domingo, 7 de octubre de 2012

Miedo a la oscuridad

"Andar en la oscuridad es complicado y peligroso pero no por ello hay que quedarse quieto"
La vieja mujer hablaba para ella misma, caminando a paso lento pero constante por el sendero que conducía a la antigua abadía.

Sus pasos cansados llegaron hasta los pies de la colina donde hacía tantos años se erigía el convento de Nuestro Señor de la Piedad.  Una joven se había sentado en uno de los semiderruídos muros y comía alegremente una manzana cuando reparó en ella.

"Señora...  Venga, siéntese aquí.  ¿Le apetece una manzana?  Las acabo de coger, están frescas."

La anciana siguió la voz y se abrió paso por el viejo sendero hasta la joven.

"Gracias, amable muchacha.  Mi nombre es Kim Laverne."
"Lo sé. Lo sé todo sobre ti, Kim.  Sé que la caída del monasterio te pilló con pocos años, unos quince.  Sé que decidiste seguir con tu misión de amor al prójimo con un prójimo muy concreto."
"No me juzgues, jovencita.  Yo no sabía nada de quién era ni lo que haría después.  Es más, mientras estuvo conmigo me trató con dignidad y respeto.  Por supuesto no coincidíamos en nuestra visión del mundo, pero yo siempre pensé que podría hacerle cambiar de opinión."
"Pues te equivocaste..."
"Sí, pero no me arrepiento.  Los años con Jack fueron los mejores de mi vida.  Cuando se fue yo estaba ya encinta.  La noticia de su muerte me la comunicaron tras el nacimiento de mi pobre niño.  Casi no lo supero, pero el Señor me prestó fuerzas para sobreponerme"
"Y claro, tu hijo creció, y tuvo curiosidad."
"¿Cómo no iba a tenerla? Yo apenas le hablaba de su padre. No me dejaban. Tampoco sabía que su padre le había dejado en herencia su don y su conocimiento.  Cuando me enteré de lo que hacía ya era demasiado tarde.  Le dije que no quería verle estropear su vida como su padre"
"Irónicamente, te dejó ciega y así no tuviste que verlo"
"Siempre tuvo un sentido muy retorcido de la venganza. Incluso así lo eché de casa.  ¿Cómo podía yo saber que se convertiría en el ser que aterrorizaría la comarca?  Pobres muchachos, y pobre hijo mío"
"Pudiste denunciarlo"
"Sí, pero no lo hice. Una madre nunca denunciaría a su hijo..."
"Faltaste a tus votos"
"Sí, y mis votos me faltaron a mí, jovencita.  A mí me obligaron a tomar esos votos.  Yo nunca quise ser monja, y en la primera oportunidad que tuve los dejé y emprendí una vida distinta.  Creo que igual de piadosa y digna, pero distinta"
"Está bien, Kim. No te preocupes.  No te queda demasiado tiempo para preocuparte."
"Yo también lo noto. La vida me abandona lentamente.  Parece que has venido aquí a por algo.  ¿Qué buscas exactamente, jovencita?"
"Una historia. Tu historia.  ¿Me la contarás?"
"Si me da tiempo, sí.  Todo comenzó en los oscuros días de la guerra...  yo tenía quince años, el convento se venía abajo, y él tenía la sonrisa más maravillosa que jamás podrías imaginar..."

Horas más tarde, la joven escribiría toda la historia de memoria.  Quizás fantasearía un poco aquí y allí.  Tal vez algunos detalles serían imprecisos, pero en esencia todo estaba allí.  Había escuchado a la vieja Kim hablar durante horas, sólo interrumpiéndola para reconducirla cuando divagaba más de la cuenta.  Con esta historia se presentó en el Consejo más adelante.

"¿Qué se ha hecho de Jenna Miller?"
"¿La comadrona?  Ha sido entregada a las autoridades.  Creo que le caerán años de galeras.  No lo soportará..."
"¿Y la vieja Kim Laverne?"
"Ha muerto, señor.  Aquí traigo su historia para archivarla."
"Una vida muy larga, la de esa señora.  Algo de sangre élfica, sin duda..."
"Sí, señor.  Era una semielfa aunque apenas se hubiera dicho según actuaba y vestía"
"Una pena no haber podido involucrar a los Parker en la trama"
"No hemos podido probar nada.  Lo único que sabemos es que Karen Parker es seguidora de Loviatar, pero eso no la implica directamente en los hechos.  Por supuesto ya me he encargado de difundir algunos rumores inquietantes.  Si está implicada, mantendrá un perfil bajo el resto de sus días por temor a ser descubierta"
"Excelente, jovencita.  ¿Algo más?"
"Sí, milord.  Tengo dos preguntas.  La primera es si puedo quedarme con este caramillo que perteneció a Kim Laverne.  Es un instrumento tosco pero interensante.  Es el mismo que utilizó para atraer a aquellas aventureras al cementerio de Merryville"
"Ningún problema, quédatelo.  ¿La segunda?"
"Sí, milord. ¿Cómo pudo Kim Laverne, ciega como era, llegar hasta la antigua abadía por sus medios?"
"Creo que sabes la respuesta a esa pregunta, joven Shel"
"Tengo mis sospechas. Además del caramillo, Kim me dió este prendedor.  ¿Significa que ahora es mío también?"
"Obviamente.  Llévalo con orgullo, con discreción o como quieras llevarlo.  No olvides lo que significa."
"No lo haré, milord."
Mientras Shel Trodler guardaba el caramillo en su bolsa, su superior añadió
"... Y bienvenida a la Hermandad".

Mientras Shel se alejaba del Consejo, decidió ponerse el prendedor en la capa.  El sol del atardecer arranco algunos brillos y reflejos en la pulida superficie plateada con forma de arpa...

5 comentarios:

DSR dijo...

Aaaarggghhhh arperos! Puajjj, sucios conspiradores! Perros, que manía que les tengo, van de buenecitos pero siempre manejando los hilos por detrás!!! Bueno la Gordi mientras le reporte beneficios no creo que tuviera reparos en colaborar con ellos de vez en cuando...Ahora entiendo mejor qué estaba pasando...
Mu bueno!

Titoki dijo...

Pese a que andaba medio dormido en algunas fases de la partida, creo que me entero. Lo unico es que no recuerdo quien era exactamente la manipuladora arpera. ¿Fue la que hablo a la Gordi de los vinos y la mando para alli?
Condenados arperos.
Gran relato

Jota dijo...

No, en realidad los arperos no manipularon al inicio. La decisión de hacer negocios con el vino de Merryville era fortuita. Sólo aprovecharon que cierta persona influyente y con muchos recursos pasaba por allí para ejecutar un plan que llevaba a la espera un tiempo.

Kim Laverne sí que os manipuló, pero sólo picando vuestra curiosidad y tocando el caramillo en el cementerio, eso sí que fue obra suya.. Cuando os "vio" luchar contra los necrófagos, supo que su trabajo estaba hecho y volvió a la taberna, para esperaros e inquietaros un poco más.

En realidad no os empujó a hacer nada que no hubiérais hecho de todos modos, por vuestro carácter y alineamiento. Sólo puso un poco en marcha las cosas.

De momento vosotras no tenéis ni idea de que habéis sido peones en la trama arpera. Más adelante, quizás, se darán a conocer. Al fin y al cabo ninguna de vosotras es realmente "carne de arpero", así que ¿por qué revelar lo que no hace falta?

Titoki dijo...

Mira que simpatica la viejecita: Empujando a dos pobres viajeras que no conoce de nada en manos de los necrofagos. Pues anda, que si no llegan a ser peleones los personajes (y creo que la vieja no tenia confirmacion alguna de que lo fuesen), acaban en las tripas de esos bichos por culpa de los tejemanejes de los listillos de los arperos.
Mal rayo les parta.

Jota dijo...

Llorica! Claro que sabía que no érais viajeras indefensas. ¿O te crees que una noble sembita que ha salido de muchos atolladeros con magia y una tipa que reparte galletas con un palo extensible como la que barre el portal de su casita (tralará tralarita) iban a pasar desapercibidas?