martes, 24 de diciembre de 2013

MIENTRAS LOS HÉROES VAGABAN POR AGLAROND

Una pequeña pero elegante biblioteca, hay una gran chimenea encendida, delante en un cómodo sillón un anciano lee un enorme tomo. De pronto en un lateral de la estancia brillan unas ligeras luces, y se forma un brillante disco ovalado, del que surge una figura esqueletal ataviada con elegantísimas ropas, aunque parecen muy antiguas, porta una antiquísima corona, parece un rey de tiempos remotos salido de su mausoleo. El anciano no levanta la vista del enorme libro, pero habla:

- Vaya, vaya, pero si es Lord Volkemort en persona. ¿A qué debo este inesperado placer Milord?-

El tono parece algo irónico, especialmente al pronunciar la palabra 'Lord'. Una voz fría, cadavérica resuena por la pequeña biblioteca:

- Aaanciaaanooo, hacía mucho tiempo que no teníamos una entrevista, veréis he pasado algunos apuros, pero ya estoy algo mejor. He encontrado lo que tanto tiempo lleváis buscando, y por lo que prometisteis un buen intercambio.-

- Mmm, veamos, ¿qué has encontrado exactamente?-

- He encontrado un lugar donde hay inscritas unas antiguas runas, exactamente iguales que las que me mostrasteis en ese antiguo brazalete vuestro.-

El anciano cierra el libro, y se levanta despacio, el interés brilla en sus ojos.

- ¿Habláis en serio Milord? Me interesa mucho esta información.-

- Looooo, suponía Milord, pero ahora lo que yo quiero saber es si tenéis lo que os pedí a cambio de esta pequeña investigación.-

- Puede que lo tenga, si la información es adecuada.-

La figura cadavérica se acerca al anciano, sin hacer a penas ruido, y deposita un fajo de pergaminos en una pequeña mesa cercana a la chimenea.

- Echad un vistazo, os aseguro que es bueno lo que he conseguido, encontré las dichosas runas que no he conseguido descifrar, en un gran bosque al sur de la ciudad que ahora llaman de los esplendores. Parecían trazar un camino a un enorme árbol en ese bosque, pero estaba fuertemente protegido por un grupo numeroso de druidas, lo que dificultaba mi labor sin un enfrentamiento, así que no puede investigar el árbol con la atención adecuada. Además al norte de ese bosque hay una orden de estúpidos caballeros que se dedican a patrullar la zona y proteger al populacho, afortunadamente estaban muy ocupados con una incursión de Gigantes, y no notaron mi presencia en ningún momento. Tenéis todos los detalles de mi estudio en esos pergaminos. Creo que mi parte es más que suficiente, ahora si no queréis que me irrite, será mejor que cumpláis la vuestra.-

Una potentísima luz parece surgir del anciano, la figura esqueletal retrocede rápidamente, baja sus huesudas manos, y aunque parece imposible surge miedo de sus dos pupilas incandescentes. La voz del anciano se transforma, parece una música grave, amable, pero al mismo tiempo autoritaria.

- Lord Volkemort, no olvidéis la cortesía en ningún momento en mi presencia, detesto a las personas mal educadas, y detesto las amenazas. No os tengo miedo, ni os lo tendré nunca, ¿Queda claro?.-

La figura esqueletal se incorpora lentamente, pues había caído de rodillas, por el fuerte impacto de luz.

- Disculpad Milord, no pretendía ofenderos ni amenazaros, simplemente es que llevo demasiado tiempo separado de mi más preciada pertenencia y creo que si consigo lo que me prometisteis, podría recuperarla, disculpad mis modales, son fruto de la ansiedad.-

El anciano retoma su tono suave y amable, la luz se apaga.

- Bien, bien, no pasa nada Milord, es comprensible.-

El anciano se acerca a una pequeña estantería, rebusca entre varios tomos, y tras un ligero brillo aparece en sus manos un gran tomo, con multitud de inscripciones y runas.

- Aquí está Lord Volkemort, la antigua sabiduría Zentarim que tanto codiciáis. Es vuestro, pero os advierto, si la información que me habéis dado no es la que busco, estaréis en deuda conmigo.-

- Siiii, Milord, por supuesto, pero os aseguro que la información es la que necesitáis, he dedicado mucho tiempo a una adecuada investigación.-

El anciano tiende el enorme tomo a la tenebrosa figura que lo toma con avidez.

- Ahora si no os importa, os pediré que dejéis la biblioteca, antes de que algún estúpido entre y os vea, dando la voz de alarma.-

- Por supuesto Milord, ha sido un verdadero placer hacer negocios con vos.-

La alta figura esqueletal hace unos rápidos gestos, un nuevo disco ovalado se abre ante él, da un paso y desaparece en el óvalo. En su superdotado intelecto se forman varias ideas a la vez, pero una se impone a las demás:

- ¡Por fin, por fiiinnn, ja, ja, ja! Ese maldito elfo me devolverá lo que es mío, y una vez que mi esencia me pertenezca de nuevo, ya veremos que hago con él. Aunque he de reconocer que esas partidas de ajedrez me agradan, pero creo que me agradará más ver como estalla en mil pedazos.-

Mientras tanto en la biblioteca, el anciano ojea los pergaminos que quedaron en la pequeña mesa.


- Bien, bien, no tiene sentido, ¿cerca de la ciudad de los esplendores? El viejo, siempre tan listo, siempre tan noble, siempre tan justo. Maldito sea por la eternidad, pronto tomaré lo que siempre debió ser mío. Si esta aberración ha hecho su trabajo, puede que esta vez si, puede que esta vez encuentre a mi vieja amiga...-

1 comentario:

Titoki dijo...

Uhhhh. Suena mal. Muy mal. ¿Quien demonios pone a un lich de rodillas?
No me gusta un pelo.