miércoles, 24 de octubre de 2012

Las Dos Caras de la Moneda

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA.. .
 
-Amplentur tenebrus! – Convocó una profunda voz en tonos estentoreos, utilizando la arcana legua de Netheril, olvidada eones ha, salvo por unos pocos iniciados.
-Amplentur tenebrus!- Contesto el coro como un solo individuo. Su respuesta produjo extraordinarios ecos en la subterránea sala. Los doce encapuchados se movieron inquietos y observaron la colosal caverna, con sus columnas basalticas y las fallas naturales que conducían a abismos insondables, de las cuales manaban malsanas bocanadas de nocivos gases y azufre, y ocasionalmente, llamas.
- Amplentur tenebrus. Execratio bonus, execratio vita, execratio deii! - invocó el encapuchado presidente del aquelarre. Portaba una máscara que simbolizaba un cráneo de macho cabrío, adornada con runas y glifos, representativos de un mal absoluto y primigenio.
- Amplentur tenebrus. Execratio bonus, execratio vita, execratio deii! –contesto nuevamente el coro. El presidente agarró un retorcido cuchillo de bronce y se inclinó sobre un altar, donde una figura se retorcía aterrorizada.
-Amplentur tenebrus! Execratio bonus, execratio vita, execratio deii! Daemonius convoco, ad abiecto sanguinus sacrificium in terram, aperio portam dimensionalis ad reapse!- exclamó triunfal en enmascarado.
-Amplentur tenebrus! Execratio bonus, execratio vita, execratio deii! Daemonius convoco, ad abiecto sanguinus sacrificium in terram, aperio portam dimensionalis ad reapse! – con esta contestación, el brujo hundió brutalmente el cuchillo en la víctima y rajo buena parte del torso. La sangre corrió con rapidez sobrenatural por los canalillos del altar, goteando sobre un brasero de hierro negro; al caer sobre las llamas, estas adquirieron un tono mas rojo aún, y dieron una sensación de corrupción y viscosidad. Una espesa columna de humo se elevó del brasero.
-¡Ah!
Con un suspiro de exaltación, los cultistas se acercaron lentamente al brasero, observando detenidamente los extraños vapores que se elevaban de forma poco natural; todos menos el brujo, que movió imperceptiblemente la cabeza para mirar el brasero, y no la columna de humo.
 
Súbitamente, con un destello, el humo se abrió para mostrar una imagen de locura, donde ángulos geométricos imposibles se alternaban con cascadas de colores nauseabundos, mostrando una imagen de un paisaje de perdición tal que dos de los cultistas cayeron desmayados, y otro más perdió de tal manera el juicio que, profiriendo aullidos lastimeros y arañándose los ojos, se arrojó a una de las ardientes simas. El resto apartó raudo la mirada, con lo que no pudieron percibir en toda su gloria la grotesca y difusa sombra que cruzó rauda la apertura y se instaló en la oscuridad al otro lado del altar. La sala se llenó de su maligna presencia, y todos sintieron el equivalente a arañazos en sus psiques, mientras la demoniaca entidad tanteaba sus mentes y sus almas.
-¡Mi señor!- Exclamo sorprendido el brujo. Jamás antes entidad alguna había cruzado el portal, conformándose sus oscuros amos con arrebatar el alma y la fuerza vital de los sacrificios a través de la fisura.
La demoniaca presencia fijó en el su atención, y durante un momento algo repugnante y opresivo inundó su mente, aplastándola hasta el punto que creyó morir. Afortunadamente, la criatura percibió el daño que causaba y se retiró apresuradamente, sí bien con cierta reticencia. Dos infernales puntos de luz brillaron en las tinieblas, y un tenue resplandor ilumino lo que bien podría ser una monstruosa dentadura sonriente, con colmillos del tamaño de dagas. La mirada del ser se fijó en el cadáver del altar durante un momento, y este emitió un gorgoteo nauseabundo, abrió la boca y articuló sonidos, como si intentase hablar, pese a que la puñalada le había afectado, sin duda alguna, los pulmones.
 
-Utilizaré el sacrificio para comunicarme- barbotó el cuerpo, arrojando esputos de sangre- Los mortales no estáis mentalmente capacitados para una satisfactoria transferencia mental.
-¡Mi señor, cuanto honor! ¿A que debo la augusta presencia de su excelencia?- balbució el brujo. Le inquietaba la presencia del ser, con lo que demostraba un notable sentido común que solía estar ausente en los típicos cultistas.
-He entrado en este nauseabundo plano existencial cumpliendo los requisitos de NUESTRO SEÑOR – comunico con voz nasal el cadáver. – Desea algo de este mundo, y tu lo obtendrás para nosotros. Durante mucho tiempo te has beneficiado de los dones y enseñanzas de NUESTRO SEÑOR, así como del poder que te otorga, incrementando tus insignificantes capacidades mágicas hasta cotas que jamás habrías podido soñar... Ahora habrás de prestar algo más que los acostumbrados sacrificios... Pero no te inquietes, si cumples, tu recompensa será grande. NUESTRO SEÑOR es generoso con los que le sirven bien... ¡Pero no soporta el fracaso!
-Claro, claro..- tartamudeó el asombrado brujo- ¿y que desea el Exaltado?
Cuatro gemas levitaron fuera de la oscuridad y adoptaron una forma vagamente cuadrilátera. Con un destello una imagen se mostró entre las gemas: unas pequeñas figuras se movían en ella. La visión amplió una por una las figuras de la imagen, y se desvaneció.
- Habrás de encontrar a estos individuos – anuncio la desagradable voz del cadáver – y traerlos a mi presencia. Preferentemente vivos. Ellos tienen una deuda con NUESTRO SEÑOR. Y EL no olvida sus deudas. Jamás.
El brujo reprimió una creciente sensación de triunfo.
-Será difícil encontrarlos Señor, solo con la descripción de esas difusas imágenes.
Los ojos del engendro se posaron pensativos en el brujo, y este se tambaleó repentinamente, agobiado y torturado, sintiendo como su psique era violada de forma brutal, y una mente fría y poderosa la analizaba capa por capa.
¿Crees que no puedo sondear tu mente y pelarla como si fuera una cebolla?, patético mortal. Noto tu euforia, y tus insignificantes  pensamientos centrándose ya en la recompensa a tu triunfo... No creo que te cueste tanto encontrarlos. Pero me hace gracia tu codicia y materialismo, por eso me olvidare tus patéticos intentos de engaño. Tráeme a esos individuos y tu recompensa será grande. Fracasa, y desearas la muerte durante mil años; te lo aseguro.
El brujo calló de hinojos, temblando y babeando. Los malignos orbes se posaron en él con gozo.
-Te daré una ayuda para tu búsqueda – anunció la voz estropajosa del cadáver. Si fuese posible, el brujo hubiese jurado que con un tono burlón. – Así mismo te será un recordatorio de la urgencia de tu misión.
Una figura fantasmagórica surgió del portal y se precipitó sobre el cadáver, introduciéndose en él. Durante un momento, la piel se cuarteó, la carne se pudrió a un ritmo grotesco, y el cuerpo entero se hinchó y burbujeo, como si fuese incapaz de contener lo que había entrado en él y fuese a reventar. Pero fue solo un momento. Acto seguido sus heridas se cerraron, la sangre desapareció, y se levantó con un aspecto inquietantemente saludable. Solo su fría y burlona mirada denotaba que había algo antinatural en él.
Llevateló. Esta a tu servicio. Utilízalo como veas apropiado para encontrarlos. Date prisa. Parte ya. Ah, yo permaneceré aquí, en compañía de estos alegres muchachos que has reunido para tu aquelarre. Creo que me divertiré un rato enseñándoles la sabiduría de los inmortales... Y haciéndoles más aptos para mi servicio.
 
Con un estremecimiento y una reverencia el brujo se acercó al reanimado, y tocándole, musitó una palabra. Instantes después ya no estaba en una caverna, sino en una habitación elegantemente amueblada. Despojándose de su vestimenta ritual y poniéndose en su lugar elegantes ropas que llevaban bordadas un escudo bastante conocido, el individuo sonrió. Se acercó al aparador, y revolviendo entre los pergaminos, sacó uno en el que figuraba un retrato, una somera descripción, un nombre y varias indicaciones más.
- No. No creo que me sea muy difícil dar con ellos. Al menos con algunos...

1 comentario:

DSR dijo...

Miediiiitoooo!!! Madre de Dios, que gentes más simpáticas empiezan a rondar a algunos de nuestros PJs, y no sé por qué me da que sé a quienes puede ser...Mu bueno! Aunque pelín sádico y tenebroso te ha salido...