La IV Centuria, II
Manipulo, Cohorte "Rapax" de Empirea
Cohorte penal
Tipo: Tropas regulares penales veteranas empireanas
(guerreros nivel 2-3)
Clases de Tropas: Infantería media/ligera empireana
(Hastati)
Escudo: Escorpión negro con el aguijón a punto de atacar sobre un fondo verde.
Origen: Empirea, reclutados en todo el imperio.
La V cohorte “Rapax” es una cohorte de legionarios que
se nutre de soldados condenados a lo largo y ancho de toda Empirea ya sea entre
ciudadanos o mercenarios al servicio del Imperio; es una cohorte penal, y una de
las unidades de peor fama de todo Empirea. No es una cohorte asignada a una legión estable del Imperio, aunque históricamente perteneció a la largamente disuelta XIII legión. Careciendo de una legión en la cual encuadrarse, la Rapax ha sido utilizada en legiones creadas para campañas concretas o en solitario en diversas misiones.
Como la mayor parte de cohortes legionarias, la Cohorte Rapax cuenta - teóricamente - con 480 legionarios y se compone de 3 Manipulos (160 soldados cada uno); cada Manipulo cuales cuenta con 2 centurias de legionarios (80 soldados cada una). En realidad el número de soldados suele ser inferior, ya que las bajas tardan algún tiempo en cubrirse. Así mismo, la cohorte Rapax tiene pocos criados o esclavos asignados, de modo que suelen ser los propios legionarios los encargados de muchas tareas serviles.
Cada centuria está al mando de un centurión, y la cohorte en su conjunto se encuentra bajo el mando de un centurión Pilus Prior, que manda la I Centuria.
Aunque eficiente y letal en el campo de batalla, la Rapax
es un engorro para la reputación del Ejército Empireano, y por buenos motivos
ya que el sobrenombre de “Rapax” no le fue otorgado por nada. Incluso entre los
fríos Empireanos es considerada despiadada, sanguinaria, cruel y rapaz. Para
esta unidad ninguna táctica es deshonrosa si permite la victoria, y después de
la victoria siguen los saqueos y los botines, puesto que la finalidad última de
la guerra son los beneficios; así de sencillo.
La historia de la Rapax es una larga serie de matanzas, saqueos
y actos despreciables y llenos de ejemplos de conductas deshonrosas. Uno de los
más engorrosos fue cuando la ciudad Hymeria de Aglabrio se rindió al ejército que la sitiaba y negoció los términos de la rendición. La Rapax, que por aquel entonces formaba parte de la legión VIII (creada para esa campaña en concreto), ignoró estos acuerdos y entró en la ciudad
a saco. Durante toda una noche saqueo, destrozó y violó la ciudad y a sus ciudadanos,
hasta que otras unidades de la VIII lograron contener su violencia.
La unidad también se ha amotinado varias veces a lo largo
de su historia, y ha sufrido numerosos castigos, entre ellos - en al menos tres
ocasiones - una Decimatio. En otra ocasión, un airado pro-consul
ordenó a una centuria pretoriana a su cargo el aniquilar por completo a una centuria de la Rapax especialmente rebelde, como lección a toda la unidad.
Como la unidad se considera una vergüenza para la
reputación de Empirea pero aún es un activo útil, se ha decidido no disolver la cohorte, pero por seguridad no suele operar en su conjunto. Por lo tanto la Rapax
ha sido dividida en pequeñas unidades (generalmente manipulos, pero en ocasiones
incluso centurias) las cuales han sido enviadas por separado a diversos frentes
– generalmente los peores y más peligrosos – en los cuales se las emplea para
aterrorizar y destruir al oponente, pero de una forma más controlada que si
actuase la cohorte en su conjunto.
La mayor parte de unidades de la Rapax han sido enviados al
Limes Septentrionalis, para luchar contra los feroces Keltoi o los organizados
Thrax, mediante turbias operaciones y sangrientas incursiones, ya que nadie en el senado de Empirea va a enterarse de esas masacres acaecidas en tan remota y barbárica frontera, y aún si lo hiciesen no protestaran formalmente. Sin embargo varias
unidades han sido enviadas a otros lugares a lo largo y ancho de las problemáticas fronteras de Empirea. La mayor parte de oficiales y legionarios no se alegran precisamente de ver aparecer a los Rapax en sus regiones, no solo por lo problemáticos que son y su mala reputación, si no porque su presencia implica que alguien en las altas esferas ha decidido que se trata de una zona problemática que requiere de una extrema brutalidad, o se prevé alguna grave amenaza.
La IV Centuria del II Manipulo de la V Cohorte es una de
esas unidades destinadas lejos de la actual base de operaciones de la XIII.
Oficialmente se encuentra en una extendía misión de reconocimiento e incursión
en las peligrosos Montes Taurianos, y no se espera que vuelva a sus cuarteles
de Limia Minor en meses – si es que vuelve siquiera, ya que las bestias de los Taurianos se deshacen de los intrusos a un ritmo endiablado –. Sin embargo, la realidad
es muy distinta. Utilizando sus influencias y contactos, un ambicioso senador ha arreglado su traslado en secreto a las lejanas
tierras de Kadesh, aparentemente con el objetivo de sembrar el caos en el país
y abrir las puertas a una posible intervención Empireana.
Es muy probable que dicho traslado no haya sido siquiera
autorizado por el Senado Empireano y se trate de una maniobra particular de ese
senador, aunque con las turbias políticas del Senado uno nunca puede
estar seguro de nada sin comprobar las actas detenidamente.
Como la mayor parte de la Rapax, la IV centuria está
compuesta por legionarios regulares medios/ligeros del tipo Hastati, entrenados
para combatir en formación cerrada en las líneas frontales e intermedias de una
línea de batalla a nivel de legión, pero también de desarrollar formaciones más
abiertas o incluso combates sin formación en plan escaramucero.
A diferencia de otros Hastati (que son reclutados para campañas específicas y a menudo deben pagarse su propio equipo), estos soldados han sido dotados de armamento y equipo estandarizado procedente de los arsenales estatales y que es funcional y sencillo, pero nada elegante.
Los Rapax están equipados con ligeros escudos de madera laminada, más pequeños
y ligeros que los clásicos escudos del tipo scutum empleados por la mayor parte de legionarios Empireanos. Cada soldado está protegido por una gastada túnica de malla ligera del tipo
Lorica Hamata - que en el caso de los oficiales puede tratarse de una coraza de escamas de bronce (lorica scamatii) - y un sencillo yelmo cónico de bronce del tipo Montefortino. Su
armamento se compone de las letales jabalinas del tipo Pilum y espadas cortas (gladius) y anchas dagas (puglio). Algunos soldados veteranos también poseen armas personales más
exóticas (generalmente trofeos de guerra). Aunque esta costumbre va en contra de los reglamentos del ejército, en la Rapax nadie se molesta en ejecutar órdenes superfluas.
Los únicos adornos que llevan los soldados son el símbolo de la unidad en el escudo y si acaso penachos de plumas o crin de caballo en lo alto de sus yelmos. Casi ninguno lleva condecoración alguna.
Pese a nutrirse de la hez de las legiones empireanas y
aglutinar en sus filas a los peores legionarios imaginables - que por uno u otro motivo han evitado penas de muerte por condenas y sanciones graves (generalmente por robo, asesinato, amotinamiento y delitos similares) -, estos soldados son en su mayor parte tropas veteranas, y son capaces de luchar con la disciplina y la sangre fría
que caracteriza a las Legiones. Favorecen el combate cuerpo a cuerpo y las
técnicas de choque frontal, pero los Rapax sacan igualmente provecho de las
emboscadas, golpes de mano y ataques sorpresa que otras unidades desprecian por
poco honrosas.
La Rapax no posee ninguna de las idiosincrasias o
particularidades regionales de otras unidades Empireanas ya que sus miembros no
han sido reclutados en una región en particular, pudiendo provenir de cualquier otra unidad (y por tanto región) de Empirea.
Los miembros de la Rapax rara vez sienten una especial camaradería por sus compañeros,
pensado más en su pellejo y beneficio que en el bienestar de estos. Les motiva el ansia de botín y el miedo a sus oficiales más que la lealtad a compañeros y unidad. Sin ninguna duda muchos se plantearían desertar si no tuviesen un miedo supersticioso a quebrantar su juramento (sacramentum), al castigo a desertores reincidentes (crucifixión), o a las graves consecuencias de pérdida de honor y estatus para sus familias. Esta total falta de compañerismo y orgullo corporativo es
probablemente la mayor debilidad de la unidad.
Como se trata de tropas prescindibles, la Rapax nunca ha recibido ropas de primera o armaduras y armas especialmente ornamentadas (y el mantenimiento de las recibidas suele estar bajo mínimos) de modo que - a diferencia de otras unidades - el típico soldado de la Rapax posee un aspecto generalmente desaliñado, y más parece un bandido o mercenario venido a menos que un orgulloso legionario de Empirea.
La IV Centuria del II Manipulo está dirigida
por el Centurión Decimus Appuleius, un veterano perteneciente a una
familia de la II Clase que ha servido en las legiones durante más de cinco
generaciones.
Decimus Appuleius fue condenado a servir en la Rapax tras
un oscuro incidente que implicó la pérdida de casi una centuria de la orgullosa Legión III (una de las legiones consulares permanentes) y una agresión a un presuntuoso pero influyente tribuno.
La familia del tribuno
se las arreglo para que Decimus Appuleius fuese juzgado como responsable de la
pérdida de la unidad, de cobardía en el campo de batalla y de agresión a un
oficial superior. Faltos de oficiales expertos, el tribunal militar decidió
imponer la pena de servicios en la Rapax en lugar de la muerte - por decapitación o lapidación - de modo que el centurión salvó la vida pero quedó deshonrado
y prisionero en un infierno del cual es muy difícil escapar salvo
mediante la muerte en servicio o la redención por algún acto excepcionalmente
heroico.
Desde su toma de mando de la IV Centuria, Decimus Appuleius
la ha convertido en una eficiente máquina militar, donde se obedecen sus
órdenes sin chistar y, si bien no se le ama, al menos si se le respeta y se le
teme. Muchos de sus soldados le son completamente fieles, puesto que ven que a
diferencia de otros oficiales. Para Decimus sus soldados no son meramente
carne de cañón, si no subordinados de los cuales él es el responsable.
Otros miembros de su centuria no le son tan fieles, pero le temen demasiado
como para desobedecerle.
La IV Centuria del II Manipulo
de la Cohorte Rapax (antiguamente de la XIII Legión) es una fría y eficiente máquina militar
caracterizada por su crueldad y el poco valor que otorgan a la vida ajena. Son capaces de los peores crímenes o las más crueles matanzas con tal de terminar rápido su misión u obtener un buen botín.