilante en más de una ocasión.
-Touché.  Torm es aliado de Helm, y Aura es vuestra aliada.  Qué irónico...
-El sarcasmo no te sienta bien, Myrco.
-Pues es una pena, estoy lleno de él -respondió el glóbulo espectador mientras se elevaba de nuevo hacia el techo de la sala.

El sacerdote se levantó de la silla y se dirigió al atrio que sus seguidores ya estaban abandonando de camino al refectorio unos y a sus puestos de guardia otros.  Eran una buena comunidad, organizada y eficiente.  Aplazó para más tarde sus pensamientos sobre la misión encomendada y se centró en los informes y el trabajo burocrático.

-Milord, los informes del trabajo de guardia.  Este mes hemos tenido más encargos de caravanas.  Me alegra comunicar que las arcas del templo están hoy un poco más llenas y que las caravanas de Scornubel tienen más seguridad gracias a nuestro trabajo.
-Bien hecho, James.  ¿Qué asuntos son los más urgentes?
-Como sabéis, el sargento Arenses falleció hace tres semanas defendiendo la hacienda Parker.  No le hemos encontrado sustituto.
-¿Qué te parece Aarón?  ¿Crees que estará a la altura?
-Buena elección, milord -dijo James con una voz quizás algo obsequiosa. -Es un hombre devoto y fiel.  Quizás algo joven, pero creo que lo compensará con su tesón.
-Lo dejo en tus capaces manos entonces, buen James.
-¿Nos dejáis de nuevo?
-Pronto, James.  Pronto partiré de nuevo.

Si el Vigía Lander se hubiese girado mientras se dirigía a sus aposentos habría podido ver como las últimas luces del ocaso dejaban ver una expresión inquietante en el rostro del que consideraba su mano derecha.

-Pronto -pensó también James -Todo le llega al que sabe esperar.

3 comentarios:

Titoki dijo...

Ese trepilla le va a causar algún disgusto al pobre Timoty uno de estos días...
Y hablando de disgustos, no sabía que estuviese a uñas con el sumo sacerdote de Athlathka. Eso ya son palabras mayores.

DSR dijo...

Jajajaja! Genial, me gusta esa visión de 'yo soy high priest y no tengo por qué hacerte ni puñetero caso viejo' pero dicho con corrección! Gran relato Jaime. James es trepilla, pero en el fondo aprecia a Timothy y no le hará ningún mal, lo único que es ambiciosete...

Jota dijo...

La verdad es que me lo he inventado un poco para darle sabor a la discusión. ¿Qué es la religión sin un poco de política para darle sal?

La gracia de seguir un culto Legal Neutral que además es minoritario es que han de respetar mi dominio quieran o no, pues no se meterán con la ley vigente. Y si quisieran contravenirla, tampoco tendrían demasiada gente para hacerlo, que los helmitas estamos de capa caída.

James es, de facto, el administrador del templo. Es comodísimo tener a un factótum pero entiendo que tarde o temprano querrá el título además del trabajo de sumo sacerdote. Y ese día, si el conflicto no me lleva a ninguna parte, daré un paso atrás y pediré únicamente que me dejen unos aposentos en plan "padre fundador" y que el resto lo maneje él, como de hecho ya lo hace.