Una pequeña pero elegante biblioteca, hay una gran chimenea
encendida, delante en un cómodo sillón un anciano lee un enorme tomo. De pronto
en un lateral de la estancia brillan unas ligeras luces, y se forma un brillante
disco ovalado, del que surge una figura esqueletal ataviada con elegantísimas
ropas, aunque parecen muy antiguas, porta una antiquísima corona, parece un rey
de tiempos remotos salido de su mausoleo. El anciano no levanta la vista del
enorme libro, pero habla:
- Vaya, vaya, pero si es Lord Volkemort en persona. ¿A qué
debo este inesperado placer Milord?-
El tono parece algo irónico, especialmente al pronunciar la
palabra 'Lord'. Una voz fría, cadavérica resuena por la pequeña biblioteca:
- Aaanciaaanooo, hacía mucho tiempo que no teníamos una
entrevista, veréis he pasado algunos apuros, pero ya estoy algo mejor. He
encontrado lo que tanto tiempo lleváis buscando, y por lo que prometisteis un
buen intercambio.-
- Mmm, veamos, ¿qué has encontrado exactamente?-
- He encontrado un lugar donde hay inscritas unas antiguas
runas, exactamente iguales que las que me mostrasteis en ese antiguo brazalete
vuestro.-
El anciano cierra el libro, y se levanta despacio, el
interés brilla en sus ojos.
- ¿Habláis en serio Milord? Me interesa mucho esta
información.-
- Looooo, suponía Milord, pero ahora lo que yo quiero saber
es si tenéis lo que os pedí a cambio de esta pequeña investigación.-
- Puede que lo tenga, si la información es adecuada.-
La figura cadavérica se acerca al anciano, sin hacer a penas
ruido, y deposita un fajo de pergaminos en una pequeña mesa cercana a la
chimenea.
- Echad un vistazo, os aseguro que es bueno lo que he
conseguido, encontré las dichosas runas que no he conseguido descifrar, en un
gran bosque al sur de la ciudad que ahora llaman de los esplendores. Parecían
trazar un camino a un enorme árbol en ese bosque, pero estaba fuertemente
protegido por un grupo numeroso de druidas, lo que dificultaba mi labor sin un
enfrentamiento, así que no puede investigar el árbol con la atención adecuada.
Además al norte de ese bosque hay una orden de estúpidos caballeros que se
dedican a patrullar la zona y proteger al populacho, afortunadamente estaban
muy ocupados con una incursión de Gigantes, y no notaron mi presencia en ningún
momento. Tenéis todos los detalles de mi estudio en esos pergaminos. Creo que
mi parte es más que suficiente, ahora si no queréis que me irrite, será mejor
que cumpláis la vuestra.-
Una potentísima luz parece surgir del anciano, la figura
esqueletal retrocede rápidamente, baja sus huesudas manos, y aunque parece
imposible surge miedo de sus dos pupilas incandescentes. La voz del anciano se
transforma, parece una música grave, amable, pero al mismo tiempo autoritaria.
- Lord Volkemort, no
olvidéis la cortesía en ningún momento en mi presencia, detesto a las personas
mal educadas, y detesto las amenazas. No os tengo miedo, ni os lo tendré nunca,
¿Queda claro?.-
La figura esqueletal se incorpora lentamente, pues había
caído de rodillas, por el fuerte impacto de luz.
- Disculpad Milord, no pretendía ofenderos ni amenazaros,
simplemente es que llevo demasiado tiempo separado de mi más preciada
pertenencia y creo que si consigo lo que me prometisteis, podría recuperarla,
disculpad mis modales, son fruto de la ansiedad.-
El anciano retoma su tono suave y amable, la luz se apaga.
- Bien, bien, no pasa nada Milord, es comprensible.-
El anciano se acerca a una pequeña estantería, rebusca entre
varios tomos, y tras un ligero brillo aparece en sus manos un gran tomo, con
multitud de inscripciones y runas.
- Aquí está Lord Volkemort, la antigua sabiduría Zentarim
que tanto codiciáis. Es vuestro, pero os advierto, si la información que me
habéis dado no es la que busco, estaréis en deuda conmigo.-
- Siiii, Milord, por supuesto, pero os aseguro que la
información es la que necesitáis, he dedicado mucho tiempo a una adecuada
investigación.-
El anciano tiende el enorme tomo a la tenebrosa figura que
lo toma con avidez.
- Ahora si no os importa, os pediré que dejéis la
biblioteca, antes de que algún estúpido entre y os vea, dando la voz de
alarma.-
- Por supuesto Milord, ha sido un verdadero placer hacer
negocios con vos.-
La alta figura esqueletal hace unos rápidos gestos, un nuevo
disco ovalado se abre ante él, da un paso y desaparece en el óvalo. En su
superdotado intelecto se forman varias ideas a la vez, pero una se impone a las
demás:
- ¡Por fin, por fiiinnn, ja, ja, ja! Ese maldito elfo me
devolverá lo que es mío, y una vez que mi esencia me pertenezca de nuevo, ya
veremos que hago con él. Aunque he de reconocer que esas partidas de ajedrez me
agradan, pero creo que me agradará más ver como estalla en mil pedazos.-
Mientras tanto en la biblioteca, el anciano ojea los
pergaminos que quedaron en la pequeña mesa.
- Bien, bien, no tiene sentido, ¿cerca de la ciudad de los
esplendores? El viejo, siempre tan listo, siempre tan noble, siempre tan justo.
Maldito sea por la eternidad, pronto tomaré lo que siempre debió ser mío. Si
esta aberración ha hecho su trabajo, puede que esta vez si, puede que esta vez
encuentre a mi vieja amiga...-
1 comentario:
Uhhhh. Suena mal. Muy mal. ¿Quien demonios pone a un lich de rodillas?
No me gusta un pelo.
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