Un pequeño salón, las paredes y suelo de piedra denotan
antigüedad, así como los raídos tapices que cuelgan por todas las paredes de la
sala. Una larga mesa central con algunos candelabros de bronce, al final de
ésta un gran ventanal que se abre a una oscura noche. En un lateral una gran
chimenea con un buen fuego. Al lado de la chimenea dos figuras hablan:
- Mi Señor-
- Tulio, eres tu el que ha insistido en verme, así que habla
de una vez, ya tengo suficientes problemas como para que uno de mis siervos me
pida audiencia continuamente.-
Se trata de dos humanos, uno alto, imponente, con una voz
grave, poco pelo, y cara afilada, va enfundado en una elegante armadura
completa. El otro es un tipo regordete, con tonsura, nariz gorda y roja, y una
simple túnica marrón algo raída, atada por una cuerda gris.
- Mi señor he tenido otra visión, esta ha sido más clara que
otras veces, estoy seguro.-
El humano alto, se gira, pues no le estaba mirando, dando la
espalda a la chimenea.
- Maldita sea Tulio, ¿otra vez?, espero que no hayas vuelto
a beber, te tengo aprecio porque siempre has servido bien a mi familia, pero
como ya te he dicho no tengo tiempo que perder en chorradas.-
- Lo sé mi señor, y no habría osado molestaros, si esta
visión no hubiera sido tan clara, y os aseguro que no había bebido cuando la
sufrí. Ví dos óvalos azules, de un azul sobrenatural, mi Señor, después sentí
calor, un calor agradable, y se me transmitió el siguiente mensaje: 'En el día
de la luna creciente de este mes, avisa a tu señor que tendrá una importante
visita, que no la desprecie. El Sol Negro te avisa de ello pequeño Tulio, sigue
tu labor.' Y eso fue todo.-
- Muy interesante Tulio, ¿qué tal si agarras esa botella que
está a medias y te vas a la cama?-
El hombre regordete parece algo ofendido, pero no dice nada,
no le da tiempo, pues una gran puerta se abre al fondo de la estancia, por la
que entra un guardia fuertemente armado.
- Mi Señor, perdonad la interrupción, pero...hay una persona
a las puertas de la fortaleza que insiste en hablar con vos, dice que es un
asunto de vida o muerte, ¿deseáis recibirla?-
- Bueno, es algo tarde, pero hace tiempo que no tengo
visitas, registradle, y traedlo aquí, veremos que es ese asunto 'de vida o
muerte'.-
Tulio sonríe, al tiempo que agarra una copa y se acerca a la
botella antes mencionada por su Señor:
- Milord, ¿lo veis? hoy es el día indicado por mi visión,
seguro que es esta la visita a la que se refería...-
- Ya veremos, quédate aquí, y procura beber despacio.-
Tulio se sienta a la mesa y se sirve vino con cierta
ansiedad, después de haber servido una copa a su Señor. Al poco tiempo se abren
las puertas, entran cuatro guardias, tienen caras de cansancio, acompañan a una
pequeña figura envuelta en una capa llena de polvo.
- Mi Señor, esta es Rowina dice venir de Zazaesspur, y dice
tener algunas noticias que os pueden ser de interés.-
Los guardias se retiran, la pequeña figura se retira la
capa, dejando ver una bella mujer de pelo negro y ojos azules, un azul intenso,
como el mar en una gran tormenta. Tulio da un respingo al ver esos ojos,
después hace un gesto como diciendo 'nooo', y da un largo trago a su copa.
Habla el Lord:
- Rowina, ¿de Zazaesspur?, un largo viaje sólo para hablar
con un pobre noble tan al sur.-
Una voz dulce y agradable surge de la bella mujer:
- Milord, es un honor conoceros, veréis en estos tiempos
convulsos para nuestra tierra, cada uno se gana la vida como mejor puede, y en
mi caso es el transporte de información Milord. No me andaré con rodeos, pues
sé que no os gustan. Mi Señor el Monasterio que tantos problemas os causa por
la zona, ha enviado patrullas por toda la provincia, con la intención de
restaurar el orden para los nuevos regentes, como sin duda sabéis.-
- Si, lo sé, esos estirados metomentodo, siempre se han
creído con el derecho a decidir sobre nuestra noble nación, en vez de dejar a
los nobles que decidamos por el futuro, y arreglemos nuestros asuntos por
nuestra cuenta. Esto que me cuentas no es nada nuevo, ya sé que envían patrullas
periódicamente, ¿y?-
- Pero lo que no sabéis, Milord, es que varias de esas
fuertes patrullas tienen intención de arrestar a una lista de nobles, por ser,
digamos problemáticos, y para evitar posibles focos de guerra de nuevo, una
tarea muy noble, y por el bien de la nación...-
La mujer se queda mirando con atención al hombre, esperando
una reacción, que no llega, el hombre la mira con cierto desprecio y da un
sorbo a su copa.
- Mi señor, por pura casualidad, cayó en mis manos una
lista, digamos unos nombres 'problemáticos' para las nuevas autoridades...-
- Y ¿por qué narices me iba a interesar eso mujer? yo me
limito a poner orden en mis tierras y mantener a mis hombres lo mejor que
puedo, es cierto que no me llevo bien con todos mis vecinos, pero no me meto en
líos.-
- Bueno Milord, en la lista se habla de posibles
conspiradores contra el nuevo orden, o de instigadores al caos por convenir a
sus bolsillos, y otros cargos muy desagradables, sin duda calumnias de todo
tipo, porque vuestro nombre figura en ella.-
El hombre deja caer su copa que restalla en el suelo con un
fuerte tintineo, y empalidece. Tulio se atraganta y comienza a toser.
-E..e...eso son calumnias, yo no he...-
- Milord, yo no creo nada de todas estas cosas, estoy segura
de que son mentiras, el monasterio sin duda quiere afianzar su poder, y ya de
paso hacerse con algunas tierras vecinas, y si esas tierras tienen unos buenos
viñedos, siempre serán más apetecibles.-
- ¿Insinúas que esos estirados de la balanza pretenden hacerse
con mis tierras? No es su estilo, pero claro aprovechando la situación podría
ser factible. No sé, tengo que pensar en todo esto. ¿Tienes esa lista o
simplemente debo creerte por ser bella y tener una dulce voz?.-
- Milord, me honráis, por supuesto aquí la tenéis, y si
permitís una sugerencia de alguien acostumbrado a no dejarse ver mucho, yo en
vuestro lugar mudaría la residencia habitual.-
El hombre alto toma con brusquedad un pergamino que la mujer
le tiende, lee con atención, empalidece aún más, y su mirada se llena de odio.
- Bien mujer, esto lleva el sello del Monasterio, y por
orden Real, es auténtico, reconozco la heráldica. Pregunta por Sommer al irte,
¿te parecería bien la suma de 500 monedas por tus molestias?-
- Muy generoso Milord, pero ya que he arriesgado la vida
dejémoslo en 1.000, y estaré a vuestra disposición para otras ocasiones, y soy
una persona muy discreta Milord.-
- Mil entonces, y ahora lárgate. ¡Guardias! La señorita ya
se marcha.-
La mujer hace una reverencia y se va hacia la puerta donde
la esperan los cuatro guardias que la acompañaron.
-¡Tulio! ¡Mira esta maldita lista, están mis hermanos,
algunos primos, y mi viejo amigo Sir Jonnas!-
- Mi...mi...mi Señor ¿qué vais a hacer?-
- ¿Que qué voy a hacer? ¿pero no se supone que eres mi
consejero maldito borracho? Bueno es igual, haz el equipaje, nos vamos de
inmediato, voy a hablar con todos los de esta lista ahora mismo, manda
mensajeros, nos reuniremos bajo el viejo roble y tiene que ser al amanecer como
tarde ¿comprendes?.-
- Si mi Señor, me pongo a escribir ya mismo.-
- Convénceles de que no es ninguna trampa, usa mi sello y dí
que estaré en persona, sólo con dos escoltas. Tengo que ponerles de acuerdo a
todos y pronto, esos malditos clérigos se van a enterar, ya hemos aguantado
bastante su dictadura, creo que va siendo hora de darles una lección.-
- Pero mi señor...-
- ¡Silencio! Haz lo que te he dicho y para ayer.-
Las dos figuras se retiran con rapidez de la sala, mientras
por unas escaleras los guardias acompañan a la mujer, que parece contenta,
esboza una ligera sonrisa.
- Y dime moza ¿quieres pasar un buen rato con nosotros? nos
toca descanso y...-
- ¡Oh! Caballero que atrevido, jajajaja, muchas gracias, me
siento muy honrada, pero tengo algo de prisa Señores, quizás en otra ocasión.-
El guardia parece algo decepcionado, pero no insiste, al fin
y al cabo ha estado con el Lord hablando un largo rato, y se le ha pagado una
fuerte suma, mejor no meterse en líos.
La bella mujer monta en un ligero caballo de carrera y sale
a todo galope de la pequeña fortaleza, pronto se adentra en una espesa niebla,
se deja de ver su silueta al trote, pero en la oscuridad de la noche se escucha
su voz y otra voz que le pregunta:
- ¿Cómo ha ido Mi Señor? y si no os importa, preferiría que
bajarais de mi lomo, no soy una bestia de carga y como se entere mi hermano voy
a tener cachondeíto para años...-
La voz de la mujer se transforma repentinamente, es más
grave, masculina, aunque con cierto tono similar:
- Ja, ja, ja, disculpa Megalos, te necesitaba cerca por si
hubiera problemas, no pretendía ofenderte viejo amigo, y descuida que ni una
palabra a tu hermano de este asunto. Ha ido perfecto, como esperaba, ese
estúpido a mordido el anzuelo, la verdad es que no era una tarea demasiado
complicada, todos los nobles de por aquí sólo necesitan una chispa, y nosotros les
hemos dado la chispa, para que su ira se oriente donde queremos, hay que
facilitarle un poco las cosas a mi viejo amigo.-
- Milord, ¿viejo amigo? no habréis llamado a...-
- Si Megalos, he llamado a mi viejo amigo, es una misión
importante en la que no quiero fallos y el se encargará perfectamente, no te
preocupes.-
- No me gusta ese ser, es demasiado, ¿cómo decirlo?
¿aséptico? ¿no sintiente? no sé mi señor me pone nervioso, y hacía mucho que no
lo empleabais. Mi hermano y yo podríamos habernos encargado de este asunto con
rapidez.-
- Lo sé, pero os necesito en Waterdeep, vuestra tarea es más
importante allí, deja que 'Puño Negro' se encargue de esto, con lo que van a
liar estos nobles por la zona, no le costará mucho.-
Las dos voces continúan hablando amigablemente, hasta que se
van perdiendo en un suave susurro en la oscura noche.
2 comentarios:
Miralos ahora, que simpaticos, fomentando la guerra civil en lo que parece Tethyr.
De agitadores sociales a sediciosos. Vaya carreron que llevan los colegas del sol negro. Cada vez me caen peor.
Son buenas gentes hombre, y si es Tethyr, claro está mencionan la capital...Sediciosos? Más bien conspiradores con estilo...
Más en próximas entregas...
Publicar un comentario