lunes, 2 de abril de 2012

Vivo, estoy vivo!

Amanece en el desierto, una figura renqueante avanza paso a paso, casi desfallecida. Se trata de un hombre marcado con terribles quemaduras por el sol, está casi muerto por el hambre y la sed, pero ha logrado llegar a un pequeño enclave en el que ondea una bandera negra con una Z.
Llega a las puertas y cae rendido, dos soldados lo miran con desprecio, pero este consigue gemir:
- Por la llama negra,...abrid el paso...-Acto seguido queda inconsciente. Los guardias se miran entre si dubitativos, y deciden no arriesgarse, el santo y seña es correcto, lo trasladan al interior donde rápidamente un clérigo lo atiende. Pasan unos días, el humano se debate entre la vida y la muerte con terribles fiebres, el clérigo emplea todas sus artes curativas junto con las de un hechicero que está en el campamento, finalmente el hombre despierta algo aturdido.
-Los mataré! Los mataré a los dos!-
-Vamos, vamos calma, cuéntanos que ocurrió.- Le responde suavemente el hechicero.
-Comencé un ataque con esos estúpidos hobgoblins, pretendíamos hacernos con una caravana, parece que de beduinos, bien cargados, pero dos extraños personajes se interpusieron, una hechicera humana atractiva y un clérigo, creo que del señor de la luz, aunque no estoy muy seguro. Destruyeron o hicieron huir a los hobgoblins, y tras paralizarme con hechizos, me dejaron con un odre de agua y unos restos de comida para que el desierto diera cuenta de mi. Mi señor creo que esa caravana debía portar algo importante para estar tan fuertemente protegida. Yo diría que eran dos mercenarios de tierras del este, adversarios de gran poder.-
El hechicero clava unos ojos fríos en él, mientras piensa en lo que le ha contado...
- Bien, bien, por lo que dices sin duda esa caravana debía tener algo interesante, y sin duda fuera de nuestros permisos. Este tipo de acciones debilitan nuestra posición en Anauroch, y eso es algo que no podemos tolerar. Recupera fuerzas, si es que te quedan, se te asignará un contingente de verdad y no esos pieles verdes. Investigarás a esos dos mercenarios a ver qué es lo que hacen aquí, si es necesario acabarás con ellos, aunque preferiría que me los trajeras vivos para interrogarlos yo mismo, con..., digamos, sutileza. Descansa, dentro de unos días te presentaremos a tus hombres, y procura no fallar en esto sargento, o te aseguro que la próxima vez preferirás pasar más tiempo en el desierto que esta.-
El hechicero deja la tienda, dejando al soldado solo con sus pensamientos.
-Malditos sean, los encontraré, vaya si los encontraré, pero este estúpido hechicero no me dirá lo que hacer con ellos, quiero que lo pasen tan bien como yo, les dejaré desnudos en el desierto, con la misma cortesía que ellos a mi, un poco de agua y unas tiras de carne salada, veremos como quedan esas caras tan blanquitas después de unos días al sol...-

2 comentarios:

Jota dijo...

Oooops! Igual no fue una buena idea dejarlo vivo, pero chico, a mí una ejecución como que me estropeaba el día

DSR dijo...

Siempre da más juego dejarlos vivos, mola lo de tener enemigos que te la quieran jugar. Y no sé cómo os las apañais, pero a mis pobres malos supervivientes siempre los humillais, robais y dejais hechos una verdadera piltrafa, aún me acuerdo del pobre 'lechoso' al que además de machacar os quedasteis tan contentos con su torre...