Calles, calles, y más calles de inmundicias, pobreza y
desesperación. El duro invierno que azotó la zona empieza a remitir. Los mendigos se agolpan en cada esquina. En una de esas esquinas
se desarrolla una escena:
- Déme argo mi buen Señó, hace días que no como, y tengo
tres hijos que a penas pueden andar...-
Una voz suave y paternal surge bajo una raída capa:
- Alma perdida, toma esta hogaza de parte del Sol Negro, que
no te asuste ese nombre, el Sol Negro protege a todas las almas en peligro...-
- Mi Señor, gracias, pero,
¿no tendréis unos cobres? los críos no tienen ni zapatos...-
- Veo el pecado en tus ojos hermano, claro, aquí tienes...si
quieres algunos más, incluso un par de oros, ven esta noche a la taberna 'El búho',
allí podrás comer, beber y ganar una buena suma. Trae a algunos compañeros y la
recompensa aumentará.-
De la raída capa surge una mano blanquecina que deja una
moneda dorada en las manos temblorosas del mendigo.
- Mi Señor esto es demasiado yo...-
- Ve al Búho, y el Sol Negro te protegerá hermano.-
- Iré mi señor.-
Cae una suave llovizna, en una estrecha calle, una placa de
madera con un búho pintado a punto de caer se balancea ante una modesta
fachada. Una fila de personas aguarda en la puerta, uno a uno van entrando,
para encontrarse en un cálido ambiente, tres chimeneas arden. Sobre un pequeño
estrado un anciano de ojos cálidos habla:
- Bien, bien, sentaos hermanos, veo que tenemos un buen número
de buenas personas dispuestas a escuchar.-
- Y ¿el oro? ¿no había oro?-
- Hermano, el oro es algo material, aquí alcanzaréis algo más
allá de lo material, aquí lograréis paz, seguridad, descanso. Pero si es oro lo
que quieres...-
Una bella camarera se acerca al mendigo y deposita 3 monedas
doradas en sus manos. El mendigo sonríe y vuelve a sentarse, dispuesto a
escuchar.
- Bien, hermanos, llevamos siglos aguantando la opresión, la
desesperación y otras humillaciones, va siendo hora de cambiar las cosas. ¿Os
habéis preguntado alguna vez el poder que tenéis? El poder no son las espadas,
el poder está en las gentes, y cuantos más se unan más poder. Ya basta de
mendigar, ya basta de someterse, hay alimentos para todos, ¿por qué hemos de
ver cómo unos pocos viven tan bien mientras nosotros pasamos hambre y penurias?-
Un murmullo de aprobación recorre toda la taberna. Alguna
voz se alza:
- Si, por qué esos nobles estirados tiran el oro mientras
mis tres hijos pasan hambre?-
- ¿Y los sacerdotes? ¡Esos sí que viven bien, todos están gordos como cerdos!-
- Claro hermano, es injusto, yo os digo, El Sol Negro se
acerca, es un nombre algo oscuro, lo sé, pero que no os asuste, a mi me enseñó
el camino, desde que seguí sus pasos no he pasado hambre, mi esposa sanó de una
terrible dolencia, los otros Dioses no nos ayudaron, mientras que el Sol Negro
lo hizo.-
- ¿Quién es ese Sol Negro viejo? ¿Es un Dios u otro notable
con ansias de poder? He visto muchas cosas raras por las calles. Si es otro
aventurero descerebrado no quiero saber nada más...-
- El Sol Negro es una Idea, es un Bien, no es nadie y es un
Todo, hermano, si abrazas al Sol Negro ni tu ni los tuyos pasaréis más
penurias. Se que parece poco creíble, pero os propongo un nuevo encuentro,
acudid aquí en una semana, traed a quien queráis y veréis algo que os
convencerá. Además, habrá comida y bebida sin pago para todo aquel que acuda,
la única condición es escuchar...-
El pequeño grupo de mendigos se dispersa por la gran ciudad,
algo aturdidos, dos de ellos hablan al salir de la pequeña taberna:
- Qué cosa más rara Wolf, te digo que nadie regala comida ni
monedas por nada...-
- Tranquilo Walf, yo he comido y he bebido, y lo que decía ese
viejo no sonaba mal, yo al menos se lo pienso contar a Rag, Gus y Lan. Mira, si
hay que escuchar a otro lunático la semana que viene, pero a cambio nos llenan
la panza, ¿qué más da?-
- Tu haz lo que quieras, a mi me da mala espina, fíjate, que
estoy por dar un pase en algún templo o a la guardia...-
Los dos mendigos se separan, Wolf se va tranquilamente
haciendo 'eses'. Walf anda solitario por varias callejuelas, de pronto una voz
le llama:
-¿Walf?-
El mendigo se gira, no ve nada, sólo oscuridad, acaba de
pasar por esa calle iluminada...
Abre mucho los ojos, pero no ve nada, se da la vuelta
dispuesto a correr, pero tampoco se ve nada. Cae de rodillas...
- ¿Pero qué? Brujería, espíritus, piedad, Walf no tiene nada
que ofrecer!-
- Walf quiere hablar con las autoridades de ciertos asuntos
que no tienen importancia. Walf no debe hacer eso.-
- Q...cómo sabe?...si, si, Walf estúpido, Walf no ha visto
nada, no sabe nada. ¿Puedo irme ya?-
La oscuridad se desvanece, el mendigo está en el mismo
callejón, mira a todas partes pero no ve nada, apresura el paso intentando
salir del laberinto de callejuelas.
Una suave voz rebota por las paredes:
- Walf no es sincero, Walf miente-
El hombre asustado echa a correr, sin mirar atrás...
Un halo negro se forma ante él, se para de inmediato
aterrorizado. Se forma una silueta inmensa totalmente negra frente al
hombrecillo, tan sólo destacan dos óvalos de color rojo oscuro en ella.
- Walf miente-
- No, no diré nada, por favor, sólo quiero...-
El pobre hombre no puede hablar más, su garganta se
cierra...
- Walf no dirá más mentiras.-
En un callejón amanece, unos niños juegan, cuando encuentran
el cuerpo inmóvil de Walf tendido sobre la calle.
2 comentarios:
Que mal suena todo esto. De hecho me suena horriblemente a Cyric, que quieres que te diga.
Lo que le faltaba a Waterdeep, un culto que recluta entre gente desesperada pero inocente para cometer sus fechorias. Muy astutos.
Malditos... Habrá que solucionarlo rapidamente.
Malos inteligentes, esos son los más peligrosos...
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