Un gran río, varias embarcaciones circulan en ambos
sentidos, una algo mayor atraca en un puerto, los pasajeros bajan, entre ellos
destaca un tipo atractivo, con un ligero amaneramiento, vestido con ropas de
noble que necesitan serios arreglos. Varios jóvenes se encargan de su equipaje
y su montura, porta una formidable espada. Un tipo gordo y grande se le acerca
nada más poner un pie en tierra:
- Milogd, ¿es usted Logd Cunningham?-
El cansado viajero le mira con cierto desprecio y responde:
- Ese es mi nombre siervo, ¿qué quieres?-
El hombre gordo le entrega una carta lacrada y desaparece
rápidamente.
Toma la carta, al mirar el lacre sus ojos se abren mucho,
empalidece ligeramente y la abre con cierto nerviosismo, comienza a leer...
- Señor, me han recomendado la taberna de la Flor Roja...-
Lord Cunningham levanta la vista, mira a su siervo, está
totalmente blanco.
-N...No, vamos al Arpa de Oro.-
- Pero Señor, es muy cara y nuestro monedero...-
La frase es cortada secamente, se oye un golpe, el muchacho
cae al suelo.
- No vuelvas a discutir lo que digo jovencito, tengo una
importante cita allí.-
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Unos suaves golpes en una puerta, una voz suave, encantadora
surge tras la puerta:
- Pasa Archie.-
- "Maldito sea, ¿cómo puede saber que soy yo?"-
Archie entra en la habitación con cautela, se trata de un
pequeño salón, elegante y acogedor. Una figura de espaldas mira a una chimenea,
sostiene una copa y se gira lentamente, su voz es suave, agradable, imposible
de ignorar:
- Sir Archivald Cunningham, por fin, me alegra mucho verte
de nuevo. Tengo una buena suma de oro con tu nombre, si tu tienes lo mío.-
- Milord, veréis, surgieron varios problemas inesperados,
aventureros descerebrados, la Iglesia de Anhur e incluso tres hermanos vuestros
aunque más bajitos y de piel más pálida...-
La elegante figura avanza unos pasos, con un ligero tintineo
metálico.
- ¿Hermanos míos dices? esa noticia es sumamente
desagradable, bien imagino que todo esto son excusas para decirme que no traes
mi encargo. Pero mi oferta sigue en pie.-
- Milord, estoy seguro que varios de esos aventureros
pasarán por aquí, debido a quién les guía, creo que se dirigen al pequeño país
de Lorindale. Conseguiré lo que me pedisteis, os lo juro.-
- No lo dudo Archie, el oro que te ofrezco restablecerá tu
posición, y podrás vivir cómodamente el resto de tus días. ¿pero quiénes son
esos aventureros? ¿Tienen lo que te pedí? Tampoco era un encargo tan difícil
para alguien de tus habilidades, un viaje largo si, pero no demasiado
complicado ¿no crees?-
- Si Milord, pero las cosas se complicaron. Se trata de un
grupo de aventureros, entre ellos destacan dos Perras, nada de que preocuparos,
una Norteña del este y una negra inmensa, creo que son ellas las que tienen
vuestro tesoro Milord.-
La esbelta y elegante figura parece estudiar a Archie unos
segundos, sus ojos brillan con fuerza en el poco iluminado salón, Archie
tiembla ligeramente.
- Estupendo Lord Cunningham, debo partir, hay asuntos
importantes pendientes al norte, te espero allí, y tu oro también te espera
allí.-
- No tardaré mi Señor.-
Archie se retira con miedo en los ojos y sin dar la espalda
a su interlocutor.
- Espera. Toma esto para imprevistos, así sabrás que no
hablo en vano.-
Lanza una bolsa que Archie toma en el aire y se retira.
Cierra la puerta con suavidad, pensando:
- 'Qué tipo más extraño, nunca había conocido un duende como
este, no me fío, pero esta bolsa es pesada y yo tengo muchos gastos,
prepararemos un recibimiento a esas perras y a quién las acompañe.'-
- ¡Gastón!-
- Mi Señor.-
- Pide una buena cena, habitación, cuida que no les falte de
nada a nuestras monturas, entérate si hay alguna partida interesante con nobles
a ser posible, en marcha, y para más tarde entérate cuál es el mejor burdel de
la ciudad, quiero compañía esta noche. Pronto cambiará mi suerte querido y eso
significa que también cambiará la tuya.-
- ¡Mi Señor, inmediatamente, si!-
El joven Gastón baja las escaleras de la elegante posada con
una gran sonrisa en la cara.
1 comentario:
Maldito noble pisaverde. Ademas de traidor y ladrón frustrado, conspirador. Y encima conspirando con un elfo gris (u oscuro, espero que no).
Mal rayo le parta.
Me parece que me voy a hacer un collar con sus orejas...
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