El Culto de la Mano Roja es un antiguo culto procedente de
las tierras del interior de Kadesh y que adora al “Dios Rojo”, un antiguo dios
procedente de los desiertos de las Tierras Rojas. Como es de esperar en
cualquier organización de fanáticos religiosos, los Cultistas de la Mano Roja
predican que su divinidad es el principal dios de Kadesh y que muchos de los
otros dioses adorados en el país son crueles, inicuos y perjudiciales, y que
por tanto la suya debería ser la fe principal, y los gobernantes deberían
postrarse ante el Dios Rojo y jurarle sometimiento.
El culto ha estado activo durante siglos en las tierras
fronterizas, pero en los últimos tiempos se ha infiltrado con fuerza en las
tierras de los valles e incluso en las ciudades costeras, reclutando nuevos
adeptos y utilizando con astucia el descontento de la población con sus
gobernantes y la presencia de potencias extranjeras en los asuntos y el
gobierno de las diversas ciudades-estado como propaganda para justificar y
defender sus atrocidades.
Desde la aparición del denominado “Profeta Velado” y sus
incendiaros discursos, el culto ha entrado en una espiral de violencia y
asesinatos que han aterrorizado buena parte del Este del país. Hasta tal punto
de terror se ha llegado, que los gobernantes de varias ciudades ya no se
atreven a salir de palacio y han contratado grandes cantidades de mercenarios
(comprometiendo las finanzas de sus ciudades) para garantizar no ya su trono,
si no sus propias vidas. Pese a ello, varios han caído ya bajo los puñales del
culto.
Aunque se ha intentado erradicar el culto con gran energía,
su propia estructura hace su destrucción muy difícil: en las tierras costeras el
culto opera en estructuras cedulares con muy poco contacto entre ellas, y por
tanto la captura de un grupo no compromete a otros grupos cercanos. Además, los
cultistas son fanáticos y normalmente prefieren la muerte antes que dejarse
capturar con vida y así poder delatar a sus compañeros.
Los asesinos de la Mano Roja parecen capaces de infiltrarse
con facilidad en pueblos, ciudades, palacios y fortalezas, y realizar su
sangrienta tarea con rapidez y eficacia.
Se sabe que cuando realizan sus matanzas se tiñen las
manos, o bien con polvo rojo o bien con la propia sangre de sus víctimas.
La situación en el interior del país es si cabe aun peor,
ya que el culto no opera solo mediante asesinos, si no que dispone de bandas
armadas numerosas que pueden llegar a atacar aldeas y pequeñas poblaciones. El
temeroso pueblo de Kadesh murmura que sus fanáticos cultistas han exterminado
aldeas enteras por el mero hecho de que sus habitantes adorasen a otra
divinidad que no era de su agrado, o sencillamente como sacrifico a su
sangriento dios.
Los asesinos de la
Mano Roja son capaces de infiltrarse en casi cualquier lugar, lo que ha llevado
al pánico a buena parte del país.
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